El lunes 6 de junio, el ministro de Defensa israelí Shaul Mofaz afirmó a una comisión parlamentaria que los militares desarmarán -por la fuerza- a los colonos judíos que no entreguen voluntariamente sus armas durante la retirada de la Franja de Gaza y el norte de Cisjordania.
«Les pido que no permitan que sus hijos se vean mezclados en aspectos violentos de la evacuación», indicó Mofaz luego de la reunión de las comisiones parlamentarias de Asuntos Exteriores y Defensa.
Por su parte, funcionarios palestinos dijeron que Israel ha retrasado la entrega de mapas de los asentamientos judíos de Gaza, un elemento vital para coordinar el repliegue unilateral israelí.
La oficina del ministro palestino Mohammed Dahlan, encargado de coordinar la retirada con Israel, dijo que Israel debía haber suministrado los mapas el domingo 5 pero no lo hizo.
Mientras tanto, en la ciudad de Jerusalem, unos 3.000 policías fueron distribuídos para prevenir un posible enfrentamiento entre palestinos y judíos en las vísperas de la conmemoración del inicio de la Guerra de lkos Seis Días.
El enfrentamiento, de todos modos, se produjo el lunes 6, durante la mañana, cuando varios visitantes judíos recorrieron el predio de la mezquita Al Aqsa.
Centenares de palestinos apedrearon a los visitantes y a la custodia policial. En los actos de violencia fue detenido un palestino que intentó atacar a un visitante y dos visitantes resultaron levemente heridos por la lluvia de piedras.
El Presidente palestino, por su parte, afirmó que los judíos no deberían haber entrado en el la explanada de las mezquitas. «El gobierno israelí y la comunidad internacional debe cesar estas violaciones injustificadas y peligrosas», insistió Mazen -luego- en una escuela de Ramallah.
