«Mi gobierno es abogado de todos los alemanes, pero también de todos los ciudadanos que viven en Alemania. Por ello, donde sea necesario, actuará con ímpetu contra cualquier forma de extremismo, racismo y antisemitismo», dijo la líder democristiana en su primera declaración de gobierno ante el Parlamento.
En Alemania viven 7.600.000 extranjeros, sobre una población total de 82 millones de habitantes.
Merkel aseguró que Alemania es un país tolerante y multiculural, pero que -al mismo tiempo- su gobierno evitará que se formen sociedades paralelas dentro del país en las que no se respeten los valores de la convivencia. «La integración es una tarea clave en estos momentos», añadió.
El diálogo con el Islam tendrá una gran importancia para su gobierno. La canciller desaprobó los casos registrados en el país de asesinatos de jóvenes musulmanas a manos de sus propios padres o hermanos que desaprobaban su relación con hombres de otras religiones.
«Como mujer, quiero decir que los matrimonios forzosos o los asesinatos por honor -ambos conceptos por cierto bastante horribles- no tienen nada, pero nada que ver con el honor y tampoco pueden tener un lugar en nuestra sociedad. No podemos tolerarlo», finalizó.
