Incertidumbre ante conflictos sociales y bélicos

La brecha demográfica en la Primavera Árabe

Analizar el crecimiento demográfico y educativo, producido durante los últimos 30 años en la mayoría de los países árabes, es fundamental para entender en qué procesos puede derivar la Primavera Árabe. Si bien por primera vez Israel no fue el tema convocante de manifestaciones masivas, el auge del islamismo en países donde cayeron dictadores laicos abre un futuro interrogante de cómo será resuelto el conflicto con los palestinos y la paz israelo-egipcia.

Por Mauricio Zieleniec*

En declaraciones recientes, Rashad al Bayumi, segundo en la jerarquía de los Hermanos Musulmanes en Egipto, afirmó que la paz y el reconocimiento al Estado de Israel serán llevados a un referéndum una vez pasadas las elecciones.
El espíritu de los Hermanos Musulmanes está dividido. En su partido, Libertad y Trabajo, unos conservan una actitud totalmente adversa a Israel e incluso a la paz de ambos países. Mientras la nueva generación surgida en esta década, se opone a la vieja vanguardia de los años ‘20 y de los años ‘70, con posturas tolerantes, accesibles y contrarias a la ortodoxia islámica.
Por otro lado, es natural que Israel no se sienta seguro con el proceso de Egipto, ante semejantes declaraciones de uno de sus dirigentes de primer nivel.

Toda la región del Magreb y Medio Oriente se encuentra en un espiral en donde debemos saber interpretar los peligros y las posibilidades bélico-sociales-pacíficas que acarrea. Para ello, es crucial investigar los motivos que desencadenaron los actuales procesos. Ante la pregunta de si hay alguna característica común en los levantamientos árabes, la respuesta mayoritaria es que no hay un común denominador. Salvo los aspectos técnicos como los de internet, el resto es singular a cada país.
En ese punto es que comienzo a discrepar. Sí, hay un denominador común a tantas inquietudes que se levantaron a protestar por toda la región. ¿Cuál es?
En un estudio realizado por Marc Bou Novensà e Iñigo Macías-Aymar, de la Universitat Oberta de Catalunya (España), se muestra que el aumento vegetativo de la población árabe tuvo un índice extremo décadas atrás, en la llamada “transición demográfica y social” que fue la derivó en la Primavera Árabe.

De acuerdo con las estimaciones realizadas por la División de Población de las Naciones Unidas, en la actualidad, cerca del 60 por cien de la población en la región tiene menos de 34 años y la edad media ronda los 25. Aunque existen algunas diferencias entre los países, todos ellos muestran una población joven, donde aproximadamente uno de cada tres habitantes tiene entre 15 y 29 años. De entre todos los países y regiones analizados, se destaca la juventud de las poblaciones jordana y siria, donde aproximadamente dos de cada tres habitantes tienen menos de 30 años.
En 1980 la pirámide poblacional mostraba una población en expansión y crecimiento, característica propia de países en desarrollo. Los menores de 15 años comprendían el grueso de la población (algo más del 43%) y, en promedio, el número de nacimientos por mujer era de seis hijos. Situación frenada en estos años.
Como resultado de esta transformación, hoy los menores de 15 y los mayores de 65 años apenas representan el 30% de la población, mientras que en el 70% restante ocupa la franja de los 15 a los 64 años.
En paralelo, la región han ido cambiando y la realidad que afrontan los jóvenes de hoy día es muy diferente a la de hace 30 años. Uno de los cambios más significativos tiene que ver con el proceso de urbanización experimentado, producto del aumento demográfico brusco (ya que el interior profundo no pudo absorber ese crecimiento demográfico).

A excepción de Egipto, todos de los países tuvieron un incremento trascendente en áreas urbanas. Eso significa una mayor presión social al desarrollo productivo ciudadano, cosa que no se produjo.

La tasa de analfabetismo también cambió radicalmente. Para la franja de 15 a 24 años, en 1980 se situaba en torno al 30%; mientras que en la actualidad apenas sobrepasa en promedio el 6%, con tasas de sólo el 8% para Egipto y Argelia. La educación experimentó también un incremento durante las tres últimas décadas. Así, por ejemplo, el promedio de matriculados universitarios en la zona alcanzó casi el 40 % en 2010, frente al 12% de 1980, a excepción de Marruecos.
A pesar de contar con una mano de obra preparada, estos países se mostraron incapaces de dar una salida laboral al volumen de jóvenes que se ha incorporado poco a poco al mercado laboral. Peor aún, el crecimiento del PBI que han experimentado estos países en los últimos 20 años, es superior al 4% anual, pero insuficiente frente al cambio demográfico y de calidad humana en relación al conocimiento.
En esta situación, la plaza Tahrir de El Cairo simbólicamente reflejaba protestas basadas en millones de jóvenes que no tienen futuro ni trabajo, debido ha dichos cambios estructurales.

Por primera vez en décadas, Israel dejó de ser tema en el mundo árabe, e intentar canalizar el descontento interno contra Israel no pudo hacerlo el presidente Bashar Assad de Siria y a la larga no lo podrá hacer Egipto, a pesar de la no tan acelerada urbanización, que le permitió al Partido Salafista (integrista islámico) obtener un 20% de sufragios del interior rural.
Pero las dificultades del mundo árabe son internas, e Israel no es ni mencionado, el circo no continuó.

Muchos intentarán obtener sus objetivos político-religiosos de poder en la nueva realidad, y podrá haber muchas dudas u oscilaciones políticas, pero no habrá equilibrio interno sin una apertura al desarrollo. Aunque la duda está presente, los intereses de las protestas de los indignados en las plazas son claros y desesperados. Ellos saben lo que quieren.
El camino más coherente sería institucionalizar la democracia, las libertades, en un mundo musulmán que debe desarrollarse económicamente con su cultura; o todo tendrá una oscuridad autoritaria, como en Irán o Siria.
Hoy el desafío es el hambre o el desarrollo en lo interno, la guerra sería una forma de intentar ocultar los orígenes de la Primavera Árabe, pero sin resolver las causas.

*Director de Identidad (mensuario de la colectividad judía de Uruguay).