Mientras que algunas compañías ya redujeron el precio de acceso a las emisiones del Campeonato Mundial de Fútbol, la petición dirigida al gobierno -acompañada por una masiva huelga de consumidores contra la televisión privada y satelital- consiguió el apoyo de conocidos actores y periodistas.
En estos días se acrecienta la popularidad de una canción («No tengo dinero para el Mundial») y las presiones parlamentarias al premier israelí («Usted que llama a la unidad nacional no puede dividir al pueblo: todos queremos ser espectadores«).
Un recuso de apelación fue presentado ante la Corte Suprema de Justicia contra el abono solicitado por las empresas de televisión por cable.
La lucha por acceder al Campeonato Mundial de Fútbol, desde la televisión pública- logró conformar muy velozmente una amplia coalición de partidos políticos israelíes, que -probablemente- no entienden mucho de fútbol pero perciben el intenso interés que el torneo despierta en todo el país.