Adelanto de la Edición Impresa

El presente continuo

El balance de este año coincide con la renovación de las credenciales presidenciales. A diferencia de otros pases de mando, el 10 de diciembre asumirá un gobierno que, fortalecido por un impresionante aval electoral, encara su tercer ejercicio, continuando un proceso político y de gestión que ya lleva ocho años. Si lugar a dudas, la dinámica impresa en ese período sorprendió por igual a propios y ajenos.

Por Mariano Szkolnik

En el haber del modelo, parece claro que el cambio cultural se avizora más profundo y duradero que la siempre y circunstante coyuntura económica. Es cierto que el país no se encuentra aislado del contexto, y que una mariposa que bate sus alas en Pekín puede alterar el siempre delicado equilibrio de las variables económico-sociales en nuestras costas. En cambio, los derechos conquistados en los últimos años (fruto de luchas continuadas y sostenidas por décadas, nadando casi siempre a contracorriente) han llegado para quedarse… y ser ampliados. Sin duda se trata de logros de la sociedad en su conjunto, que supo comprender y madurar algunas heridas (no todas) provocadas por el harakiri neoliberal. Pero también se trata de que, por primera vez en más de medio siglo, el Estado –comprendiendo que su acción no supone suprimir a las minorías, sino protegerlas– abrió las compuertas que ocluían una serie demandas de nueva y vieja data.

 

Las conquistas

La cultura supone un conjunto de valores que una sociedad acepta como propios, que la distinguen, y que a su vez orientan la acción de los sujetos. Esos valores no suelen ser unívocos y estáticos, sino que exhiben una pluralidad nunca agotada y una fuerza dinámica notable. En términos generales, las dictaduras constituyeron momentos en que la hegemonía cultural rechazaba de cuajo cualquier otra manifestación que no fuera la canónica, en tanto que los períodos de democracia suponían un reverdecer de aquellos valores y manifestaciones pisoteados junto conla Constitución. Acasi treinta años del fin de la última dictadura militar, algunas evidencias dan cuenta de que la “primavera democrática”, con sus vaivenes, extiende sus brotes hacia el presente: 

  • Las políticas de verdad histórica rescatan la lucha de los organismos de Derechos Humanos, nacidos como reacción desesperada ante un Estado que, a mediados de la década del ‘70, instauró la persecución y la desaparición de personas como metodología para suprimir la conflictividad social. Ni los Estados de Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay han promovido políticas que vayan a fondo con la reparación histórica y revisión de su pasado traumático. Menos aún España, que con decenas de miles de niños apropiados durantela GuerraCivil, constituye el modelo y antecedente del plan sistemático elaborado en las mentes alucinadas de los mandos de las Fuerzas Armadas yla Curiaargentina. 
  • En estos últimos años, la jubilación pasó a ser un derecho para todos los trabajadores. Se reconoce así a quienes desempeñaron tareas durante su vida laboral, en el ámbito informal o doméstico. Hasta comienzos de este siglo, se daba por sentado que el derecho a la jubilación correspondía solamente a quienes hubieran realizado aportes. Por fortuna, entendemos ahora que un trabajador es sujeto de derecho en cualquier condición. La vuelta al sistema de reparto –solidario intergeneracionalmente– constituye también un avance que se impone sobre la lógica individualista, puerta de acceso al paraíso prometido por las AFJP.
  • Lo que vale para los viejos, vale también para los niños cubiertos porla AsignaciónUniversalpor Hijo (AUH). No hace mucho tiempo atrás entendíamos que el salario familiar era un derecho que asistía a los trabajadores formales. El Estado hoy reconoce ese derecho a los desocupados y trabajadores informales.
  • La reforma a la ley de matrimonio civil consagra el derecho de las personas a contraer enlace sin que el Estado o los particulares tengan la potestad siquiera de opinar sobre las cosas que suceden en el lecho nupcial durante la noche de bodas. Los que las religiones tengan para decir sobre la sexualidad humana queda así desplazado al ámbito de la moral, y no del derecho.
  • La ley de medios audiovisuales democratiza la comunicación, y es la resultante del trabajo de foros en todo el país, con participación de organizaciones de la sociedad civil, universidades nacionales, partidos políticos, comunidades educativas y ciudadanos de a pie. Es quizás muy pronto para ver sus frutos, y varios son todavía los frentes abiertos por una norma que afecta las prerrogativas de sectores poco afectos a las prácticas democráticas.
  • Este año las pantallas de televisión permitieron asomarnos a las protestas que se registran en Chile, en donde miles de jóvenes reclaman al Estado que garantice el derecho a la educación libre y gratuita. Ninguna de las defensas del sistema tal y como existe que esgrimió el presidente Piñera tendrían cabida en nuestro medio. Recordemos expresiones tales como “todos quisiéramos que la educación fuera gratuita, pero lamentablemente nada es gratis en esta vida: alguien tiene que pagar” o “la educación es un bien de consumo.” Aún con los grandes déficit educativos que nuestra sociedad enfrenta, el plafón desde el cual se parte dista años luz del de otras (y no tan lejanas) sociedades. La universidad argentina parece gozar de buena salud, y la educación secundaria no sólo es un derecho proclamado sino que, por ley, se ha convertido en obligatoria.
  • Entre otros de los cambios culturales de relevancia producidos durante los últimos años, la jerarquización de la ciencia y la tecnología ocupa un lugar destacado. El incremento de la planta y de los ingresos de los científicos financiados por el Estado, la creación de un ministerio específico y los programas de repatriación de científicos emigrados han ido restituyendo prestigio y notoriedad pública a un conjunto de actividades antes miradas con desdén o desconfianza por los idólatras del equilibrio presupuestario.

 

Algunos pendientes

Para los próximos años, se espera que el debate social y cultural sobre a qué tenemos derecho en democracia, se amplíe a más actores:

  • En lo inmediato, se debatirá la despenalización del aborto “para que las mujeres que decidan interrumpir un embarazo tengan atención segura y gratuita en los hospitales públicos y obras sociales de todo el país.” Motorizada porla CampañaNacionalpor el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la normativa hace eje sobre la necesidad de reconocer los derechos sexuales y reproductivos en tanto derechos básicos de todas las personas.
  • La actual ley de drogas (la 23.737, vigente desde 1989) penaliza el consumo de estupefacientes. El art. 14° de la mencionada ley es contrario a los derechos consagrados enla Constitución Nacional, la cual señala expresamente en su art. 19° que “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante dela Naciónserá obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.” Se avanza sobre proyectos de despenalización del consumo y la tenencia, fundados en un fallo dela CorteSupremade 2009.
  • Siguiendo conla Constitución, su art. 2° no hace otra cosa que perpetuar la desigualdad social y jurídica al afirmar que “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.” La sola modificación de este artículo anacrónico justifica una Convención Constituyente.
  • En la esfera financiera persiste la lógica de la más rancia estirpe neoliberal. Presentada en abril de 2010 pero aún no debatida, se propone una nueva norma que reemplace ala Leyde Entidades Financieras de Martínez de Hoz. La iniciativa propuesta en el Congreso considera a la actividad financiera como un servicio público (todo un cambio de paradigma), de modo tal que es responsabilidad del Estado que sea regulado de modo equitativo. El nuevo marco deberá proteger a los pequeños ahorristas y fortalecer el ahorro, dirigir una porción del crédito al financiamiento productivo, en particular las micro, pequeñas y medianas empresas, y cubrir la demanda de crédito para la vivienda.
  • Una reforma tributaria, tantas veces anunciada pero nunca concretada, deberá ser debatida. La actual estructura impositiva hace recaer las mayores cargas sobre las espaldas de los sectores que menos ingresos perciben. Sin embargo, son los grupos empresarios concentrados quienes poco contribuyen a la vez que despotrican contra una presión impositiva que, en nuestro país, es baja (medida como porcentaje del PBI)
  • Así como se avanzó sobre el negocio de las jubilaciones, sería hora de desmercantilizar el sistema de salud, regulando apropiadamente los sistemas privados y ponderando el hospital público.

 

El listado precedente no pretende ser exhaustivo. Muestra a las claras la complejidad de una sociedad que asume la democracia como forma de vida, aunque persisten recodos de autoritarismo e intolerancia que las luchas actuales y conquistas futuras sabrán apaciguar.

 

Balance y deseo

Hace un año, en un diciembre un tanto más caliente que el actual, decíamos en este espacio que los episodios del Parque Indoamericano “constituían la evidencia de la incapacidad de un sector de la clase media en comprender la problemática contemporánea, a partir del juicio crítico y la capitalización de la propia experiencia. El conflicto nos volvió a mostrar el nudo conservador de la democracia, que radica en “cómo evitar que los otros tengan los mismos derechos que nosotros”. Quizás los productos exhibidos en la vidriera de un año electoral hayan modificado nuestra perspectiva.

Esperamos que en 2015 nuestra sociedad sea mucho más justa que hoy.