Elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La batalla fundamental

El próximo domingo 24 de agosto, en las elecciones capitalinas, se vuelve a librar la lucha entre lo público, en su versión metropolitana, en el tercer distrito presupuestario del país. Aníbal Ibarra, actual Jefe de Gobierno, y Mauricio Macri, representan algo así como el agua y el aceite en una contienda política que trata de jugar un partido entre propuestas de administración pública y privatista que definirán el destino fundamental de la ciudad y su gente para los próximos años.

Por Hugo Presman

Aníbal Ibarra no concita ni entusiasmos desmedidos ni odios ancestrales. Es un moderado que convivió con las trenzas tradicionales pero sin resignar su conceptos correctos en materia de educación y de salud pública. Manejó aceptablemente el distrito más poderoso del país en medio del derrumbe de la convertibilidad. Hizo una administración mediocre que, comparada con anteriores, es significativamente superior. Su adversario principal, Mauricio Macri es la continuación del menemismo en envase paquete y de ojos celestes. Propulsor de lo privado con el fundamentalismo de la década de los ´90, usufructuador de privilegios y concesiones, pasó por la justicia acusado de contrabandista y con la cobertura judicial de aquellos años hoy puede demostrar una dificultosa inocencia. Con el desparpajo propio de la década pasada hoy reivindica la escuela y el espacio público y critica al menemismo que apoyó y votó. No sería difícil que en el ballotage manifieste simpatía por la hinchada de River, a quien en los primeros meses de su presidencia xeneize calificaba como los innombrables, confundiendo los roles de hincha y dirigente de la misma forma que, como empresario, superpuso sus intereses privados sobre los públicos. En el impredecible electorado porteño, resulta un éxito los porcentajes que le asignan las encuestas, teniendo en cuenta el vendaval de los últimos noventa días y el apoyo que esos vientos han despertado en la mayoría de la población.
No es indiferente el resultado de ésta elección. El triunfo de Ibarra fortalecerá a un gobierno que necesita ampliar sus bases de sustentación para enfrentar las futuras batallas. En cambio la victoria de Macri revitalizará el neoliberalismo en retirada y cuyos referentes tenuemente travestidos son Scioli, Macri y Puerta. Los que escrituraron el país a su nombre tendrían en esta hipótesis, una cabecera de playa a cien metros de la Casa Rosada.
Completando la grilla con significatividad electoral está Patricia Bullrich, cuya flexibilidad política encuentra pocos antecedentes, al punto que su promiscuidad partidaria merecería en otros aspectos de la vida, como el sexual, un calificativo de grueso calibre. Referente del ultra ortodoxo Ricardo López Murphy que ganó en la Capital el 27 de abril, las expectativas electorales de la candidata de doble apellido traducen un fuerte retroceso con relación a lo obtenido por su mentor tres meses atrás. Ese que es abanderado de las políticas que fabrican excluidos, mientras su candidata capitalina promete incluirlos. Es posible que las buenas actuaciones televisivas de «la piba» de 47 años, le quite votos a Macri y así permita el triunfo parcial de Ibarra en la primera vuelta, contra las encuestas que aseguran el triunfo del Presidente de Boca por una diferencia pequeña.
Luis Zamora compite por el tercer puesto, pero muy lejos de las posibilidades que tenía a fines del año pasado, cuando aún no había cometido la seguidilla de errores atribuibles, tal vez, a una falta de percepción de los cambios y a un pronunciado miedo a ser arrancado de la cómoda posición de censor opositor. Su última jugada de abstenerse en la votación por la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida recuerda aquel poema de Armando Tejada Gómez: «Como el mundo es redondo, se aconseja / no situarse a la izquierda de la izquierda, / pues por ese camino el distraído / puede quedar de pronto a la derecha».
Lejos, muy lejos, están en el campo poco acogedor de un sólo dígito, el dúo artístico Caram – Artaza, más cerca de la tragedia en que está sumido un radicalismo en extinción que del humorismo. Los voluntariosos militantes de Izquierda Unida esperan posicionarse cerca o por delante del partido de Irigoyen.