La escalada de la violencia en Medio Oriente parece no tener final. Tras atacar con misiles el aeropuerto de Beirut y poblaciones del sur de El Líbano, Israel anunció que mantiene a ese país bloqueado por tierra, mar y aire. Hezbollah respondió, por su parte, incrementando sus ataques contra la ciudad de Naharia y Sfad y ya amenazó con atacar Jaffa, vieja ciudad con reminiscencias árabes pegada a Tel Aviv.
El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas (alias Abú Mazen) ya advirtió sobre el peligro de «una guerra regional» que «alejará las posibilidades de paz, estabilidad y seguridad en Medio Oriente».
Al anunciar el bloque de todas las vías de Líbano, las Fuerzas Armadas israelíes dijeron que buscaban evitar el traslado de armas para los terroristas, «especialmente para Hezbollah». El ministro de Defensa Amir Peretz agregó que Israel no permitirá que esa guerrilla regrese a sus habituales posiciones en la frontera y justificó los ataques: «Beirut -a cuyo Gobierno Israel acusa de colaborar con el terrorismo- está pagando el precio de su actitud corta de miras».
