Agustín Zbar, candidato a la DAIA: “El perfil bajo de Donzis refleja una gestión de muy baja intensi

¿Luego de su paso por la política nacional (entre otras cosas fue diputado nacional) qué es lo que lo moviliza a participar de la política comunitaria? 

Dos razones: desde mi lugar de argentino, es muy importante para la sociedad argentina que la comunidad judía tenga un liderazgo serio, consistente y preparado con equipos profesionales que sean capaces de aportar a la política y a la sociedad en general, como es nuestra obligación como colectividad. Creo que a veces no percibimos, como miembros de la comunidad, la importancia que tenemos en la sociedad argentina. No podemos ser sólo espectadores de la vida social argentina, de la pobreza, la devaluación de la calidad democrática, de la caída de estándares institucionales, de la crisis de la justicia y de la sociedad en general, sin reaccionar. Le debemos mucho a este país.

Por otro lado, como judío consciente de sus deberes, no hay mayor honor que el de liderar la comunidad. No creo poder aspirar a una liga mayor que la de la comunidad argentina. No hay vida política para mí después de ser presidente de la DAIA. Es el tope de mi vida política.  

¿Cómo evalúa el rol que ha cumplido la dirigencia comunitaria en los últimos años? 

Creo que es claro que la dirigencia argentina, en general, ha bajado de nivel. La sociedad ha descendido en su nivel cultural y educativo, y la dirigencia política y social es un reflejo de esa merma. La comunidad judía fue parte de eso, pero creo que en términos relativos la calidad de la dirigencia comunitaria cayó más que en lo general. Es peligroso cuando el conjunto de la dirigencia no está preparada para frenar a aquellos que abrazan la función comunitaria con intereses conflictivos, cuando se instrumentaliza el espacio comunitario para sacarse una foto con personalidades, o cuando se utiliza un cargo comunitario para recibir beneficios personales (como existen fuertes sospechas de la dirigencia de la época del atentado a la AMIA). Tiene que estar clara la función política en la comunidad, que se debe aprender. El dirigente político comunitario debe estar acostumbrado a leer muchos diarios, recibir mucha información y analizar, con formación técnica y teórica, los acontecimientos políticos para mirar más allá del día a día. Yo percibo hoy una DAIA que hace política dirigida hacia el día a día: que abre el diario de la mañana; se entera de los acontecimientos políticos y reacciona, en el mejor de los casos, en el día frente a acontecimientos ocurridos; sin una agenda, un plan estratégico o diseño, ni siquiera hablando de a cinco años, sino a corto plazo. 

En líneas generales la gestión de Donzis se ha caracterizado por el perfil bajo y por haber normalizado financieramente a la DAIA. ¿Coincide con este análisis? 

La resolución de los problemas económicos de la DAIA es un gran mérito del tesorero, Ariel Cohen Sabban, que no contó con el acompañamiento consistente de la conducción de la DAIA. De hecho, se puede ver que en esta elección, Ariel Cohen Sabban forma parte de nuestra lista, con Donzis presentando otro candidato a tesorero.

En cuanto al perfil bajo, me parece muy importante que no haya una aparición masiva en los medios de comunicación, dejando ésta para los momentos imprescindibles. Otra cosa es el perfil bajo a nivel comunitario. La actual gestión tuvo muy pocos contactos políticos; no tuvo relaciones con el movimiento sindical; no tuvo (o tuvo muy poca) relación con Israel, ninguna con Estados Unidos; ha perdido todo protagonismo en el Congreso Judío Latinoamericano; ha tenido muy pocos contactos políticos en general en el país. Estamos hablando de que el perfil bajo refleja una gestión de muy baja intensidad. Esto en realidad nos muestra la realidad: muy poca gestión.

La causa es un enorme personalismo: falta de equipos, de profesionales, de integración a la comunidad para participar masivamente de forma política.  

¿Cómo evalúa la relación que mantiene Donzis con el gobierno nacional? 

Puntualmente, ha sido una relación de muy baja intensidad. Prácticamente no ha habido ningún contacto directo entre la dirigencia de la DAIA y la presidenta de la República. Nico de la comunidad y jefa de Estado. Tampoco hubo con Néstor Kirchner. No conozco de un encuentro con el líder de la CGT. Prácticamente no ha habido trabajo interconfesional. El nexo fundamental donde la DAIA ha trabajado más con el gobierno nacional ha sido el de la Cancillería, el cual considero uno de los menos interesantes para la DAIA, porque si bien es importante la influencia de Irán en el mundo, hay muchos otros que se ocupan de eso y eso es fronteras afuera de Argentina.  

La DAIA como ninguna otra institución en la comunidad viene sufriendo una crisis de representatividad muy evidente. Todos señalan al sistema de la elección de las autoridades como el causante de esro. ¿Cómo crees que la situación puede ser revertida? 

Creo que en los primeros meses de la gestión es muy importante iniciar una reforma radical del estatuto de la DAIA: no solamente cambiar el modo de elección, sino cambiar el esquema de participación de los judíos argentinos en su institución política. Para esto hay que pensar niveles diferentes, uno a nivel de instituciones. Otro es la participación directa de los judíos en la elección del liderazgo. Y otro es la participación del interior. Es importante articular el espacio federal, de manera diferente y propia, en una especie de “Senado judío”. Es muy importante involucrar a los judíos de toda Argentina en la elección de la representación política de la comunidad. Es muy importante que los judíos de gran relevancia intelectual y política puedan encontrar un espacio de influencia y de aporte en la DAIA. Quiero generar una especie de asamblea o espacio representativo similar al de la AMIA, con un amplio abanico de hombres y mujeres con capacidad política de producir el debate. No existe una institución política donde no exista el debate y no puede haber debate reservado a sólo una Comisión Directiva de quince miembros. Debe haber una asamblea de por lo menos cien personas representando a todas las corrientes ideológicas y de pensamiento judío para pensar juntos y mostrar el camino, sobre todo en el mediano plazo. El Comité de gestión, luego, sobre las bases de esos grandes trazos marcados por una asamblea democrática, llevaría adelante la gestión cotidiana. 
 

¿Qué se puede decir con respecto a la función de la DAIA en la lucha contra el antisemitismo? 

La DAIA se quedó en el antisemitismo de las esvásticas pintadas en las paredes. Eso es un fenómeno que obviamente nos molesta, que por supuesto hace mal a la comunidad, pero no puede ser la única función de la DAIA cuidar cementerios. Si tenemos claro (y creo que la DAIA ya lo ha asentado como principio) que el nuevo nombre del antisemitismo es el antisionismo, y que Israel es el judío entre las naciones para quien se aplica un estándar totalmente diferente en relación a otros países, y sabemos que a nuestros chicos se los avergüenza en las universidades cuando viajan a Israel o se muestran solidarios con Israel, es muy evidente que no se puede luchar contra el antisemitismo sin defender a rajatabla el sionismo. La DAIA tiene que levantar muy alta la bandera del sionismo como movimiento de liberación del pueblo judío, con muchísima jutzpa (osadía) y entereza. Debe suceder en la sociedad argentina y el mundo político.

Hay hoy una bandera que parece políticamente correcta, que es la de atacar Israel. La manera de recuperar el espacio de la tolerancia y del respeto de los judíos hoy pasa por defender Israel. No quiere esto decir defender cualquier cosa que haga cualquiera en Israel, pero hay que encontrar la manera de presentar la cara mas favorable de Israel. Esto implica que la DAIA se asuma como grupo de influencia y de divulgación de lo positivo de Israel. En términos americanos, un “lobby judío”. 

¿Plantea entonces una DAIA que siga el estilo de AIPAC, el grupo de lobby judío estadounidense? 

Creo que es un modelo al que debemos mirar y, en algunos casos, tomar. Hoy es el grupo político más importante de la comunidad judía norteamericana. 

El lobby en general es mal visto por sectores de la comunidad porque lo vinculan con la defensa incondicional de Israel. 

Claro, no hablo de eso. Creo que sobre todo el sionismo debe ser defendido como sustrato ideológico de Israel. En el mundo, no sólo en la cabeza de un lunático gobernante iraní, existe el debate de si es razonable que esté Israel en el Medio Oriente; si es razonable, o si se debe buscar alguna otra solución a la cuestión judía. Es por lo tanto imprescindible que la DAIA a través de miles de voluntarios judíos que tienen relación con la sociedad lleve una bandera con los grupos políticos con los que se relacione cada uno para hablar por Israel en la sociedad argentina. Esto está permeando toda América Latina. Siempre aparece el tema judío en la actualidad y está cada vez más en crisis o en discusión la existencia de Israel como Estado. Para luchar contra el antisemitismo, la representación política comunitaria debe también defender a Israel. Se trata de cambiar el eje, no de la última gestión, sino de hace muchos años, que la DAIA se viene asumiendo como institución que lucha contra el antisemitismo pensando sólo en Argentina.  

¿Cómo se define ideológicamente? 

Yo tengo un pie en el mundo religioso y otro en el mundo laico. Me considero una persona liberal y progresista, se me puede considerar como un liberal de izquierda, y tengo convicciones religiosas. Creo que no hay contradicción entre estas identidades.