30 años de dolor y sin justicia

El 17 de marzo, desde Tzavta, Nueva Sion, Meretz Argentina y Betel conmemoramos un nuevo aniversario del atentado a la Embajada de Israel en Argentina. “Hay que decirlo con todas las letras: hay una gran deuda de nuestra democracia, recuperada en los 80 del siglo pasado, que es la debilidad de la justicia. Hasta que esto no se corrija no podremos hablar de consolidación democrática”, señaló Susana Gelber, miembro de Meretz Argentina, en las palabras pronunciadas en este acto, que presentamos.
Por Susana Gelber

Hoy una vez más, nos reunimos en un nuevo aniversario del atentado a la Embajada de Israel. Tres décadas han pasado y seguimos igual, reclamando justicia, y homenajeando a las víctimas y acompañando a las familias de los asesinados y a los sobrevivientes.
Fue y sigue siendo muy conmocionante porque fue el primer atentado del terrorismo internacional en Argentina y en América Latina. Dos años mas tarde, vendría el de la AMIA. Ambos impunes.
Hay que decirlo con todas las letras: hay una gran deuda de nuestra democracia, recuperada en los 80 del siglo pasado, que es la debilidad de la justicia. Hasta que esto no se corrija no podremos hablar de consolidación democrática.
Se suceden los gobiernos, hay alternancias, pero este déficit termina agravándose y lo normal es la prevalencia de la impunidad.
No hubo voluntad política, ni la suficiente independencia judicial, para avanzar en esta causa, que prácticamente no se ha movido. No se sabe prácticamente nada. Es peor que en el caso de la AMIA. Lo que sí es seguro es que, de esta forma, se abrió paso a un segundo atentado.
No solo hubo que soportar en estas tres décadas la desidia, el desinterés y las promesas que se sabían de antemano vacías y sin ningún interés de cumplimiento, por parte de quienes estaban a cargo del poder político, sino que también hubo que sobrellevar numerosos intentos de revertir la historia hablando de implosión, de la existencia de arsenales, como sucedería también con la AMIA. Lo que quedó bastante claro fue que existió una zona liberada.
Todos sabemos que va a ser muy difícil lograr esclarecer los hechos, pero eso no quiere decir que no sigamos insistiendo, recordando, demandando siempre por memoria, verdad y justicia.
Acompañamos y rendimos homenaje a las víctimas y a los familiares. Nunca se van a poder empezar a cicatrizar las heridas y hacer verdaderamente el duelo, sin esclarecimiento y condenas a los autores materiales e intelectuales.
Así como año tras año, los jóvenes exigen justicia, la noche anterior al aniversario, frente a la que fuera la sede de la Embajada, se mantiene la llama del recuerdo y el reclamo. Son los mismos jóvenes que, igual que todos nosotros, tuvimos que normalizar los pilotes, los recaudos de seguridad y saber que el riesgo es real y está latente. Lamentablemente, ellos no conocieron una situación diferente.
Es nuestro deber mantener la memoria y el reclamo y seguir demandando el esclarecimiento y las condenas judiciales.
Esta es la razón de este encuentro, y lo seguiremos haciendo, año tras año, con la esperanza de que, en algún momento, solo homenajeemos y recordemos, pero ya no tengamos que reclamar justicia.