Youssef Haddad: “Sueño con ver la participación de los árabes israelíes dentro de la sociedad israelí”

Fundador de la organización “Juntos Responsables el Uno por el Otro”, Haddad pregona la idea de vincular al público árabe-israelí con la sociedad y achicar la brecha y diferencias entre judíos y árabes bajo un mensaje de paz y unidad. “Fui combatiente y comandante en Golani (Brigada de infantería israelí). Lo elegí porque Tzahal no es el Ejército de defensa de los judíos, sino que es el Ejército de Defensa de Israel”, nos dice en entrevista exclusiva con Nueva Sion. “No me identifico como de derecha, centro o izquierda –aclara-. El que quiere me puede identificar como quiera. Soy un árabe israelí que quiere a su país, al que le importa la seguridad, que quiere paz y que quiere igualdad. Si por el hecho de que me importe la seguridad del país, soy de derecha, entonces soy de derecha. Si por querer igualdad, soy de izquierda, entonces decime que soy de izquierda. Y si por querer que todos vivamos en paz, soy de centro, decime que soy de centro”. “Creo que también debemos influenciar de forma muy clara sobre los judíos con ideas anticuadas y racistas -agrega-. Recibo muchos mensajes de personas que me dicen: ‘Apoyamos tu actividad. Yo soy racista y odiaba a los árabes. Para mí, un árabe bueno es un árabe muerto. Gracias a vos, cambié mis ideas’. Así se entiende que se deben hacer cambios, de ambos lados. De parte de los árabes israelíes, muchos siempre pensaron que todos los judíos son racistas y no nos quieren acá. De repente vengo yo con una narrativa diferente. Ese es el trabajo que hacemos y es el objetivo de nuestra organización”.
Por Enrique Grinberg

-¿Qué significa para vos ser árabe-israelí?
-Ante todo podemos comenzar en qué significa para mí ser israelí. Israelí para mí es estar en una misma habitación con un judío, un musulmán y un cristiano, con un druso, con un beduino y todos llamarnos unos a otros hermanos ¿Qué onda mi hermano? ¿Cómo estás mi hermano? ¿Qué hacemos hoy mi hermano? Esta es para mí, la mejor respuesta sobre lo que significa ser israelí.

-Casi no se percibe un acento árabe en tu hebreo. ¿Hablas árabe y lo haces con acento israelí?
-Ante todo hay que saber que en el idioma árabe existen diversos tipos de acentos. El egipcio es distinto del libanés, el libanés del sirio, el sirio del que se habla en Israel. Incluso entre los árabes de Israel y los palestinos hay diferencias también en el acento. Y yo tengo acento árabe-israelí como todos mis amigos y hermanos de la sociedad de aquí. Para mí el acento más lindo es el libanés, pero no lo hablo. También mi inglés es cercano al que se escucha de los americanos, hay ahí todo tipo de desconexiones, pero es cercano.

-¿Pensás que hay diferencias entre ser árabe-israelí y judío israelí?
-Sí, sí, no hay dudas, hay diferencias. No se puede negar eso. Quien dice algo diferente, simplemente es porque no conoce la realidad en el país. Pero, nuevamente depende de cómo se ven las cosas. Porque se puede en verdad sólo intentar encontrar las diferencias, las brechas y no trabajar en cómo acortarlas y cómo encontrar lo que tenemos en común, que es mucho. Mirá, yo soy el Director Ejecutivo de una fundación que se llama “Juntos, responsables uno por otros”, una fundación árabe-israelí que todo su objetivo es conectar a la población árabe-israelí. Nosotros vemos que hay aquí brechas pero éstas no se dan sólo en una cosa, no tengo sólo reclamos al Estado, sino también a los líderes y personalidades dentro de nuestra sociedad árabe-israelí, y si profundizamos un poco más sobre esto, amplío mi explicación con la frase que dice que “para bailar el tango se necesitan dos”.

-Encontraste una buena frase, sos un buen orador y sabes explicar también. ¿Cuál es tu postura con relación a que si Israel debe ser un Estado judío o ser un Estado de sus habitantes?
-¿Es posible que el Estado de Israel pueda ser judío y democrático? La respuesta es sólo una, sí; porque yo finalmente en el Estado judío y democrático tuve éxito, de manera personal y pienso que también en lo público. Porque unimos bajo la fundación a personas, generando actividades y programas con contenido político y no político, somos una fundación social. Pero también abordamos temas políticos para poder promover cosas vinculadas a la sociedad árabe-israelí y acortar las brechas. Estamos obligados a encontrar un punto de equilibrio y entender que el Estado de Israel puede existir como un Estado judío y tiene que ser además un Estado democrático.

Hubo un diputado árabe-israelí, pienso que fue Barekat, que dijo lo mismo que acabas de afirmar, que el Estado de Israel es judío y democrático. Aunque aclaró: “Lástima que sea judío para los árabes y democrático para los judíos”. ¿Qué pensás sobre esto?
-Desde mi concepción, vamos a actuar para acortar las brechas, para que los judíos no teman de la palabra democrático y los árabes no se olviden de la palabra judío. Si nosotros en verdad logramos llegar a este equilibrio, llegaremos al punto que ninguna de las dos partes tema.

-¿Existen diferencias entre ser árabe cristiano y árabe musulmán?
-No, no hay ninguna diferencia. Se puede encontrar árabes de todo tipo ¿Qué significa esto? Que hay árabes israelíes cristianos que tienen nacionalidad palestina, por ejemplo, Azmi Bishara y Bazel Rataj, uno un traidor y otro un contrabandista de teléfonos. Hay musulmanes que se enrolan en el Ejército, y hay los que brindan su servicio en el Servicio Nacional. Ojalá lleguemos a la situación que nosotros digamos que somos israelíes y no tengamos que diferenciar entre árabes y judíos, ese es mi deseo. Y por supuesto sin afectar nuestras tradiciones y costumbres. Pero ahora, si hablamos desde el aspecto de la religión, todos nosotros, los árabes israelíes, somos parte del Estado de Israel.

-¿Por qué decidiste enrolarte en el Ejército y en qué servicio?
-Fui combatiente y comandante en Golani (Brigada de Infantería israelí). Lo elegí porque Tzahal no es el Ejército de defensa de los judíos sino que es el Ejército de Defensa de Israel. Hoy en día estoy en una posición pública como director de una fundación, cuyo objetivo es conectar a la sociedad árabe israelí, si me preguntas si estimulo el reclutamiento, te digo que estimulo el voluntariado en el Servicio Nacional Civil, no a Tzahal. Nosotros sabemos que la mayoría de los árabes israelíes verdaderamente no quieren enrolarse en Tzahal y digamos también la verdad, Tzahal tampoco está interesado en enrolar ahora a la mayoría de los árabes de Israel y por eso la más acertada solución es el Servicio Nacional Civil.

-¿Tampoco estás interesado en enrolar a los ortodoxos?
-Pienso que a los ortodoxos podrían ofrecerles servir al Estado o temporalmente servir a su comunidad, es por ello que se creó esta estructura llamada Sherut HaLeumí Ezrají. Esto es válido para árabes y para los ortodoxos judíos.

-¿Participaste de la ceremonia de Hashbaá (Ceremonia de Jura de Tzahal)?
-Cierto. Juré, y juré sobre el libro en el que yo creo, soy cristiano, y sostuve en ese momento el Nuevo Testamento sobre el que juré, y juré defender mi Nación, la que en definitiva es mi Nación. Y más aún, te diré que, a mi entender, todo soldado que atraviesa el ritual de Jura, juramenta que será un buen soldado, al menos yo lo veo de esa forma, y creo que durante todo ese tiempo, que me desempeñé en ese rol (de soldado), traté de desempeñarme así, también cuando fui comandante.

-Además fuiste comandante en Golani, en una unidad del Ejército con historia que no es cualquiera.
-Claramente no es una unidad del Ejército cualquiera. Cuando hice el juramento, lo hice al final de cuentas, no solamente por defender mi Nación, sino también ser un soldado con “principios” que se conduce y actúa de acuerdo al “espíritu” de “Tzahal”, que no sólo es un “documento”, sino que son “principios” que, según mi opinión, deben ser seguidos por toda persona, independientemente de que sea soldado o no, y que deben regir su conducta. Principios de los cuales yo, en definitiva, personalmente estoy muy orgulloso.

-A propósito del ritual de jura, y todo tu servicio en Tzahal, veo que tenés a tu lado la bandera de Israel, ¿qué lugar ocupan en la identificación nacional la bandera de Israel y el himno HaTikva cuando apelan a simbolismos judíos?
-Mirá, antes que nada, específicamente respecto de la Estrella de David, la postulación es incorrecta, la Estrella de David aparece en el resto de las religiones y no sólo en el judaísmo, empecemos por ahí, en primer lugar.

-Sí, pero, sus colores, su forma de “Talit” (ritual judío).
-Entiendo a qué te referís, pero en segundo lugar, preguntémonos: ¿Cuál es la opinión de los judíos suizos acerca de la bandera suiza y que tiene una cruz en el medio de ella, me entendés? Me hiciste una pregunta muy importante, muy, pero muy importante, porque al fin de cuentas no soy judío y el himno mismo habla del espíritu judío. Mirá, mi intención no es la de modificar el himno.

-Y… la esperanza de un pueblo… dos mil años… (Referencia a una estrofa del himno israelí “HaTikva” en español, “La Esperanza”).
-Sí, pero después de todo, yo también me puedo conectar con esa “esperanza” (HaTikva) porque yo, también como “esperanza” quiero que la Nación de Israel sea “libre”, “igualitaria”, “democrática”.

-Es más difícil cuando hablamos desde la religión.
-Sí, pero te quiero decir que no quiero cambiar el himno, no es mi intención, ahora específica y personalmente –para mí- yo decidí cambiar una sola palabra, para conectar más el himno a mi persona. Cuando canto el himno y llego a la parte que dice “…kolot va leiba…nefeshiehudi…” (voces en el corazón… espíritu judío), para mis adentros digo en lugar de “…iehudi…”(judío), “…israelí…”.

-También los israelíes judíos tienen cierto conflicto con el “nefesh iehudi”…
-Sí, hay de esos también.

-Estuve en Israel cuando hubo manifestaciones respecto de la “Ley Nacional”, en 2018. ¿Qué pensás de la Ley Nacional? ¿Tenés miedo que alguna vez modifiquen tu estatus como ciudadano, que te consideren un “ciudadano de segunda”?
-Veamos este punto. La Ley Nacional, en este estadío, ahora, hoy día, no cambió demasiado entre lo que era antes y lo que fue después de la modificación. La ley Nacional vigente, todavía no cambió nada en relación a los árabes de Israel, y dicho sea de paso, eso no significa que esté bien. Tanto antes como ahora, hay cosas [en la ley] que deben ser mejoradas. En relación a la Ley Nacional, mi idea es muy simple y escribí sobre ello, no pocos artículos, y me han entrevistado en numerosas oportunidades al respecto: La Ley Nacional hay que corregirla. De hecho, ya dijimos, que en lo que a mí respecta, acepto la definición de Israel como país judío y democrático, pero en la Ley Nacional hay tres artículos que habría que corregir: el primero es definir al Estado de Israel como “una Nación judía y democrática, con igualdad [de derechos] entre todos sus ciudadanos en el Estado de Israel”. Digo esto, y específicamente digo: “…para sus ciudadanos ‘dentro’ del Estado de Israel, porque hay algunos que me dicen: ‘¿Pero, vos estás de acuerdo o no con la Ley del Retorno?’ Y en tal sentido, ¿esa ley del Retorno es aplicable a “todos”? Yo hablo de Eretz Israel, aquellos que viven en Israel, hablo de mí de manera equitativa a un judío que vive en el país, entonces tiene que ser allí. También para aquellos que aducen “son derechos nacionales y no derechos individuales”, eso es un gran disparate. Hay que entender que aún en la redacción de una “Ley de Nacionalidad” tiene que haber una referencia y una identificación con la igualdad del individuo dentro del Estado de Israel para sus ciudadanos, es en definitiva una obligación, no debería haber controversias al respecto, en cuanto al hecho que yo soy igual a cualquier otro.
El segundo artículo que hay que corregir y que es un escándalo absoluto, es que el idioma árabe haya sido rebajado de uno de los “idiomas oficiales” a “idioma de estatus especial”. De nuevo, nada ha cambiado, lo que había antes y lo que habrá después de la Ley Nacional, dejémosle el estatus que el idioma árabe tiene tanto en las oficinas estatales como también en comités de índole educativo o de otras índoles, por lo que es un innecesario dedo en el ojo, y le voy a decir más, en definitiva los idiomas son puentes, puentes entre pueblos, y creo que así como la mayoría de los árabes israelíes saben el idioma hebreo, la mayoría de los ciudadanos judíos deberían aprender el idioma árabe. No el “literario”, sino el árabe que hablamos diariamente, ese realmente es un tema muy importante
Y el tercer artículo que hay que corregir es el tema del desarrollo de asentamientos. Está escrito que la Nación invertirá en el desarrollo de asentamientos [localidades] judíos. No está bien, porque no sólo hay que desarrollar los que son judíos sino también los árabes, porque al final si sólo se desarrollan las localidades judías, y no así las árabes, el estrato socioeconómico más bajo va a caer y caer aún más y más, y con ello la criminalidad va a crecer aún más y en definitiva ello derramará a todo el país, y no sólo dentro de la sociedad árabe-israelí.
Esos son en definitiva los tres artículos de la Ley Nacional que tenemos que corregir. Yo no gimoteo y no corro con ello a la Unión Europea ni a ningún lado. Creo que la forma de corregirla es a través del diálogo, a través de la cooperación, con el público israelí y también con los políticos. Para mi alegría, muchos con los que hablé entendieron la idea, y ese es el espíritu con en el que nosotros, en nuestra fundación, entendemos que debemos encarar lo concerniente a la Ley Nacional.

-Fuiste herido en la Segunda Guerra del Líbano. ¿Qué es para vos la guerra?
-Sí, yo fui muy mal herido. Mi pierna fue amputada, pero creo que más grave que eso fue que perdí amigos, perdí comandantes, incluyendo a mi comandante Roí Klein Z”L (Bendita sea su memoria), que para quien no conoce su historia, fue asesinado cuando saltó sobre una granada con su propio cuerpo para salvar la vida de sus soldados. Una guerra es algo maldito. No quisiera que mis hijos estuviesen en una guerra. No quisiera que los hijos de otras personas que son nuestra generación del futuro tengan que vivirla. Pero, sin duda, si es necesaria una guerra del lado de nuestra Nación para defender a nuestros ciudadanos judíos y árabes, no hay elección, pero yo de verdad, rezo con todo el corazón, que no lleguemos a la situación que nuestros chicos y amigos deban llegar a una situación de combate. No es algo sencillo. Pero también te puedo decir que a pesar de que no es algo sencillo, cada batalla en la que estuvimos frente a los mismos terroristas de Hezbollah, no sólo que los vencimos y les demostramos hostilidad, sino que además resaltamos con mis compañeros ese espíritu de héroe de Golani. Ellos que fueron heridos en combate, y que finalmente parte de ellos también fallecieron. Ellos son la definición misma de heroísmo, porque recuerdo que intentamos ir y rescatarlos, o de hecho asistirlos, y estando ellos heridos de extrema gravedad. Ese es el sentido de la fraternidad, cuando me decían, dejame a mí, no te ocupes de mí, asistí a mi compañero. Eso es Golani. Esos son los valores que recibimos y en los que se nos educa, eso es en definitiva “Israelismo” (del hebreo “Israeliut”). La guerra es algo que nosotros no queremos, pero si se nos necesita, si no hay alternativa tendremos que hacerlo. Realmente espero que no lleguemos más a eso.

-¿Qué significa para vos la paz?
-[Suspira] Es un sueño posible, ese es el asunto. El tema es que para llegar a la paz tenemos que atravesar un proceso determinado en la sociedad israelí misma, en particular, en todo lo relacionado a esa “conexión” entre los árabes israelíes con toda la sociedad israelí. Pero, es posible. La paz es posible, y se puede conseguir la paz también con aquellos con quienes no compartimos fronteras. Yo creo, tengo no pocas conversaciones con amigos de la Franja Oriental y amigos de Gaza, amigos, muchachos jóvenes y ambiciosos que están hartos de la situación actual, están hartos de la guerra, hartos del terror, que quieren otro futuro y desgraciadamente uno de los problemas más grandes es el control absoluto del discurso por parte de extremistas, también en Israel, y también en Palestina, de hecho. Hay voces de ambos lados de una generación joven que quiere controlar esas mismas voces extremistas. En mi opinión, la paz es un sueño posible, que requiere paciencia, pero creo que podemos llegar a una generación joven que está interesada y que quiere paz.

-¿Cuál es tu relación con Beit HaLojem (organización que se dedica a la rehabilitación, recreación y deporte destinado a los soldados heridos y a sus familias) y en que te han ayudado?
-Antes que nada, Beith Halojem es un lugar para todo soldado herido de Tzahal, que ha vivido un incidente traumático, y te brinda un ambiente familiar, o mejor dicho una familia adicional, que puede entenderte. Mire, amo a mi familia más que a nada. Para mí son todo, pero nunca podrían entender realmente lo que yo atravesé, y a lo que estuve expuesto vivencialmente. Cuando se llega a la familia de Beit HaLojem hay personas que entienden por lo que atravesaste. Se te entiende y te posibilita compartir lo que te pasó. También sanarte, y también participar en actividades deportivas, y en todo tipo de programas interesantes de ese y otros tipos; encontrarte con personas que poseen experiencias similares a las que uno atravesó. Podemos resumirlo de la siguiente forma: tengo mi familia, y además tengo mi segunda familia, eso es en definitiva Beit HaLojem.

-¿Cuál es tu vínculo con los árabes musulmanes israelíes?
-Somos una sola comunidad, la de los árabes israelíes. No diferencio, no divido. No es que tenga amigos árabes cristianos, o árabes musulmanes, o de otro tipo. No es que nosotros vengamos y nos fijemos en la persona y digamos: “A ver, esperá un segundo… ¿Sos musulmán?” Crecí en la ciudad de Nazaret, la mayoría de los habitantes de la ciudad de Nazaret, de mis compañeros de clase en mi escuela, eran -de hecho- musulmanes, pero eso no era algo a lo que le prestásemos atención. Mi respuesta es simple: no hay nada especial, tenemos una relación de árabes israelíes, de israelíes.

-¿Cómo pensás que te ven los árabes cristianos y musulmanes israelíes, luego de haber sido combatiente y servir en el Ejército de Defensa de Israel?
-Pregunta importante. En el año 2003, cuando decidí enrolarme no fue una decisión trivial. Perdí también algunos amigos, que decidieron dejar de hablarme por esa decisión. Tanto cristianos como musulmanes, indistintamente. Pero hoy es diferente al 2003, estamos en el 2021 y la generación joven se encuentra atravesando un proceso llamado “israelización”, que desde ya es completamente voluntario, no es que alguien los obligue, ni nada por el estilo.

-¿Cómo crees que te ven los judíos israelíes por su servicio en Tzahal?
-Ellos lo valoran mucho, y además comprenden que aquí hay una persona que ha dado por su país, y a su vez no es ningún “Fraier” (NdR: palabra en idish de uso corriente en la jerga hebrea moderna, con carga despectiva: bobo, tonto, chivo expiatorio), no soy un títere que dice que está todo bien, y demás. Soy un ciudadano israelí que ha dado su tributo al país y soy un ciudadano israelí que critica a su país en los lugares que son pasibles de crítica y en los que las cosas no se hacen lo bien que deberían.
Por cierto, esto hace que la gente piense que “acá hay un muchacho que aportó al país, que tiene sus críticas hacia el país y que no es judío”. Eso es algo que me parece importante. La forma de aportar al país puede ser a través del servicio militar o el servicio nacional civil. Le digo algo más: creo que también debemos influenciar de forma muy clara sobre los judíos con ideas anticuadas y racistas. Recibo muchos mensajes de personas que me dicen: “Apoyamos tu actividad. Yo soy racista y odiaba a los árabes. Para mí, un árabe bueno es un árabe muerto. Gracias a vos, cambié mis ideas”. No exagero, tengo esos mensajes escritos. Así se entiende que se deben hacer cambios, de ambos lados. De parte de los árabes israelíes, muchos siempre pensaron que todos los judíos son racistas y no nos quieren acá. De repente vengo yo con una narrativa diferente. Ese es el trabajo que hacemos y es el objetivo de nuestra organización.

-¿Sos sionista?
-No. Hace poco me preguntaron si soy un árabe sionista. Me parece imposible definirme así. En primer lugar, soy árabe israelí. Orgulloso de ser árabe y orgulloso de ser israelí. El movimiento sionista se fundó para crear un Estado judío en la Tierra de Israel, pensando en los judíos. Yo no era de ninguna forma parte de esos objetivos. Definirme como árabe sionista es un poco tonto. Con los años, la palabra tomó distintos significados para mucha gente. En el mundo árabe, hoy “sionista” significa básicamente judío. A pesar de que obviamente no hay relación, yo personalmente lo entiendo, pero es parte de los usos que tomó la palabra. Me pueden definir como quieran, así que si por el hecho de que yo quiero a mi país y que entiendo que es un Estado judío y democrático, me van a considerar sionista, que me llamen como quieran. Yo me defino como árabe e israelí y orgulloso de ambas identidades.

-¿Cuándo comenzaste a hacer trabajo social y de qué se trata tu organización?
-Comencé hace tres años. Era vicedirector de una empresa que se ocupaba de investigación de mercado y tenía un cargo lindo con excelentes condiciones, con estacionamiento privado en Tel Aviv, lo cual no es un tema menor porque es imposible encontrar dónde estacionar, así que no podía pedir más. Hace tres años vi que la sociedad israelí, tanto judía como árabe, estaba retrocediendo. La brecha entre ambos crecía, la incitación y el odio se hacía más común y no podía ser indiferente ante esto. Por eso, renuncié a mi trabajo y fundé la organización “Beiajad arevim ze le ze” (Juntos responsables el uno por el otro). Es una organización árabe israelí que intenta vincular al público árabe israelí con la sociedad israelí en general, achicar la brecha entre judíos y árabes e incentivar al servicio nacional para aportar al país y a la comunidad al mismo tiempo. Nos ocupamos también de problemas sociales, como violencia, violencia de género, armas ilegales, mejora de educación e infraestructura. Somos una organización social, pero también hablamos con políticos para encontrar soluciones a través de legislación. También hacemos actividades de esclarecimiento sobre Israel: salimos del país para hablar sobre Israel, desde un lugar que cuenta la verdad, muestra los hechos y también incluye las cosas menos lindas, para pensar cómo podemos encontrar juntos una solución. Creo que hacemos un trabajo increíble porque mucha gente antiisraelí de repente cambia algo de sus percepciones. La organización está compuesta por judíos y árabes, cristianos, musulmanes, drusos y beduinos. La comisión directiva incluye personas de todos los grupos de la sociedad israelí. Tenemos docenas de voluntarios y miles de seguidores. En mi página de Facebook particular, donde muestro el trabajo de nuestra organización, tengo 50.000 seguidores y cada vez crece más. Son personas interesadas por las actividades, que quieren participar. Estoy muy orgulloso de eso y creo que vemos el cambio que movilizamos en la sociedad israelí, tanto judíos como árabes.

-¿Crees que trabajas en pos de la igualdad o de la equidad?
-A fin de cuentas, todos somos ciudadanos israelíes. Eso incluye igualdad de derechos y de obligaciones, pero tenemos que encontrar para muchas cosas soluciones intermedias. Por ejemplo, nadie espera que los dos millones y medio de árabes hagan el servicio militar, pero está la posibilidad de hacer servicio nacional. Con respecto a los derechos, es necesario ayudar a avanzar al público árabe israelí. Le doy el ejemplo más claro que hay: los árabes somos 20% de la población israelí, pero si vamos a todas las entidades gubernamentales, veremos que el promedio es de 1% de funcionarios que vienen de la población árabe. En alguna tenemos 2 o 3%. Avanzar en la igualdad y la participación significa que tengamos en cada entidad gubernamental al menos 20%, sin distinción de si estamos hablando de instituciones relacionadas con cultura, deporte, educación, economía, seguridad interna. En todo, debe haber al menos 20%, porque somos 20% del país. Es una forma de avanzar en la igualdad y de incentivar a la participación. También fomentaría la identificación con el país.

-Con respecto a la política, dijiste que es una especie de oxímoron ser árabe y sionista. ¿Se puede ser árabe y de derecha en Israel?
-No me identifico como de derecha, centro o izquierda. El que quiere me puede identificar como quiera. Soy un árabe israelí que quiere a su país, al que le importa la seguridad del país, que quiere paz y que quiere igualdad. Si por el hecho de que me importa la seguridad del país, soy de derecha, entonces soy de derecha. Si por querer igualdad, soy de izquierda, entonces decime que soy de izquierda. Y si por querer que todos vivamos en paz, soy de centro, decime que soy de centro. Creo que a fin de cuentas, nosotros, los árabes y los judíos, debemos unirnos y entender que separados no vamos a ningún lado. Por eso llamamos a la organización “Juntos responsables uno por el otro”. Porque debemos estar juntos y preocuparnos por el otro.

-Estás en contacto con políticos y dijiste que te definamos como queremos. ¿Crees que los políticos captan a los árabes israelíes?
-Creo que en las próximas elecciones veremos un cambio. Veremos partidos que apuntan a los árabes pidiéndoles su voto y que activen por el público árabe. Si eso no ocurre, es importante decir que la decepción será muy grande. Yo personalmente trabajo en este tema y lo que se escucha de los políticos de toda la constelación de partidos es apuntar a los árabes con planes y hacer cosas. Eso es lo más importante, hacer, y se puede demostrar incluyendo a personas que activan en pos del público árabe israelí.

-¿Hacia dónde crees que irán los votos de los árabes israelíes?
-Según las encuestas actuales, la Lista Unida está muy estable y se pronostica que recibiría 11 escaños. Es decir, perdería cuatro lugares en el Parlamento. En esta etapa, esos cuatro escaños no van a ningún lado. Están ahí en el estante esperando a ver quién los toma. No sabemos todavía si será un nuevo partido árabe-judío o un partido existente, oficialista o no, que venga con representantes claros y promesas de cambio. Si eso ocurre, hasta el Likud tiene chances de recibir esos votos. Si el Likud hace una buena campaña e incluye a una persona legítima con historial de trabajar en representación de los árabes israelíes en los temas más importantes, tiene chance de obtener votos.

-¿Cuál es tu sueño personal y cuál con respecto a la sociedad israelí para los próximos diez años?
-Creo que, antes que nada, ver la participación de los árabes israelíes dentro de la sociedad israelí. Ese es el sueño más importante y más actual. Como dije antes, al ser 20% de la población de Israel, quiero ver representación de 20% para los árabes en instituciones públicas. Quiero ver a nuestros representantes en la coalición gubernamental y quiero vernos en cargos influyentes para poder realizar cambios en la sociedad. Eso con respecto al trabajo. Yendo a objetivos más amplios, quiero que lleguemos a una situación donde, sin borrar particularidades culturales y de tradiciones, que nos sintamos de verdad israelíes y con comodidad. Quiero que los árabes de Israel se sientan cómodos siendo ciudadanos de Israel. Ese es el sueño más grande que tengo: sentirnos cómodos acá.

Traducción Enrique Grinberg, Sergio Zigelbaum y Kevin Levin.