Argentina vive la crisis más grave de su historia, caracterizarla ya entraña una posición y surge el interrogante de qué hacer, cómo manifestarse frente a la misma, apelando a la inexcusable responsabilidad de tomar una posición activa.
La crisis es sistémica, porque las causas y los efectos de los problemas se entremezclan temporal y espacialmente; es deliberada, porque las estrategias seguidas privilegiaron, en cada contexto concreto, los objetivos de una corporación (y no hablo de acción corporativa) conformada con políticos, intelectuales, burócratas sindicales, militares y, antiguamente, la Iglesia; y es, esencialmente, cultural y ética, porque los empresarios, políticos y economistas con poder en el funcionamiento del mercado se auto excluyeron como ciudadanos porque sus intereses dejaron de identificarse con los de la Nación. Junto al capital extranjero orientaron el desenvolvimiento sistémico, en dictadura y en democracia. Y lo hicieron, siempre, amparados por un Estado que facilitó la entrega del patrimonio público.
Jacob Goransky es ingeniero -oriundo de San Juan-, tiene varios libros publicados sobre historia económica, residió en Israel de 1950 a 1951, y actualmente se desempeña como integrante del Instituto de Estudio y Formación de la CTA. A partir de esta edición se integra al grupo de colaboradores de Nueva Sión.