Causa AMIA -9 años-:

“De pie hasta que aclare”

Luego de 9 años de haber recorrido los laberintos de la indecisión, el ocultamiento político y las obstrucciones deliberadas, esta nueva conmemoración del atentado a la AMIA nos encuentra ante una novedosa situación política tanto en el país como en la comunidad.

Por Guillermo Lipis

En lo nacional, las acciones ejecutadas por la administración Kirchner generan una expectativa nunca vivida entre los factores sociales directamente perjudicados en la masacre perpetrada aquel fatídico 18 de julio. La apertura de algunos archivos de la SIDE, la futura declaración de agentes de los servicios de inteligencia nacionales y el recibimiento que hiciera el nuevo presidente de los dirigentes de la AMIA y Familiares, o el Ministro Béliz a representantes de APEMIA; habla de gestos políticos contundentes a favor de dar un giro estratégico en beneficio de la búsqueda de una verdad ninguneada, hasta ahora, por la clase política dominante y por ciertos sectores dirigentes de nuestra comunidad.
Los hechos hablan por sí solos, pero también es cierto que son sólo un paso en esta cadena de escepticismo que sólo podrá romperse con la continuidad de esos gestos políticos adoptados.
“Más hechos y menos palabras” asevera Memoria Activa; “vamos a estar satisfechos cuando se realicen nuestras exigencias” dijeron los representantes de APEMIA a la salida de su encuentro con Béliz; “la SIDE es la cueva de Alí Baba” afirma el ex fiscal Strassera; Balza ratifica que el Ejército hubiera podido llegar si Ruckauf (entonces Ministro del Interior) hubiera aceptado su ofrecimiento del equipo de rescate acantonado en el regimiento de Patricios (“¿Cuántas vidas se hubieran salvado si llegábamos tres días antes que el equipo de rescate israelí?” se sigue preguntando Balza hasta hoy); “Galeano es el responsable de que no haya una sentencia ajustada a derecho” afirma el periodista Román Lejtman a Nueva Sión. A nueve años, insisto, aparece un rompecabezas diferente y no porque se hayan resuelto los encubrimientos o las obstrucciones, sino porque parece haber una inédita vocación política por desentrañar la verdad.
En el aspecto comunitario hay una gimnasia bastante aceitada de ningunear la información cuando se la considera perjudicial a los intereses corporativos de algún sector de poder perjudicado. No es un dato menor que el gobierno de Kirchner haya informado a los dirigentes de la AMIA acerca de la apertura de ciertos archivos de la SIDE, o que el titular de los servicios de inteligencia nacionales (Sergio Acevedo) se haya reunido a solas con los dirigentes de AMIA, dándole la espalda dos veces en menos de 20 días a los dirigentes de la DAIA (tan criticados por dos de los tres grupos de familiares y por vastos sectores de la prensa nacional y comunitaria).
Es prematuro saber hacia dónde nos encaminamos en la búsqueda de la verdad que acompañe a calmar el dolor de los familiares y ayude a reconstruir la confianza en las instituciones de la Nación. Resolver la Causa AMIA no es un dato menor ni para la política, ni para la justicia argentina, ni para la comunidad judía en particular.
En esta nueva edición de Nueva Sión usted, amigo lector, podrá encontrar suficiente información como para armar su propio escenario. Las críticas no son menores (en los dos marcos, el nacional y el comunitario) e intentan aportar a esa búsqueda de la esperanza y un nuevo camino. Incluso, hemos editado una segunda publicación, totalmente dedicada al tema, que usted puede solicitar en la redacción de manera gratuita o bajarlo de nuestra web, escrita por Horacio Lutzky, ex director de este medio y ex vocero de la AMIA en el juicio oral quien desnuda aspectos trascendentales de lo que dimos en llamar “La Deuda Interna”.
Resolver la Causa AMIA implica reencontrarnos con lo mejor de nosotros mismos intentando desterrar de esta sociedad la corrupción, las intrigas palaciegas que hacen que este tipo de democracia que supimos construir represente a muy pocos y sea cada vez más expulsiva del sistema.
A 9 años, parece que recién estamos empezando a caminar otro sendero. Hay algunos indicios que señalan en esa dirección, pero sigue sin estar dicha la última palabra. Mientras tanto, y como dicen los jóvenes en su vigilia previa al día del recordatorio de la explosión, seguimos “de pie, hasta que aclare” porque es la única manera de defender nuestra dignidad y a las instituciones republicanas; y para que los muertos de la AMIA descansen, definitivamente, en paz.