La huelga programada para comenzar hoy, en protesta por un plan gubernamental de austeridad implantado por Ariel Sharón, ya ha empezado a afectar a los israelíes. Los líderes sindicales ordenaron la detención del suministro de combustible a las estaciones de servicio para asegurar la escasez al comenzar la huelga.
La Central Obrera de Trabajadores en Israel, Histadrut, decidió que los servicios que dejarán de funcionar, probablemente serán la recolección de basura, los bancos y las oficinas de correos. Además, no se harán reparaciones de los desperfectos eléctricos y telefónicos; las fronteras, puertos marítimos y aeropuertos permanecerán cerrados; y algunos hospitales podrían quedar únicamente con el personal indispensable para urgencias.
La huelga costará al país 400 millones de dólares diarios, según Oded Tyrah, jefe de la Asociación de Manufactureros de Israel. Los líderes sindicales protestan contra el plan de privatización de las industrias del Estado, la reestructuración de los ministerios del gobierno y el aumento en la edad de retiro, señalando que tales medidas provocarán recortes de personal masivos y que reducirán los derechos de los trabajadores pensionados.
En tanto, la opinión pública israelí expresó opiniones contradictorias: el 70% está en contra de la huelga, pero el 40% comprende los motivos de las protestas. Particularmente, la referida a la reforma previsional, que elevaría de 60 a 65 años para las mujeres y de 65 a 67 para los hombres la edad para jubilarse, además de multas para quien decida retirarse antes de ese período.
