Publicado en ‘El Periódico’ -23 de febrero de 2005-:

«Israel se ha convertido en una nación de patrones»

Amira Hass es la única voz de la prensa israelí capaz de escribir el horror palestino con todas las letras. Su familia fue exterminada por los nazis en Rumanía y Yugoslavia, y ella se instaló en Ramallah para enviar crónicas que dicen la verdad. La corresponsal del diario 'Haaretz' en Ramallah dice que la colonización no cesa.

Por Nuria Navarro

¿Israel quiere saber la verdad de los territorios?

En Israel hay muchos que quieren saber y hay un diario, el mío, que está dispuesto a contar. Créame, no me enfrento a ningún maltrato oficial. Nunca seré arrestada como muchos periodistas en Sudáfrica o en la URSS, ni me silenciarán, como en EEUU o en Latinoamérica.

¿De qué magnitud es el sufrimiento palestino?

¡Es tan total el control de sus vidas! ¡Israel les dicta cada detalle, estrecha su horizonte y sus oportunidades para poder desarrollarse personal y comunitariamente! Al margen del aspecto militar, se trata de una intrusión violenta en su existencia. Mientras los palestinos que viven en Israel son discriminados de una manera radical, los que están bajo la ocupación militar desde 1967 están aplastados por la política discriminatoria israelí.

Póngame un ejemplo.

Yo puedo ir de mi casa de Ramallah a Jerusalem con total normalidad. Ellos no. Ellos necesitan un día entero para ir al pueblo colindante. Israel se ha convertido en una nación de patrones. Creemos que es natural tener privilegios y no reconocemos que los otros pueblos tengan derechos. ¡Ésa es la verdadera violencia!

¿La muerte de Arafat marcó un antes y un después?

Sólo fue importante para el escenario interno palestino. Arafat desarrolló un régimen patrimonialista, que no permitía que hubiera debate, iniciativa ni creatividad. Pero Israel lo utilizó como pretexto. Nada más.

¿Desconfía del esbozo de paz de Sharón y Abú Mazen?

¡Totalmente! No se puede hablar de paz cuando hay colonización. Israel no ha parado la construcción de asentamientos en Cisjordania. Ni un solo segundo. ¡Abú Mazen vuelve a repetir los mismos errores de Oslo!

Abú Mazen lo debe de saber.

El escucha las palabras, pero no las relaciona con los desarrollos subyacentes. Mientras usted y yo hablamos, los palestinos de Hebrón están recibiendo órdenes de confiscación de sus propiedades. Mientras usted y yo hablamos, los palestinos son forzados a usar carreteras secundarias, porque la red vial de Cisjordania es para judíos. Eso no sólo es contrario a la paz, sino a la reconciliación.

En Sharm el Sheikh…

En Sharm al Sheikh, Sharón le dijo a Abú Mazen: «Es hora de mirar las acciones, no las palabras». ¿Qué le quiso decir? «Deja de hablar de paz y suprime cualquier acto terrorista». Yo invito a que se escuche a Sharón y se examinen sus órdenes.

¿No hay voluntad de paz?

La hay en términos de rendición.

Entonces, ¿por qué la ultraderecha israelí se manifiesta?

No creo que haya un complot para endurecer posturas. Creo más bien que esperan que haya una guerra terrible que permita echar a los palestinos. Pero la visión de Sharón es distinta. Recibe llamadas de Bush y sabe que la expulsión no es opción. Prefiere trabajar en la desintegración de la sociedad y el territorio palestinos. Las excavadoras siguen asegurando la continuidad territorial judía.

¿Por qué un pueblo marcado por el Holocausto inflige tanto dolor?

Ya hay más israelíes que no son descendientes del Holocausto… Pero permítame explicarle algo. El sionismo, que fue adoptado por una minoría en los años 20, formaba parte de la herencia colonialista y racista europea. Israel fue creado como reacción al racismo final, pero con un enfoque colonialista, ¿entiende?

Creo que sí.

De modo que, cuando los israelíes desposeemos a los palestinos, estamos conducidos por estas características contradictorias. Los desposeemos por el interés material de cada día más israelíes. El reconocimiento de eso es doloroso. Pero tampoco es una novedad. Los holandeses llegaron a Sudáfrica como perseguidos, como rebeldes, y crearon regímenes de opresión sin precedentes.

El panorama parece sombrío.

Los israelíes pensaron que la paz era posible con asentamientos y discriminación de los palestinos en su propia tierra. No se les puede hacer entender que es contrario a los propios intereses a largo plazo. Porque la resistencia palestina contra la ocupación no fue planificada. Estaba motivada por la desesperación.

Contra eso no hay muros.

No. El muro demuestra un estado colectivo de histeria. Ésa es la única victoria palestina: la cuarta potencia militar del mundo siente pánico.