Acto de Memoria Activa a 20 años del atentado

AMIA: No nos falta memoria, nos falta justicia

Con la consigna “No nos falta memoria. Nos falta justicia”, Memoria Activa conmemoró el vigésimo aniversario del atentado a la AMIA frente al Palacio de Tribunales. El acto contó con la presencia de Madres de Plaza de Mayo y la participación del periodista Raúl Kollmann; el titular de Red Solidaria, Juan Carr; el psicoanalista Natan Sonis; la dirigente de la agrupación Diana Malamud; y en el cierre la cantante Sandra Mihanovich.
Compartimos los discursos de Natan Sonis y Diana Malamud, quienes desde dos miradas diferentes reflexionaron sobre la memoria y reiteraron el reclamo de justicia para todos los responsables del atentado y su posterior encubrimiento.

Discurso del Lic. Natan Sonis
Quisiera compartir algunas reflexiones que me ocupan, son pensamientos surgidos desde mi identidad de psicólogo cuando veo que ya transcurrieron 20 años desde el atentado. Y busqué la palabra que no diga pasaron 20 años, ya que no pasaron, están pasando y están pesando y necesitan pensarse.
En mi formación de psicólogo me enseñaron muchas cosas útiles para poder colaborar en aliviar el sufrimiento, pensar en lo que sucede es una de ellas y así encuentro que algunos aprendizajes no colaboran. Confieso: estoy confundido.
Por ejemplo: me enseñaron que un asunto central para la psicología es atender los duelos, es decir el dolor, el sufrimiento por las pérdidas.
Y aprendí que duelo alude a temporalidad. Se lo describe como un proceso en un tiempo. Dicen los textos que un duelo se elabora con la ayuda ineludible del  paso del tiempo.
Aprendí entonces que es necesario transitar un período para que este duelo vaya siendo metabolizado.
Incluso en las enseñanzas judías hay una frase que  acompaña perfectamente esa idea y que escuché en boca de un rabino con mucha sabiduría, Daniel Goldman que mencionó cierta vez: “lo que hace el tiempo no lo hace el hombre”.
¿Y qué sucede cuando el tiempo que transcurre,  no solo no contribuye a aliviar sino que en cada vuelta suma más pesares?  Ya sea porque cada año la causa de la Amia se riega con falsas pistas o la direccionan intereses políticos, proponiendo guías a una investigación para que arribe a destinos oportunistas y así se descarten otras posibilidades.
¿Qué hacemos con el duelo?
Ya no podemos esperar confiados en la ayuda del tiempo.
¡Estamos a 20 años!  Y vale decir que tampoco es cierto que 20 años no es nada como dice el tango, 20 años debería ser un lapso más que considerable para elaborar un duelo. ¿Cómo? : Esclareciendo el atentado.
¿Qué sucede en cambio? Sucede que no deja de haber aniversario en que nuevos pesares se sumen. ¿Cómo se puede elaborar en estas condiciones?
En cada nuevo aniversario ya no solo rememoramos la explosión, sino que también nuevas heridas que se fueron sumando. Por ejemplo: la vergonzosa actuación judicial, que aparezcan procesados por encubrir la investigación en el mismo núcleo de la conducción comunitaria, o que representantes de esa conducción aparezcan protegiendo  -cuando no homenajeando incluso-  a personajes que en el año siguiente fueron presos.
Otro año en que los dirigentes comunitarios hacen declaraciones positivas sobre un juez condenado o premian a policías cómplices. ¿Cómo se procesa mentalmente esto?
Otro año sumando firmes pero dudosas oposiciones que se espantan de un intento legal diseñado para activar la causa sabiendo que para eso hay que indagar sus sospechosos, y así… ¿qué duelo puede concluir?
Me enseñaron que las personas construyen sociedades y que las sociedades construyen personas. Y en estos 20 años, ¿qué tipo de personas se han construido que no han conocido la labor de la justicia? ¿Alguien se lo pregunta?
¿El sujeto construido podrá sentirse amparado? ¿Seguro?
Qué palabra esa: ¡La seguridad!
Sabemos que hay sectores muy preocupados por la seguridad, incluso hay quienes ofrecen la ingeniosa idea de cambiar la palabra libertad del himno por la palabra “seguridad”, haciéndose eco de algunos medios de comunicación que sugieren un Buenos Aires como un escenario en llamas.
Esto también es un desafío a lo aprendido en la carrera. Porque aprendí que cuando se ataca la percepción, el sujeto queda sometido.
Porque la inseguridad no se la resuelve con ese pedido de seguridad. El verdadero complemento de la inseguridad es la impunidad. Atacar la impunidad es el remedio a la inseguridad.  Y cuando se propone seguridad como el santo remedio no dicen la propuesta con todas sus palabras: seguridad para que queden impunes los responsables.
Este pedido es un paso adelante para acercarse al riesgo de una fascistización como producto de un deseo de seguridad que no analiza ni quiere hacerlo con toda intencionalidad, cuales son las reales condiciones que producen el incremento de la criminalidad. Y descubrirían que no es la producida por la miseria. Y también descubriremos que la verdadera criminalidad no pasa por la página de policiales sino por la página de noticias judiciales.
Lo esencial es que uno se siente inseguro cuando no tiene claro de qué manera puede ser protegido frente a aquello que lo atemoriza. Uno se siente inseguro cuando no sabe cómo defenderse o cuando delega esa función en una institución corrupta ya sea judicial o mediática.
Aprendimos que la perversión en la que cayó el sistema jurídico y policial en la Argentina hizo que una enorme cantidad de gente se sintiera desprotegida. Y cuando en la facultad me enseñaban que había que colaborar para generar condiciones de vida digna, creo que esa labor terapéutica exige hoy el pedido de justicia como complemento ineludible de la dignidad.
Cuando la gente siente que no tiene una ley que los regule, que los ampare, entonces las personas sufren, a veces se resienten los lazos solidarios como efecto del miedo.
Deberíamos tener en cuenta que una ley que se diluye año tras año  abre la puerta a poner en peligro una sociedad. ¿Qué tipo de sujeto se va a construyendo a la luz de esto?
Ya no se confía en un orden regulatorio, ya no se representa la ley como un organizador, sino que se la percibe como una teatralidad, como una ficción.
Reitero mi perplejidad:
¿Qué nuevos sujetos se fabrican a la luz de esta situación? ¿En qué clase de personas se convierte una sociedad que tiene un sistema judicial que en 20 años aportó dudas, corrupción y poco compromiso con la verdad? Esto tiene consecuencias psicológicas que también debemos atender, sin desatender el trauma del atentado.
¿Cómo mantener la dignidad en este escenario?
¿Cómo nos recomponemos?
¿Cómo se exige a las instituciones que aporten la cuota de justicia que permita duelar sin concesiones?
¿Alguien se ha puesto a analizar cuál es el destino profundo, cual es el efecto por las promesas incumplidas? ¿Qué sujeto crece a la luz de los engaños y manipulaciones mediáticas?
Y acá se complican más algunos contenidos aprendidos ya que me explicaron también que elaborar un duelo depende de la fortaleza del aparato psíquico.
Pero aprendí que también las sociedades tienen que poseer la fortaleza para duelar y que el camino para que esto se produzca pasa únicamente por la posibilidad de conseguir justicia.
Aprendo también que el camino para reparar estos traumas sociales no se solucionan entre cuatro paredes de un consultorio sino que precisan desplegarse en otros escenarios sociales, quizás en estos encuentros. Porque hay síntomas que son sociales y es ahí entonces donde hay que tratarlos: en lo social.
Entonces frente a todo esto quizás lo que nos sostenga en este periodo no tan estudiado, en estos 20 años que desbordan crueldad jurídica, sea la capacidad de exigir justicia.
Dicho de otro modo: sospecho que en cada aniversario,  pero también en cada ocasión posible,  este reclamo con que hoy nos convoca “Memoria Activa” es el  que mantiene nuestra delicada capacidad de cordura frente a tanto atentado.
La capacidad de manifestar que no estamos disponibles pasivamente a la injusticia, que podemos y debemos disponer de razonamiento frente a la manipulación, expresar nuestra resistencia es también un acto de salud mental.

Discurso de Diana Malamud
Hoy se cumplen 20 años del atentado a la AMIA. Hoy se cumplen 20 años del asesinato de nuestros familiares y amigos. 20 años desde que cambió la geografía de nuestro país. 20 años de pilotes de cemento frente a las instituciones judías.
Pasaron 20 años desde el día en que nuestras vidas quedaron partidas por la mitad. 20 años que separan el antes y el después. 20 años de lucha. 20 años de memoria. 20 años de falta de justicia.
Hoy se cumplen 20 años del peor ataque terrorista que sufrió nuestro país, y todavía sigue impune.
Como todos saben, la Causa AMIA, o mejor decimos la FARSA AMIA, se divide en dos causas: la causa principal AMIA o FARSA PRINCIPAL AMIA y la FARSA ENCUBRIMIENTO.
La FARSA PRINCIPAL es la que investiga el atentado propiamente dicho, es decir, quiénes, cómo y por qué el 18 de julio de 1994 volaron la sede de AMIA/DAIA.
La FARSA ENCUBRIMIENTO nace en el año 2004 a partir del juicio oral en el que el TOF3 consideró que la FARSA PRINCIPAL era nula desde el día uno y que todo había sido “un armado al servicio de políticos inescrupulosos”. Entonces ordena investigar a todos los que participaron de ese armado y son responsables de que hoy no tengamos siquiera algo cercano a la verdad.
La FARSA PRINCIPAL AMIA se encuentra hoy más o menos como hace 19 años y medio, es decir, se supone que miembros del entonces gobierno de Irán, x diferentes hipótesis que ya hemos explicado repetidamente en esta plaza, planearon el atentado. Todos ellos tienen pedido de captura de INTERPOL y serán juzgados el día que se entreguen, o sea, nunca.
La FARSA PRINCIPAL AMIA, esa pseudo investigación que empezó con Galeano y continuó con Nisman, no avanzó ni descubrió ni probó a la fecha absolutamente nada.
La FARSA ENCUBRIMIENTO, que cayó en manos del Juez Ariel Lijo, por un lado procesó, entre otros, al ex presidente Menem, al ex secretario de inteligencia Anzorreguy, al ex juez Galeano, a los ex fiscales Müllen y Barbaccia, al ex presidente de la DAIA Rubén Beraja, al Fino Palacios, a Telleldín, todos ellos acusados de haber pagado o cobrado 400000 dólares de los fondos reservados de la SIDE para desviar la investigación y así poder cerrar la causa con algunos presos. En el año 2013, el juez elevó esa parte de la causa a juicio oral.
Ha pasado un año y todavía el tribunal no ha fijado fecha de inicio para el juicio.
La FARSA ENCUBRIMIENTO, por otra parte, incluyó la acusación a los secretarios del juzgado de Galeano, algunos policías y el ex ministro de Menem, Carlos Corach. El juez Lijo dictó el mes pasado el sobreseimiento de todos ellos bajo el argumento de que actuaron bajo “OBEDIENCIA DEBIDA”. Lamentablemente los argentinos conocemos demasiado bien lo que esto significa.
La FISCALÍA ESPECIAL AMIA, a cargo del Fiscal Alberto Nisman, fue creada para darle impulso a la causa después de lo dictaminado por el TOF 3 en el juicio oral.
Esta FISCALÍA ESPECIAL debía investigar ambas FARSAS, pero finalmente decidió que debía entender sólo en la PRINCIPAL, probablemente porque los acusados están a 13.778 km de distancia y eso debe ser bastante conveniente.
Tal vez se llame FISCALÍA ESPECIAL porque de verdad es ESPECIAL, ESPECIALMENTE inepta, dependiente de intereses que obviamente no son los de la verdad y mucho menos los de hacer justicia.
El FISCAL ESPECIAL es realmente especial, porque él decidió desentenderse de la FARSA ENCUBRIMIENTO, porque ahí están procesados sus ex compañeros de trabajo.
Es claro, 20 años después, que no tiene sentido que mantengamos semejante especial estructura que no ha servido para nada más que para garantizar la impunidad.
Pasaron 20 años, y es por eso que MEMORIA ACTIVA exige la remoción del FISCAL ESPECIAL ALBERTO NISMAN, que ha demostrado entre otras cosas su total incapacidad para investigar esta causa.
Estamos hablando de 20 años, 20 años, y esta causa se convirtió en una de las más grandes FARSAS que ha tenido nuestro país.
Hemos tenido 8 diferentes gobiernos en estos 20 años y los que no han participado del encubrimiento han fracaso en la búsqueda de esclarecimiento.
La justicia argentina ha fracasado rotunda y especialmente.
Tenemos la necesidad, más que la obligación, de contar nuestra historia, y no sólo para que no se olvide sino para que los poderosos de siempre no logren tergiversarla por completo.
Y por todo esto estamos en esta Plaza hoy, a unas 10 cuadras de distancia de la calle Pasteur y a unas miles de distancia de la convocatoria del acto que se está realizando allí.
Fueron las sucesivas dirigencias de la comunidad judía las que nos posicionaron en este lugar, porque han tenido a lo largo de estos 20 años una actuación vergonzosa.
Primero trabajaron junto al ex juez Galeano en el armado de las pistas falsas para desviar la investigación, por lo que más tarde el ex presidente de la DAIA Rubén Beraja fue acusado por encubrimiento. Para protegerlo, se han dedicado a entorpecer y retrasar la causa, intentando salvar en el camino a Galeano, Palacios, Castañeda, Corach, Anzorreguy y Menem. Porque los representantes jurídicos de esa querella fueron testigos a favor de Galeano en el juicio político que culminó con la destitución del ex juez. ¿No resulta sorprendente que ninguna dirigencia haya nombrado siquiera una vez la palabra Beraja o Galeano o Palacios, o juicio por encubrimiento en todos estos años? ¿Hasta dónde llega el pacto de silencio?
¿Qué nos queda? ¿Cómo podremos seguir adelante? Como siempre, como tábanos, trabajando, exigiendo y exponiéndolos.
¿Algún día sabremos quién mató a nuestros familiares y amigos en AMIA? Ddifícil.
¿Algún día veremos castigados a todos los encubridores? Difícil.
Las FARSAS AMIA han enriquecido a muchos, han posicionado a otros en desmedro de la justicia. La balanza se inclinó sólo para un lado e intentó aplastarnos y cansarnos.
Y estamos cansados, cansados de hacer el trabajo que no nos corresponde. Les corresponde a los jueces impartir justicia, les corresponde a los fiscales impulsar las investigaciones. A los gobiernos les correspondió tener el tema en agenda y hacerse cargo.
Hoy no vamos a repetir lo que ya dijimos tantas veces, está todo escrito, todas nuestras denuncias están a la mano de cualquiera. Hoy venimos a esta plaza a honrar a nuestros muertos, con lo mejor que tenemos y eso es nuestra lucha.
Hoy venimos a compartir nuestra realidad y nuestras tristezas y también nuestra vergüenza por el poder judicial que supimos conseguir, nuestra vergüenza por tantos legisladores que se llenan la boca hablando de una causa de la cual no han leído ni una sola foja, por la cantidad de “no puedo” que hemos escuchado y la cantidad de “no quiero” que ocultaron.
La causa AMIA no es una deuda pendiente solo con las víctimas y los sobrevivientes, es una deuda con todos los argentinos.
Creo que tristeza es la palabra más adecuada para explicar lo inexplicable. Tristeza de que tanta gente siga creyendo aún en todos lo que nos engañaron y estafaron.
Tenemos tristeza de seguir escuchando año tras año la maldita sirena de la muerte y la impunidad.
Tenemos vergüenza de que pasaran 20 años, 20 años, y estamos solos en la FARSA ENCUBRIMIENTO.
Pero también estuvimos solos cuando iniciamos el juicio político contra Galeano y logramos su destitución, o cuando conseguimos el reconocimiento de culpabilidad del estado nacional ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.
Memoria Activa somos los que hoy nos abrazamos y luchamos y nos contenemos y ponemos lo mejor de cada uno en esta lucha. Los que hacemos Memoria activa no nos resignamos.
Tenemos memoria, tenemos heridas que se niegan a cicatrizar, tenemos bronca, tenemos memoria y tenemos impotencia.
Tenemos memoria del horror al que nos vimos enfrentados el 18 de julio de hace 20 años y que aún nos golpea cada día.
Tenemos memoria y hemos hecho de la memoria una forma de vida.
Esta plaza, estas baldosas que conocen y reconocen nuestros pasos y nuestras lágrimas, son testigos de esta increíble y terrible historia.
Terrible y tremenda historia, una historia de 20 años de horror y encubrimiento. La SIDE infiltrada en las células terroristas para luego dar paso al atentado y después a través de la justicia y del ministerio público fiscal para encubrir, la policía federal infiltrada en las instituciones de la comunidad judía para pasar información y para luego participar del encubrimiento, la justicia y los sucesivos gobiernos y sus funcionarios y los dirigentes de la comunidad judía que supimos conseguir y supieron encubrir.
Hace 20 años que venimos a esta plaza a reclamar justicia por nuestros muertos. Nosotros pusimos a los muertos y difícilmente haya algo que estemos en condiciones de hacer para contrarrestar el poder de semejante encubrimiento estatal.
Porque no nos falta memoria, tenemos la frente alta y la memoria activa.
Porque no nos falta memoria. Nos falta justicia.