Los colonos judíos se han lanzado a una campaña de consecuencias impredecibles y has puesto a los servicios de seguridad en estado de alerta. La tensión desatada entre los colonos y el gobierno de Ariel Sharon llegó a su máximo nivel tras los repetidos intentos de evacuación por el Ejército del primer enclave judío habitado en Cisjordania.
Alrededor de mil soldados y policías completaron a última hora de la tarde de ayer, 19 de junio, el desalojo de las tiendas de campaña y otras estructuras después de que la Corte Suprema de Israel rechazara el último de los recursos presentados.
Más de veinte agentes de Policía y soldados, así como siete colonos, resultaron heridos en los choques, algunos con fracturas de huesos y dientes por lo que debieron ser hospitalizados.
Los soldados, que llegaron al lugar sólo con cuchillos para desmontar las tiendas, debieron lidiar con cientos de colonos que les bloquearon el acceso y llevarse a muchos de ellos arrastrados por el suelo. Tratando de evitar que los soldados se aproximaran al campamento, los colonos incendiaron campos de cultivo palestinos de los alrededores.
“Esta tierra es nuestra casa. Mañana estaremos aquí otra vez en las colinas”, dijo Yosi Peli, un colono enceguecido.
A pesar de que Israel está cumpliendo las primeras medidas comprometidas, no la logrado detener el ciclo violento.
El brazo armado del movimiento radical palestino Yihad Islámico reivindicó el ataque suicida que tuvo lugar por la mañana en el norte de Israel en el que murió una persona además del kamikaze. Un interlocutor anónimo que afirmó ser miembro de las Brigadas Al Qods reivindicó el atentado suicida en Sdé Troumot, una localidad cercana a la ciudad de Beit Shean, al norte del valle del Jordán.
