«Este es un ecosistema único que se encuentra completamente aislado en la superficie», según Frumkin, investigador del departamento de Geografía en la Universidad Hebrea de Jerusalem.
La cueva se encuentra a 98 metros bajo tierra, en una cantera de caliza, con túneles que se extienden a lo largo de dos kilómetros. En el interior, el lago alberga las especies desconocidas, algo que según Allen G. Collins, un investigador del Instituto Smithsonian, demuestra «lo poco que sabemos acerca de la vida en nuestro planeta y lo importante que es seguir buscando».
Los animales se encuentran completamente aislados del exterior por una dura capa de piedra caliza, impermeable al agua o a los nutrientes exteriores, según Frumkin.
Al margen de una criatura de características similares al escorpión, el resto de las especies fueron descubiertas con vida, ninguna de ellas de más de cinco centímetros de longitud. Y a diferencia de la mayoría de los animales que dependen de una cadena alimenticia basada en la fotosíntesis, estas nuevas especies viven en un ecosistema completamente independiente y autoabastecido.
El primer descubridor de este hallazgo fue Israel Naaman, ayudante de Frumkin, que se encontró con la entrada a la cueva mientras realizaba un estudio en la zona. «Creía que era un agujero pequeño y no podía creer lo que había encontrado», afirmó.