Blumberg:

El esperado Menem rubio

La década del noventa, culminación de treinta años de retroceso, concluyó en una hecatombe económica y social. La coronación de ese proceso fue cuando hubo que expropiar, en sus inversiones, a los socios menores de la fiesta de la concentración económica. El estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001, con un discurso furiosamente antipolítico, conmovió los cimientos de una sociedad perpleja y furiosa. Fueron atacadas las catedrales del capitalismo y los bancos, que propagandizaban una solidez que defraudaron en el momento que debían efectivizar su solvencia. En aquellos días tumultuosos, los representantes del pueblo imaginaron la construcción de túneles que pudieran permitir la entrada y salida de sus lugares de trabajo sin entrar en contacto con sus representados, que hacían fila para recordarles la actividad de sus madres...

Por Hugo Presman

Los sectores concentrados de la economía tejían sus argucias financieras. Habían precipitado una gigantesca fuga de capitales financiada por los organismos internacionales y ahora se aprontaban para ganar con la pesificación, después de haber disfrutado las mieles de la convertibilidad.
El triunfo y el discurso de Kirchner los desconcertó. El gobierno recibía en la Rosada a las víctimas de los últimos treinta años. Los empresarios poderosos esperaban infructuosamente ser recibidos donde antes tenían ingreso irrestricto. El alarmómetro del Poder entró en zona roja. El acto de la ESMA los espantó. Carecían de representación política. Menem era una sombra desprestigiada de sí mismo. Ricardo López Murphy ladraba sus consignas primitivas que concentraban una aceptable pero muy minoritaria cantidad de votos, sin capacidad alguna de movilizarlos.
Mauricio Macri no superaba los límites de la Capital peleando las mismas franjas que el hombre de FIEL.
Patricia Bullrich integraba, retrasada, el cuarteto impotente del régimen.
¿Cómo preparar la contraofensiva en esas condiciones?
El asesinato de Axel Blumberg vino a galvanizar la situación.

El fenómeno Blumberg

Técnico textil, asesor de empresas, conmovió a sectores mayoritarios de la población al transformar su dolor individual en un potente accionar colectivo. Enarboló una bandera descuidada por el gobierno y omitida por los sectores progresistas: la inseguridad. Su mensaje intentó ser moderado y lo fue en relación con los deseos visceralmente radicalizados de muchos de los asistentes a sus marchas. Pero el tufillo profundamente reaccionario de su discurso se escurría por las costuras de sus argumentaciones. La separación maniquea y difusa entre gente decente y la que no lo era, la arbitraria separación que los Derechos Humanos sólo deben alcanzar a los primeros y ser cercenada a los presuntos delincuentes, los agravios a los organismos de Derechos Humanos producidos en momentos de descontrol, en donde aparece su verdadero rostro autoritario oculto bajo un discurso de pseudo pastor mediático, la clasista separación de padres que se interesan por sus hijos de aquellos que se despreocupan por su suerte, lo fueron colocando en un campo preciso. Ahí fue rodeado por los sectores económicos que no encontraban representación política que acotara a un gobierno imprevisible hasta entonces a sus intereses económicos. Aparecieron como asesores los testaferros de aquellos. Una larga lista de apóstoles de la mano dura, reclutados entre los cómplices de la dictadura criminal y gestores de políticas neoliberales. Entre otros, estaban Jorge Casanovas y Carlos Ruckauf, a los que se sumaría luego -como abogado personal- un Viceministro de Jorge Rafael Videla, Roberto Durrieu
La sanción de las leyes Blumberg encaminadas a un endurecimiento indiscriminado y desbalanceado de las penas del Código Penal, fue posible por la enorme cobardía de una mayoría de legisladores que, antes, convalidaran el saqueo del país y, luego, muchos de ellos adoptaron actitudes opuestas sin que se le moviera un solo músculo facial. Son los mismos que dentro de una década repudiarán lo que ahora aprobaron. Son los que defecan en sus ropas íntimas y en sus convicciones cuando llega la abominable disciplina partidaria, o los gritos bullangueros de un sector de la sociedad.

El fenómeno Blumberg visto desde una perspectiva de sociedad

Entre las confesiones que realizó el propio Blumberg, figura su desinterés por los acontecimientos ocurridos en el país en sus 59 años de vida. Su escasa predisposición por las lecturas de los diarios. Su preferencia por el voto calificado en las elecciones presidenciales de 1999. Su ignorancia supina. En declaraciones a la Revista TXT del 27 de agosto del 2004, al ser preguntado sobre cómo lo pasó en la dictadura afirmó: “Con los militares se acabó el problema que le decía antes (el extremismo), pero uno desconocía lo que realmente pasaba. Mejor dicho, no se notaba nada raro. Una vez fui a Europa con mis socios a hacer un proyecto, estábamos en Suiza, y allí nos decían que en Argentina estaban matando gente. Y, la verdad, para nosotros eso era increíble. Por supuesto, dijimos que no sabíamos nada. Supongo que eso lo hacían un poco clandestinamente. Ahora pienso que ese método fue muy lamentable”.
Preguntado sobre su posición acerca del museo de la ESMA respondió: “Lo importante es que estas cosas no nos lleven a la desunión de los argentinos… Nosotros no tenemos que mirar el pasado, sino el futuro”.
Una respuesta de tenor similar fue la proporcionada en un ríspido reportaje telefónico realizado el martes 19 de octubre en el programa radial ‘EL TREN’ (que conducen Gerardo Yomal y el autor de ésta nota) en donde al interrogante de si había reconsiderado su diferenciación entre los Derechos Humanos de la gente y la de los delincuentes contestó ofuscado: “Mire señor, ustedes están equivocados, lo que tenemos que buscar los argentinos es unirnos, no buscar discordias, no buscar desuniones, ¿entiende? Y acá, digamos, lo único que me mueve a mí es luchar para que a otros chicos no le pase lo que le pasó a Axel ¿Entiende? Y ese es mi objetivo.”
Es llamativo como Blumberg ataca, separa y divide y luego lo oculta bajo un mentiroso manto de unidad.
Lo que nos debería hacer reflexionar como sociedad es como sectores importantes de la misma pusieron y ponen sus esperanzas de solucionar un problema complejo y multicausal como el de la seguridad y la justicia en un novato absoluto en los temas en los que propone soluciones. Alguien que se doctoró en dolor, no en conocimientos, para lo cual hizo un curso acelerado de cuarenta y cinco días. Una explicación posible es la fragmentación e irrepresentatividad de los partidos políticos. El otro, es que el miedo real e inducido desde los medios busca los atajos más irracionales y rápidos.
Afortunadamente para el futuro de la salud pública, ningún émulo de Blumberg ha sido víctima de la mala praxis médica. Imaginemos en ese caso al clon diciendo cuál es la técnica quirúrgica a aplicar en adelante, la forma de suturar la herida, las medidas de asepsia de los quirófanos, la preparación de los médicos y enfermeras. Una vez lanzado nos propondría la forma de organización de los hospitales, la arquitectura de los edificios, la ubicación de los mismos, y las políticas sanitarias a adoptar. Un delirio que transitamos como si fuera la racionalidad más evidente.
Este razonamiento es recogido por el ex Juez Juan Mackintach quien afirma: “Cuando se tocaron los intereses de la clase alta, se convirtió en virtual legislador a un ingeniero textil”.

Quienes asesoran y bancan a Blumberg

Según sus propias declaraciones, “Mi viaje a Estados Unidos lo pagó la Fundación Libertad. En el caso del viaje a España, me lo financió el dueño de la fábrica para la que trabajo” (Jaime Lapidus de la Hilandería Cladd). La hotelería la pagó la Fundación Libertad.
La pregunta es entonces ¿Qué es la Fundación Libertad? Es un cenáculo de economistas neoliberales fundamentalistas, con asiento en Rosario, encabezados por Gerardo Bongiovanni que proponen los conceptos remanidos de ese ideario: la tolerancia cero y la judicialización del conflicto social.
Otros de sus mentores es Joaquín Lavín el alcalde de Santiago de Chile, admirador y seguidor de Pinochet.
Otra fuente de asesoramiento es el Manhattan Institute, dedicado a los negocios de la seguridad. Es uno de los centros más famosos de la política estadounidense, fundado en 1978. Según la revista Poder -perteneciente al grupo Vila-Manzano (aquel Ministro del Interior al que se le atribuye una frase que dio nombre a un libro de Horacio Verbitsky ‘Robo para la Corona’)- del 16-10-2004: “El Manhattan Institute consiguió convertirse en la consultora mimada por los políticos y los medios con la llegada del republicano Rudolph Giuliani a la alcaldía… La historia del Instituto siempre estuvo asociada a los dirigentes más reaccionarios del Hemisferio Norte. William Casey, uno de sus fundadores, gustaba presentarse como uno de los mentores intelectuales de Margaret Tchatcher, la ex primera ministra conservadora del Reino Unido. Casey también fue el jefe de los espías del republicano Ronald Reagan… Los títulos de las publicaciones del Manhattan Institute son un tour por los hits de la derecha planetaria. Hay artículos contra los casamientos de homosexuales, quejas por el ‘avance de las pandillas de inmigrantes latinos’ e invocaciones para reducir los gastos del Estado en políticas de contención social”.
Entre sus integrantes y propagandistas está Charles Murray, coautor de un libro que plantea ‘científicamente’ que los negros son menos inteligentes.
Entre los aportantes figuran bancos como el Chase Manhattan, el Citicorp, consultoras como Merrill Lynch, empresas como American Express, Squibb, Procter & Gamble.
El delegado del Instituto ante Juan Carlos Blumberg es el chileno Carlos Medina. Acaba de afirmar en Córdoba, donde a través del padre de Axel asesora, junto a la Fundación Blumberg, al gobierno de José Manuel de la Sota, que las prostitutas y limpiavidrios son terroristas urbanos que realmente atentan contra el Estado de Derecho.
La lista es interminable, pero el resumen es claro: la inseguridad se resuelve con la represión de las Fuerzas de Seguridad, se cortan los planes sociales por ser un gasto innecesario y se discrimina a la pobreza y a las minorías. Un programa de unión y fraternidad que deben llevar adelante los ciudadanos decentes entre los que están incluidos los desvalijadores de bancos y los ladrones de guante blanco. Videla y María Julia Alsogaray serían recibidos con beneplácito por el técnico textil.
Sí, el mismo que, según el ex Intendente de Puerto Tirol (Chaco), Juan Von Siebenthal donde Blumberg dirigió la fábrica Mides que finalmente quebró, “no pagaba los impuestos ni los aportes jubilatorios de sus obreros”. Y según el maquinista textil Luis Quiroz: “Nos dejó en banda. No pagó los sueldos ni las indemnizaciones”. ( Revista XXIII del 2-09-2004).
Si el ingeniero transformado en referente social aumenta sus exigencias éticas, podrá parafrasear a Groucho Marx: “Yo no concurriría a una marcha que me tenga a mi de convocante”

Blumberg y la política cordobesa

José Manuel de la Sota fue un temprano renovador peronista aliado a Antonio Cafiero de quien fue candidato a Vicepresidente, y un tardío menemista, que inicio su entrega incondicional proponiendo la tercera reelección de Menem. En el medio recibió algunas canonjías como la Embajada en Brasil. Envió al Parlamento Cordobés un proyecto de Juicio por Jurados, establecido por la Constitución de 1853 y que es propuesto por Blumberg. Como no se conseguían los votos necesarios, el asesor empresario viajó a Córdoba y le solicito al Intendente de Córdoba, presunto representante de la “nueva política”, que le diera los votos imprescindibles para aprobar el proyecto. Luis Juez se oponía a la iniciativa pero cambió de opinión y convenció a sus seguidores, quienes en un acto de “coherencia” llamativa, votaron a favor y criticaron la decisión. Juez es un político con gran sentido del humor. Ésta decisión cuestiona la integridad de su carrera política, pero posiblemente consolide su porvenir como cómico.

Blumberg y su ubicación ideológica

La Argentina es un país en donde la derecha nunca se asume como tal, y prefiere disfrazarse como de Centro. Cuando era Presidente inconstitucional Alejandro Agustín Lanusse se autocalificó de centro izquierda. Álvaro Alsogaray se ubicaba como de centro. A Ricardo López Murphy, el ensayista Juan José Sebrelli, que en su juventud merodeó por el marxismo, y seguramente padeciendo una intoxicación libresca, lo califica como un émulo de Lula y lo ubica en la centro izquierda. Blumberg no podía escapar a ésta posición vergonzante de la derecha. Declaró: “A los que me tildan de hombre de derecha, les digo que lo lamento por ellos, pero que soy de centro y tirando a la izquierda, a la centro izquierda. Pero con hechos, no con charlas de café. Toda la vida trabajé en fábricas y traté con obreros, que son mis mejores testigos”. “Cuando yo era director de fábrica, había un delegado. Era un hombre muy capaz. Pero siempre estaba en líos sindicales. Un día me senté con él y le dije: – Si dejás de lado esas pavadas podrías progresar en la vida. Tenés que ser práctico ¿No te interesa que te formemos? Después de eso, llegó a capataz. Hoy es el jefe de mantenimiento de una fábrica de Corrientes. Y había sido delegado ¿entiende?” (Declaraciones a la revista TXT del 27-08-2004).
Parece ser que se está conformando un gran partido de Centro Izquierda. Blumberg, Sebrelli, Ricardo López Murphy, Fernando Iglesias autor de un reciente libro “¿Qué significa ser de izquierda hoy?”,Santiago Kovadloff, Alejandro Rozichner, Marcos Aguinis, Patricia Bullrich, Gustavo Grobocapatel -el productor sojero-, Susana Garnil, Mauricio Macri -que hoy llora por el Estado ausente-. ¿Cómo harán para afinar el cantito de rigor? Si esto no es la centro izquierda ¿La centro izquierda dónde está?.
Para cuestiones de travestismo, pueden solicitarle asesoramiento al prófugo trasandino.

El gobierno y Blumberg

La aparición y poder de convocatoria de Blumberg desconcertó al gobierno, que hasta ese momento fijaba la agenda y tenía la iniciativa. La actitud de Kirchner con relación a Blumberg fue similar a la que emplea con los medios periodísticos adversos que aceptan ser integrados: compra su silencio. Entre acompañar a un crítico de buena fe o silenciar a un enemigo comprable, se inclina por esto último. Parece que no conoce el cuento del escorpión cuyo aguijón padecerá, si las circunstancias políticas cambian y los enemigos periodísticos vuelven a hacer coincidir su ideología real con sus negocios. Además, la tendencia creciente a silenciar toda voz crítica, como la nota supuestamente censurada de Julio Nudler en Página/12, con graves denuncias sobre Alberto Fernández, Claudio Moroni al frente de la Sindicatura General de la Nación, Martín Pérez Redrado, Miguel Pesce, sumadas a otras anteriores, sí publicadas, sobre Roberto Lavagna y Julio De Vido, exteriorizan una situación de profunda oscuridad que arrastra la bandera de la transparencia, que aún levanta el gobierno, por los peores charcos de la década que denosta.
Blumberg atemoriza a los funcionarios gubernamentales, principalmente de la Provincia de Buenos Aires, por su capacidad de daño. El único que ha salido a cambiar golpe por golpe, en una actitud meritoria que lo aleja de la hipocresía pública reverencial y la crítica en privado que recibe el ingeniero, es el Ministro Bonaerense de Seguridad, León Carlos Arslanian, quien dijo sin eufemismos: “Hay un Blumberg fascista”. Incluso ha señalado que hay fondos que se canalizan a través de la Fundación Blumberg desde el gobierno nacional, con lo que aquél evita quedar en el ángulo de sus críticas.
La semana anterior al encuentro con Néstor Kirchner, el jueves 14, el padre de Axel afirmó: “Si el Presidente no cumple con nuestros pedidos, vamos a tener que golpear con la prensa”. Estas declaraciones, recogidas en diferentes medios, fueron desmentidas hipócritamente en el reportaje realizado en el programa ‘EL TREN’, el día anterior a su encuentro con el presidente. Un Blumberg ofuscado dijo: “Yo no voy a presionar a nadie. Yo voy a reunirme con el señor Presidente, con el mayor de los respetos ¿Entiende?“
El gobierno sostiene en privado que “es hora de reconocer que Blumberg es un referente social como hacía mucho que no aparecía en la Argentina. Hay que respetarlo” Según una encuesta de la consultora Carlos Fara & Asociados, el ingeniero reúne un 50% de opinión positiva.
En función, seguramente, de todo esto, el Presidente lo recibió durante dos horas.
Algunas de las propuestas del asesor empresario son dignas de consideración como la informatización de los 860 juzgados nacionales. Otras, un atentado al sentido de justicia más elemental como la de contar, según Pagina/12 del 21-10-2004, “con fondos para que su fundación lleve adelante un programa de capacitación de agentes de las fuerzas de seguridad en los Estados Unidos. Concretamente, habló de financiamiento de pasajes a Miami de los Jefes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura a fin de tomar cursos de seguridad que dicta el Estado de la Florida.”
Resultaría indignante que el gobierno que reivindica la presencia estatal, privatice la capacitación de sus fuerzas de seguridad en una fundación privada que actúa en una promiscuidad de intereses con los apóstoles de la mano dura de Florida.
Es una posición contraria a la sostiene Carlos Arslanián, a quien el Presidente apoyó con un publicitado abrazo
A esto se suma una propuesta de policía comunitaria en los Municipios de la Zona Norte, Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre conformado con el reclutamiento de ex agentes de seguridad. Suena como agencia de colocaciones para los expulsados de la Bonaerense. Sería muy peligroso que se conformara una policía con los excluidos de una purga.
Carlos Hairabedián, reconocido penalista y ex Juez Federal, afirmó, echando luz sobre estos pasos del mediático referente social: “Lo que busca el Manhattan Institute es, primero, la venta de tecnología, después la privatización de las cárceles, y finalmente de la Justicia”
A su vez Mariano Rodríguez, integrante de la Comisión de Política Criminal del Colegio de Abogados de Córdoba denunció con inusual crudeza que: “Blumberg ha hecho de la muerte de su hijo un negocio. La tolerancia cero fracasó en México, en Venezuela y va a fracasar en Córdoba. Después de esto, viene la venta de armas y tecnología de los EE.UU”.
Si bien la mayoría de las propuestas de Blumberg son unilaterales, insuficientes o directamente equivocadas, sería importante aprovechar el envión social desplegado para una modificación en serio de la justicia, una adecuación racional de los códigos, una depuración en profundidad de las policías y una capacitación que las aleje de constituir el factor de inseguridad número uno. Para lo cual habría que ir contra la complicidad política bonaerense, de la que se dejó de hablar desde que mejoraron las relaciones Kirchner – Duhalde.

Blumberg: el esperado Menem rubio

Menem fue el Blumberg morocho que introdujo el Caballo de Troya del neoliberalismo en el peronismo. De esa manera la derecha argentina ‘accedió’ con votos al gobierno.
Blumberg es el Menem rubio, con mucho menos vuelo y probabilidades, que recoge todo lo que no pueden impulsar exitosamente López Murphy, Macri, Bullrich, Patti, Rico o el prófugo trasandino. Envuelto en la consideración humana que despierta su desgracia y con el presunto prestigio de un Instituto norteamericano especializado en el negocio de la seguridad, el Caballo de Troya de la derecha va triturando y convirtiendo en un esperpento el Código Penal vetusto, llega hasta donde los Patti y Rico no pueden, jaquea la solidez gubernamental a favor de otros intereses económicos que van por las tarifas, las privatizaciones y los bonistas.
Mientras uno predica la tolerancia cero, los otros, los políticos profesionales de la derecha, piden a gritos la intervención de las Fuerzas Armadas. A ésta postura se ha sumado el ex Presidente Eduardo Duhalde, que coquetea en un largo romance inconcluso con Mauricio Macri. Hay una división de trabajo clara, aunque no sea concertada.
Blumberg es el Menem rubio de ésta época de reordenamiento de fuerzas.
No hay golpes de mercado, ni corrida del dólar. Hay una evidente sustracción de agenda.
El tema de seguridad opaca los problemas centrales de la Argentina que son la falta de trabajo, el hambre, la exclusión, la pobreza. Escamotea los temas fundamentales que es como crecer y distribuir, como pagar exclusivamente la deuda externa legítima.
Cómo reconstruir un país devastado, casualmente por los que hoy proponen la mano dura y la tolerancia cero.