
Rezar con los pies
En momentos en que algunos judíos podrían elegir a candidatos que prometen liberar a los delincuentes del Terrorismo de Estado y, disfrazados de israelitas intentan persuadir a la ciudadanía de que los crímenes y el antisemitismo que desplegaron fueron “hechos aislados”, resulta fundamental traer al presente la figura del rabino Marshall Meyer, co-fundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, quien hace escasos cuarenta años y, mientras se secuestraba y los Tribunales de la Injusticia negaban habeas corpus, visitaba y rescataba detenidos de los campos de concentración. Su memoria debería ser suficiente para enseñar -en especial a los jóvenes- que durante la última dictadura, asesinos y torturadores decían “el mejor judío es el judío muerto”