Mohamed Baduan, de 13 años, salió ileso del episodio dado que la táctica aplicada por los soldados israelíes produjo el efecto buscado: que los manifestantes palestinos dejen de arrojar piedras.
«Lo convirtieron en un escudo humano; casi me vuelvo loco cuando lo vi encima del camión del Ejército; ¡Temblaba de miedo!», explicó Saed Baduán, padre del chico.
«Es deprimente que hayamos llegado a una situación en la que los israelíes hacemos cosas como ésta», dijo el rabino Arik Ascherman, jefe de la organización de rabinos que defiende los Derechos Humanos.