Publicado en el ‘ABC’ de España:

Padre y esposa de uno de los soldados israelíes secuestrados: ”Todo tiene un precio en Oriente

Shlomo Goldwasser y Elat Kranit son padre y esposa de uno de los soldados israelíes secuestrados. Necesitan pruebas. Pruebas de que su hijo está sano, de que su marido está vivo. Vivo, así es como quieren que vuelva, lo antes posible, a casa. Casa abierta de par en par para mostrar su dolor y su fe. Fe en su Gobierno, en su Ejército, fe, sobre todo, en la fortaleza de Ehud. Ehud (Udi) Goldwasser secuestrado el 12 de julio por Hezbollah.

Por J. Cierco

Hezbollah que exige un intercambio de prisioneros para ponerlo, a él y a su compañero de armas, Eldad Reguev, en libertad. Libertad que puede tardar en llegar, que puede que no llegue nunca.
Nunca, la palabra más odiada hoy por Shlomo Goldwasser, un padre destrozado, y por Elat Kranit, la esposa recién casada, hace sólo diez meses, que no deja de morderse el labio inferior, que juega con su anillo de matrimonio, que mira al horizonte con unos ojos ojerosos, con una cara cansada, sin maquillar, con el pelo recogido, con una camiseta tan roja como su ira por lo que sucede, con una esperanza y un deseo, tener hijos y formar una familia, pero tenerlo con Udi, formarla con Udi.

Señor Goldwasser, ¿cómo vive una familia una situación tan dura como ésta?

Estamos destrozados pero somos fuertes. Estamos unidos. Nos apoyamos los unos a los otros. Y somos por naturaleza optimistas. Sabemos que Udi es muy fuerte . Que estará pensando en nosotros. Que se agarrará a esos recuerdos para sobrevivir. No podemos fallarle en la distancia. Estoy seguro de que nota nuestro apoyo.

Ustedes, Elat, se casaron hace diez meses. ¿Qué piensa cada noche cuando se mete en la cama y se queda sola en la oscuridad?

Intento acostarme lo más tarde y lo más cansada que puedo. Más que acostarme caigo en la cama para no pensar en nada y poder dormir. Pero apenas duermo. No lo hago desde el 12 de julio. Tampoco como mucho. Sólo pienso en él y le noto muy cerca, le siento aquí (se lleva la mano al corazón mientras confiesa que llevan juntos 9 años), muy dentro.

Shlomo, ¿qué le diría al jeque Nasralah para que liberar a su hijo?

Nada, porque no me escucharía. Todo lo que se tenga que decir en este asunto lo tienen que decir los políticos, los Gobiernos. Lo que hagan por salvar a mi hijo, espero que hagan lo imposible, me parecerá bien. Sólo pido que los secuestradores nos hagan llegar, a través de la Cruz Roja, pruebas, fotos, mensajes, una llamada, que demuestren que está vivo, que se encuentra bien, que no está herido.

¿Cree que el Gobierno debe negociar con Hezbollah la liberación de su hijo?

Lo que creo y quiero es que me lo devuelva vivo. No sé lo que tiene que hacer. En el pasado se ha negociado y se ha llegado a acuerdos con Hizbolá pero espero que no tengamos que esperar 3 ó 5 años, como tuvieron que esperar las familias de los últimos soldados secuestrados antes de recibir los cuerpos, en este caso los cadáveres, de sus hijos. Lo único que sé es que en Oriente Próximo todo tiene un precio, la vida de mi hijo también y espero que entre todos podamos pagarlo para recuperarlo con vida.

¿Cree, Elat, que bombardear el Líbano ayudará a liberar a su marido?

Espero que se imponga la razón y se aplique muy pronto un alto el fuego a los dos lados de la frontera. Detesto la guerra y no quiero que haya muertos civiles pero Israel tiene que defender a sus ciudadanos y lograr la liberación de mi marido. Confío en que esto sirva para algo.

El jueves se reunieron las familias de los tres secuestrados (también la de Guilad Shalit, capturado en Gaza, con Javier Solana. ¿Les comunicó alguna noticia esperanzadora?

El encuentro fue muy cálido. La verdad es que me sorprendió. Estuvo muy cariñoso. No como político sino como ser humano. A fin de cuentas él también tiene hijos. No fue muy preciso pero sí demostró más optimismo en el caso de Guilad que en el de Udi y Eldad.

Elat ¿cómo se plantea su vida a partir de ahora, recién casada, sin su marido en casa?

Estoy padeciendo mi particular ‘tsunami’. No sé si me recuperaré pero necesito ser optimista. Hay muchos desastres en el mundo y la gente los padece, pierde a sus seres queridos, llora en silencio y sigue viviendo. ¡Qué remedio! Seguiremos viviendo, todos unidos, todos juntos, con Udi aquí (se lleva de nuevo la mano al pecho, al corazón).