Alemania:

Tras los fantasmas de Hitler y Honecker

El resurgimiento de la extrema derecha en las últimas elecciones (del domingo 19 de septiembre) en los estados de Brandeburgo y Sajonia, en el Este de Alemania, es objeto de alarma y análisis en los editoriales de la prensa europea. Recorramos algunos de ellos:

Die Welt, de Berlín, opina: ‘Estas elecciones fueron un test de carácter particular. El Este votó en el punto culminante de un duro debate nacional sobre la redistribución de recursos. Sobre todo en Sajonia se ha acumulado un inquietante potencial de protesta en el extremo derecho, que perjudica a los dos grandes partidos alemanes (el Socialdemócrata -SPD- y la Unión Cristianodemócrata -CDU-). Pero ni la república ni su unidad están en juego. (…) Ninguno de los partidos de masas puede ya sonreír. Esa es la tendencia que muestra ahora el Este.’

Un auto-castigo

El diario liberal checo Mlada Fronta Dnes comenta: ‘Desde 1990, nunca tantos germano-orientales se habían sentido como los perdedores de la unificación de Alemania. 15 años después de la caída del Muro, el ánimo está por el suelo. El otoño alemán promete seguir movido. La indignación por las reformas laborales ya ha modificado el mapa político en el Este de Alemania. Pero los manchones de extrema derecha perjudican la imagen de la región y ahuyentan a los inversionistas. Los germano- orientales querían castigar con su voto. Con la elección de extremistas de derecha, sin embargo, se han castigado a la postre a sí mismos.’

Desencanto patente

El País, de Madrid, apunta: ‘El caudal de descontento acumulado en Alemania del Este desbordó en las elecciones de Sajonia y Brandeburgo al darle a la extrema derecha su mejor resultado en seis años y una subida a los neocomunistas del PDS. (…) La extrema derecha no ha logrado nunca entrar en el Parlamento Federal en la Alemania de la posguerra, y puede que esto no sea más que un sobresalto, un voto de protesta. Pero Sajonia y Brandeburgo suponen más de una tercera parte de la población de la antigua RDA, y la extrema derecha está también presente en el Parlamento de Bremen. A pocas semanas de que el 9 de noviembre se cumplan 15 años de la caída del muro del Berlín, el desencanto con la reunificación es patente. La experiencia de estos tres lustros no ha cicatrizado las heridas de la separación. Y lo estamos pagando, no sólo los alemanes, sino toda Europa.

Prestigio mancillado

La Repubblica, de Roma, señala: ‘Dos fantasmas rondan por el corazón de Europa: el de los neonazis y el del neocomunismo estalinista. Casi 15 años después de la caída del ‘Muro de la vergüenza’, emergen como ganadores de las elecciones regionales en el Este de Alemania grupos de la ultraderecha xenófoba, antioccidental y antisemita, al igual que los herederos de la dictadura de la desaparecida RDA. Nostálgicos de las dos ‘H’, de Hitler y Honecker, triunfan con consignas muy similares: no al desmontaje y reforma del estado social, no al euro y a la OTAN, no a la Europa de las fronteras abiertas. Los extremos políticos opacan, como una mancha sucia, el prestigio internacional de la democracia alemana.’

‘Los alemanes no son nazis’

El rotativo Tages-Anzeiger, de Zurich, afirma: ‘Los alemanes no son nazis. Desgraciadamente hay que volver a constatarlo con claridad después de este domingo electoral. Los orgullosos partidos grandes fueron castigados por el electorado. Sólo la mitad de los electores entregó su voto a la CDU o al SPD. (…) Sólo queda la esperanza de que este desastroso resultado del SPD termine por causar alarma, para que los partidos democráticos emprendan por fin la lucha contra la extrema derecha. Desviar la mirada no es solución.’