Cuestión de Paso

Pasaron las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO), y en Nueva Sión presentamos la mirada satírica de Rudy, que en clave de humor judío desmenuza la controversial actualidad política nacional.
Por Rudy @humoristarudy, especial para Nueva Sión

El domingo 11 de agosto se llevaron a cabo, en toda la república, las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias, conocidas como PASO.
Algunos, opositores, las llamaban PESAJ, porque “estamos cobrando salario de esclavos, con el precio de la comida lo único que nos queda es esperar que caiga maná del cielo, quien nos gobierna se cree un faraón, y bajo su mandato se hicieron varias obras de categoría pindonga o cuchuflito, con presupuesto de pirámides”.
Algunos, oficialistas, también estaban de acuerdo con esa denominación, pero decían: “Si gana la oposición, nos vamos a pasar 40 años en el desierto; les hicieron creer a los esclavos que tenían derecho a una tierra de leche y miel, pero es pura utopía; y además, si no ganamos nosotros, los mercados van a provocar 10 plagas, al día siguiente, nomás”.
Algunos comentaron que Noé, al cuarto día del Diluvio, bien resguardado en el Arca junto a sus familiares y amigos, y algunos animales, gritó “¡No se inunda más, carajo!”, pero en la Biblia no dice nada al respecto, por lo que fue desmentido.
Algunos trolls pidieron “caricias significativas”, “Relaje al presidente”, pero como sus mensajes estaban en arameo mal traducido, nadie les dio bolilla.
Ya pasaron las PASO. Los resultados están más que a la vista, y si nos atenemos a la versión cristiana de los hechos pascuales, MM podría decir “Mercado mío, ¿por qué me has abandonado?” y explicar que no fue “uno” sino “Millones”, los que lo traicionaron, y lo negaron, (por ahora una sola vez, pero aún falta octubre).
Más allá de alocuciones vinculadas al judaísmo y al cristianismo, fue un día democrático (Luis E. Sojit hubiera dicho “un día peronista) y millones de argentinos, argentinas y argentines, o para resumirlo en una sola palabra, millones de deudólares, le hicimos saber al gobierno que “No, no se puede”. Por lo menos, así no.
Los motivos del voto fueron de lo más diversos. Mi tía Grepche decía que: “Con el precio de la harina, últimamente se vio obligada a hacer knishes de harina de arroz”. Su novio, don Ulik Zislsoier, decía que: “Desde 2015 para acá, lo que logró él fue ‘RIQUEZA CERO’”; y Don Shmuel Groistsures, el vecino, decía que: “Este no es un gobierno kasher, ya que en estos años aumentaron tanto los precios de los lácteos como el de la carne”.
Mientras esperaba mi turno para votar, hice una encuesta “cara de urna”: había demasiada gente con cara de “no llego a fin de mes”, lo que auguraba un triunfo opositor. Pero algunos, en mi barrio, tenían expresión de “prefiero dejar de llegar a fin de mes, siempre que el de al lado tampoco llegue, mientras tenga a quien echarle la culpa, seré feliz”.
Después pasó lo que pasó.
• El mejor equipo de los últimos 50 años se fue a la B ( Como dijimos con D. Paz en Página/12).
• Más que “caricias significativas”, como pedían los trolls antes de las PASO, el país le dio una paliza electoral al gobierno.
• Esa noche, el presidente nos mandó a dormir, sin comer. Se ve que él mismo ya había comido gran cantidad de sapos, y todos saben cuál es su concepción personal de la Constitución: “El pueblo no gobierna, ni delibera ni come sino a través de sus representantes”.
• El presidente le echó la culpa a la oposición, y después, permitió que “pasaran cosas” (megadevaluación). Lo hizo para que nos enterásemos de lo que podía pasar si él dejaba de gobernar, pero de lo que nos enteramos es de que tenemos un presidente que es capaz de “dejar de gobernar” si le daba la gana.
• El dólar pasó a valer tres dólares (tipo vendedor), mientras que el peso pasó a cotizarse a “un Dujovne” (tipo renunciador).
• La renuncia de Dujovne ya había sido aceptada días antes de que se le ocurriera presentarla. No por el presidente, sino por el resto del país.
• El presidente pidió perdón (aunque falta para Iom Kipur), y nos mandó a ayunar es a nosotros, llevando el precio de las comidas, que ya estaba por las nube, a la estratósfera.
• Nos gustaría saber si pidió perdón, o dijo “sorry”, Y si fue por la recesión, la inflación, la desocupación, la represión, las mentiras, la censura, el vaciamiento, o por haber dicho “carajo”.
• Se rumoreó por allí que la idea era congelar a Macri hasta diciembre.
• Finalmente, mi tía Róyinke, esa que como tantas tías y bobes, cada vez que pasa algo pregunta “¿es bueno para los judíos?”, contó que “ella votó por Macri porque se llama Mauricio”, pero ahora dice que “seguro que a Alberto le pusieron ese nombre en homenaje a algún antepasado que se llamaba Abraham”.

“Todo pasa y todo queda” cantaba Serrat; “Pasaron las grullas” dice mi tía Anita ante la mesa vacía (arrasada) post almuerzo, merienda o cena familiar. “Pasaron cosas” decía el presidente para explicar lo inexplicable. “Mas todo pasa, todo pasará”, cantaban Nelson Ned y Mat Monro hace demasiado tiempo. Pasaron las PASO, y acá estamos, en un tiempo que, espero, sea mejor para todas y todos.