La “segunda Israel”
Ofakim es, de algún modo, el espejo de la “segunda Israel”, producto de planes de emergencia de un joven país, que tuvo que resolver -al mismo tiempo- cómo levantar el dique de contención social para la inmigración masiva de los países afroasiáticos y cómo evitar los orificios que la polarización clasista fue ampliando amparada en políticas que, en los papeles, privilegiaban al Neguev, a la revolución pionera y el desarrollo agrario, pero en la inversión real, solventaron el crecimiento urbano y tecnológico de la zona central, en detrimento de las regiones de frontera (aquellas que recibieron afluentes inmigratorios que todavía se perciben como extraños al contexto occidental, laico y modernista, de la realización sionista.
La venganza no es remedio
Estamos saliendo ya de Ofakim. A mi lado se sienta un soldado. Nació en Etiopía. Me comenta que está muy agotado, y lo demuestra durmiéndose enseguida, sobre la hoja que tengo que enviar a Nueva Sión…
El conductor aumenta el volumen de la radio: un flash informativo habla de violencia, no queda claro si es un atentado terrorista palestino o una represalia aérea israelí. No logro escuchar por qué los del Cáucaso, sin idioma pero con teatral transparencia, comparten con otros pasajeros su opinión sobre la espiral de terror y sus culpables.
Por un inédito momento de absoluta solidaridad, parece que todo el 35 coincide que el gobierno es la causa de nuestros pesares. Los viajeros de los asientos próximos al chofer sostienen que la venganza no es remedio, hay que insistir en el diálogo. La política de fuerza del premier Sharón, aseveran: fra-ca-só. Los caucásicos, muy por el contrario, están súper-convencidos de la necesidad de reprimir y expulsar a los saboteadores.
Todos están de acuerdo en la culpa de las cúpulas, aquí, en Etiopía o en los montes Urales.
A la hora y quince minutos, llego a casa, a mi kibutz.
Por cuatro dólares, el precio del boleto, obtuve un panorama sociológico de mi país.
Y un borrador de lo que me hubiese gustado escribir para Nueva Sión.