Raanán Rein:

“Las instituciones deben reinventarse y no perder su esencia a pesar del mercado”

El historiador israelí Raanán Rein estuvo en Buenos Aires para presentar su última obra como compilador (junto a Rosalie Sitman) “El primer peronismo. De regreso a los comienzos” editado por la Editorial Lumiere. Rein, un permanente observador de la realidad argentina, a la distancia ha escrito sobre nuestra historia lo suficiente como para que la Academia Nacional de Historia lo nombrara como el primer extranjero miembro de esta institución nacional. En esta conversación con Nueva Sión hace hincapié en cómo la política nacional influye en la comunitaria y pone en duda que la política comunitaria marque la opinión de todos los judíos del país dado que -afirma- “no todos los judíos están institucionalizados”. Como contracara de la relación entre Israel, la comunidad judía local y el poder en Argentina, menciona la época de finales de los ´40 y principios del ´50, cuando el gobierno peronista tenía excelentes relaciones con Israel, mientras que la comunidad estaba alejada del gobierno peronista. Mercado y populismo influyeron en estas relaciones dialécticas, y Raanán Rein intenta alguna explicación al respecto.

Por Jorge Iacobsohn

¿Cómo ve, actualmente, las relaciones entre la comunidad judía de la Argentina e Israel?

Las relaciones entre la colectividad judeoargentina y el Estado de Israel han pasado distintas etapas a lo largo de los últimos 50 años. La colectividad se ha caracterizado siempre por ser siempre muy sionista. Pero hay que tener en cuenta que lo que sabemos de la colectividad es, sobre todo, de los judíos institucionalizados, es decir los afiliados a sus instituciones. De hecho, la mayor parte de los judíos argentinos nunca estuvieron afiliados a esas instituciones; por lo tanto, la imagen que podemos obtener de la experiencia judía en este país, a lo largo del siglo XX, será distorsionada.
Respecto de los judíos que dicen ser sionistas, a veces nos equivocamos acerca de la significación de esta declaración. Su sionismo concreto tiene muy poco que ver con el Estado de Israel. Es decir, al vivir en un país de inmigrantes, cuando cada colectividad tiene su Madre Patria -los españoles con España, los italianos con Italia, etc.- también los judíos necesitaban su Madre Patria para poder integrarse mejor en la Argentina. Como no querían volver su mirada hacia Rusia, Polonia o Marruecos, entonces adoptaron esta Madre Patria imaginaria (entonces) que es el Estado de Israel. Pero para la mayoría de estos judíos no se trataba de doble lealtad, o de la intención de mudarse a Israel. Eran, sobre todo, argentinos y judíos, e Israel tomaba el lugar de Madre Patria (imaginaria).
En cuanto a las relaciones entre la comunidad judía organizada y el Estado de Israel, podemos notar distintos períodos. En algunos, los intereses de la colectividad judeoargentina coincidieron con los del Estado de Israel, y en otros entran en conflicto, lo que desmiente la imagen monolítica de armonía entre ambos. Uno puede marcar ciertos episodios en las relaciones entre el Estado argentino y el Estado de Israel. Por ejemplo, si analizamos el período a finales de los años ´40 y principios del ´50, el gobierno peronista tenía excelentes relaciones con Israel, mientras que la comunidad se mantenía alejada del gobierno peronista.
El caso del secuestro del famoso criminal de guerra nazi Adolf Eichmann también provocó en los judíos argentinos reacciones de todo tipo. Por un lado, entusiasmo, por otro, se sentían heridos por la violación de la soberanía argentina por los agentes del Mossad.
Otro punto en esta compleja historia son las relaciones entre el Estado de Israel y la dictadura militar argentina de 1976 a 1983. Todavía quedan muchos preguntas por indagar acerca de la política exterior israelí, de si el Estado de Israel y sus representantes en Argentina hicieron todo lo posible para salvar a la vida de los judíos.
Y otro período, más reciente, es del de los atentados en los años ´90. Allí, algunos sectores del judaísmo local no siempre estuvieron de acuerdo con la política israelí de no presentarse como querellante en la causa de por el atentado a la sede diplomática.
Como podemos ver, las prioridades de la comunidad judeoargentina suelen ser muy diferentes del Estado de Israel, y más de una vez entraron en conflicto, con lo cual ha llegado el tiempo de dejar ya de lado esa imagen monolítica de unas relaciones que -a pesar de ello- han sido siempre armónicas entre ambos.

Israel y la dictadura: un capítulo polémico

El tema de la relaciones entre Israel y la Argentina durante los años de la dictadura militar todavía no está dilucidado. El gobierno israelí no permite, aún, libre acceso para los investigadores a todos los documentos de la Cancillería, al menos los relacionados con la dimensión militar de las relaciones entre ambos países.
Por lo tanto, no han podido evaluar hasta qué punto la política del Estado de israelí en aquellos años estaba condicionada por las necesidades del complejo industrial-militar israelí. Por lo tanto, debemos tener cautela hasta que podamos tener libre acceso a esa documentación.
¿Hasta qué punto el criterio israelí respecto a los Derechos Humanos jugó un papel clave en la política israelí hacia el gobierno argentino?

Ya que está en el tema de las Relaciones Internacionales, sabrá que los negocios entre Estados, a veces, priman sobre los Derechos Humanos de sus poblaciones. ¿Esta puede ser una de las razones que explican las ambigüedades y conflictos que se reflejan en las relaciones entre la comunidad judía local, el Estado argentino y el Estado de Israel?

Es cierto que es un problema que atraviesa a la política exterior de cualquier país, no solamente a la israelí, sin embargo, en una sociedad donde se debate acerca de las distintas dimensiones de la política exterior, la gente que está encargada de tomar decisiones muestra cierta sensibilidad hacia las demandas expresadas por distintos sectores y grupos de su país. A pesar de ello, el Estado de Israel no permitió que se desarrollara un debate público -en esos años- acerca de la problemática de su política exterior hacia el gobierno argentino. No hay aún una discusión seria acerca de la dimensión política, económica, militar y acerca de los Derechos Humanos en estas relaciones.

La reconversión ideológica de las instituciones a la lógica del mercado también atraviesa las relaciones internacionales. ¿Cree que la fuerza del vínculo entre los negocios y esa reconversión también llega a la diplomacia y, en esta caso particular, pudo arrastrar a las instituciones (judías y no judías) al mercado convirtiendo a las personas en una simple mercancía?

Se trata de un tema muy complejo. Uno no puede distinguir entre las políticas del gobierno nacional y entre las políticas de las instituciones de todo tipo.
En el caso argentino, está bien claro que los procesos y acontecimientos que caracterizaron al gobierno de Carlos Menem afectaron las políticas adoptadas por las instituciones judías. Es una demostración más de cómo influye la política nacional argentina sobre la colectividad judeoargentina y en la adopción de sus criterios de funcionamiento comunitario e institucional.
Las instituciones judías tienen un doble desafío: como judías y como argentinas. Cómo se puede crear solidaridad entre distintos sectores sociales o mantener una red educativa, por ejemplo, es un desafío titánico de reinventarse a diario.
Por un lado hay que adaptarse a las circunstancias actuales, y por otro no deben perder los valores importantes para nosotros -los judíos- de solidaridad o justicia.