Carlos Kunkel, el estratega de Kirchner

“Si logramos revertir las situaciones de inequidad e injusticia, seguiremos con apoyo popular”

Carlos Kunkel, Subsecretario General de la Presidencia de la Nación es un claro e inobjetable referente a la hora de hablar de la propuesta kirchnerista (fiel amigo del Presidente argentino desde la época de militancia política y universitaria en La Plata.) Creador de lo que se conoce como el “Grupo Michelángelo”, Kunkel está ubicado dentro del riñón kirchnerista y considerado, por algunos analistas, como el estratega de Kirchner. La siguiente entrevista (extracto de la misma) fue cedida por la Revista Debate y apunta a tomar conocimiento de los pensamientos y postulados esenciales de Kunkel en esta etapa visagra de la Argentina.

Por Luis Tonelli

Parece su retrato. Pero no, es Don Juan Manuel de Rosas quien cuelga coronando el escritorio de Carlos Kunkel, Subsecretario de la Presidencia, ex diputado de la Juventud Peronista, quien con siete compañeros decidieron renunciar antes que votar leyes represivas.
Además de Rosas, las paredes de su despacho en la Rosada parecen una muestra retrospectiva de la iconografía nacional y popular: Perón descamisado, Evita en su renunciamiento, Irigoyen de chambergo. Tampoco falta la Estrella Federal en la solapa de este hombrón de voz suave, que irradia calidez y humildad, que tiene seis hijos y que sigue viviendo en Florencio Varela.

¿Que ha quedado en usted de ese militante del peronismo setentista cuando, transcurridos treinta años, es ahora subsecretario de la Presidencia?

Salgo beneficiado cuando me dice militante setentista, ya que en realidad soy sesentista. O, por lo menos, para los servicios de inteligencia, que desde enero del ´65 tenían mi propio dossier. Yo integro la generación que formó su perspectiva de la política y de la vida institucional del país durante el período de dieciocho años de proscripción del peronismo. La que creció a la luz de la imagen del desarrollo cultural y productivo que tuvo la Argentina entre la segunda mitad de la década del cuarenta y la primera de la década del cincuenta, con el gobierno peronista; pero, al mismo tiempo, construyendo lógicamente una versión política más dura.

¿Un endurecimiento que obedeció sólo a la proscripción o que tuvo un componente ideológico?

Creo que también se debió, en parte, a que nos formamos una visión idílica sobre ciertos elementos de la etapa pasada, especialmente los que veníamos de una familia de origen trabajador, para los que el primer peronismo había representado una época de mayores posibilidades. Mis padres no pudieron terminar la escuela primaria y yo pude estudiar e ir a la universidad.

¿Y es en la Universidad de La Plata donde conoce a Kirchner?

Sí. Néstor Carlos Kirchner comenzó su militancia en La Plata, en los setenta, en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional, la agrupación del peronismo. Yo era secretario general de la Facultad, y después pasé a ser el secretario general de la Juventud Peronista de La Plata. Eso definió nuestra impronta política, porque es allí donde uno se capacita, estudia, debate, y así se construyó el basamento de nuestra formación. Por supuesto, entre nosotros cinco Hoy, además de Néstor y de Cristina, somos tres subsecretarios de Estado que venimos de la FULP; y eso que éramos sólo un par de docenas de militantes. Hay enormes diferencias de capacidad y representación objetiva, pero en esa militancia universitaria adquirimos nuestra formación y los valores que asumimos.

¿Fue la crisis política dentro del peronismo la que abrió la puerta a la implantación de un nuevo modelo social y económico?

El tema fundamental aquí es que las recetas neoliberales que se empezaron a aplicar a sangre y fuego en la Argentina, a partir del desplazamiento -después de la muerte de Perón- de José Gelbard primero, y sobre todo con el cambio del 2 de abril de 1976 con José Alfredo Martínez de Hoz, implicaron una transformación regresiva de la sociedad argentina. Los liberales que, a partir de la generación del ´80, crearon un modelo de país, y de crecimiento y desarrollo, un siglo después intentaron hacer lo mismo. Se fosilizaron. Ellos sí quisieron volver al saladero. Es decir, achicar el país y establecer un modelo como el que había dado resultado en el primer tercio del siglo XX, cosa que tuvieron que intentar -como no podía ser de otro modo- empleando mucha violencia.

Pero la violencia empezó mucho antes…

Si, y se acentuó en los últimos tiempos del gobierno de María Estela Martínez. Allí los ataques más violentos son contra organizaciones populares, que cometieron el error, entiendo yo, de responder a la violencia con violencia. Se decía que era la derecha peronista; pero, sin embargo, a partir del 24 de marzo del ´76 de ella no se habla más, y hasta algunos de sus miembros fueron presos. No fue, en lo esencial, un conflicto interno del peronismo. Fue la reacción contra el peronismo que había comenzado. Inclusive no estoy muy seguro de que los militares tuvieran plena conciencia del papel que estaban jugando. Estuve leyendo una nota a Martínez de Hoz en la cual éste decía que los militares se dieron cuenta de que el modelo de país que había estado funcionando durante treinta años -con fuerte intervención del Estado y proteccionismo industrial- no servía más. Yo creo que fue al revés. O sea, lo que todo el mundo sabe: se buscó a los militares para aplicar el modelo neoliberal económico. Krieger Vasena, Martínez de Hoz, y todos los economistas ultraliberales sí eran perfectamente conscientes. Y, a partir de allí, fueron más de veinticinco años de neoliberalismo.

¿Y cómo fue posible entonces el regreso de la democracia con tantas líneas de continuidad en el establishment económico?

Yo creo que el gran aporte del doctor Alfonsín en ese período fue lograr mantener la continuidad institucional. Lo que no hubo, lamentablemente, en el período radical, es una inserción o representación de sectores sociales que realmente sostuvieran y respaldaran el proyecto.
No estamos achacándole falta de voluntad al doctor Alfonsín. Lo que pasa es que el poder económico real nunca pudo ser verdaderamente controlado y gravitó enormemente en el proceso político.

¿Por qué no pudo ser domado popularmente el establishment?

El gran problema que hemos tenido en la historia política argentina, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, ha sido que los sectores medios son los que menos conciencia han tenido de sus verdaderos intereses, pese a que su participación es fundamental. Los sectores del poder económico concentrado nunca olvidan cuáles son sus verdaderos intereses. Y los sectores más humildes intuyen o perciben con mayor claridad dónde están los suyos. Nuestro gran drama sociocultural fue el distanciamiento entre los sectores medios, imprescindibles para sostener una política de autodeterminación y de funcionamiento, de los sectores populares.

Hoy, la clase media apoya a Kirchner, pero ¿no pasa lo urgente por la inclusión de los sectores más postergados?

Por supuesto. Hay que garantizar el desarrollo y el crecimiento del país, pero fundamentalmente tenemos que lograr incluir socialmente a todos los argentinos. No hay país que pueda funcionar si no hay una firme voluntad de integrar a todos los sectores de su población y darles condiciones de vida mínimas, dignas, y en crecimiento. No es cierto que se puede tener un país que funcione, ni siquiera para los supuestos sectores beneficiados, con un sistema de distribución injusto, porque después la violencia y la disgregación social están a la vuelta de la esquina.

¿Cómo se construye el kirchnerismo?

Hace cuatro años, con Néstor Kirchner, nos habíamos propuesto ir creando una fuerza política que ganara representatividad y consolidación para disputar el gobierno en el 2007. Después, sucedieron las cosas que sucedieron y se acortaron todos los plazos, pero llegamos al gobierno sin tener la propia fuerza organizada. Este proceso de transformación política no lo queremos hacer porque tenemos diez mil dirigentes a quienes vamos a traer de algún otro lugar y vamos a copar la estructura partidaria.
Queremos dar la batalla por las ideas, por las concepciones, que por otra parte no son nuevas, son actitudes y visiones que son propias de la historia del peronismo. Es para ello que nos reunimos periódicamente un grupo de dirigentes, y como largamos las reuniones en Michelángelo quedo así bautizado.

¿Ustedes apuestan a una construcción movimientista?

No queremos generar una estructura política-organizativa ni nada por el estilo. Lo que tratamos de profundizar es este convencimiento de la importancia de la participación activa, dinámica, de la gente, y volver a discutir los problemas que tenemos en cada uno de los lugares, para generar propuestas de solución. La participación sería la clave del objetivo que nos propusimos, hace un año más o menos, que era devolver la confianza que a través de la participación comunitaria, solidaria, se puede ir buscando en todos los terrenos, en lo cultural, en lo religioso, en lo sindical, en lo comunitario, en lo político. Este año 2004 es muy propicio para esto ya que no hay procesos electorales que dificulten la discusión de ideas, y también empezaremos a discutir cómo producimos una propuesta de participación más orgánica que se traduzca en una representación de poder político. La idea es ir configurando amplias corrientes de opinión que irán debatiendo en su propio seno de qué forma se estructura.

¿Forman las organizaciones piqueteras parte de su construcción política? Para algunos dirigentes parecen sólo representar un foco de conflicto social…

Primero y principal, hay que ver las causas del fenómeno piquetero. Que hoy haya millones de excluidos, marginados y pobres, se debe a la ejecución exitosa del plan neoliberal. Los que lo llevaron a cabo son los mismos que ahora se muestran supuestamente sorprendidos y se quejan porque no hay represión para pararlos. Por otra parte, sólo un diez por ciento de estas organizaciones depende de planes sociales, y la mayoría de los desocupados que están organizados buscan tomar parte de micro emprendimientos en cooperativas de trabajo

Para algunos, la transversalidad esconde una intención más hegemónica que ecuménica…

Si bien se ha usado desde nuestras esferas ese término, tal vez fue sobredimensionado por parte de aquellos que tienen una visión más ‘pejotista’, más del partido como representación del conjunto del peronismo y del movimiento peronista, y no como una herramienta electoral. Pero la transversalidad es natural en el peronismo, dada nuestra concepción movimientista y frentista. Y no sé de qué se asustan, porque hubo una tremenda transversalidad neoliberal que penetró en todos los partidos políticos con mucha fuerza, llegándose a hablar de pensamiento único, el fin de la historia, el fin de las ideologías. Eran las épocas cuando, para decidir quién era candidato, se contrataba a un asesor de imagen brasileño o norteamericano.

A partir de la incorporación de Graciela Ocaña como normalizadora del PAMI, hubo quejas desde el ARI denunciando a Kirchner por querer licuar la oposición de izquierda.

Nosotros convocaremos a todo aquel que consideremos útil. Mala suerte si hay políticos que se consideran agraviados porque alguien confía en que un dirigente de su partido puede cumplir bien funciones de gobierno, en beneficio del conjunto de la Nación argentina. Es una visión muy individualista y liberal de la política. Más aún, nosotros con el ARI y con sus dirigentes tenemos grandes coincidencias.

La popularidad del Presidente es el gran motor que tiene el Gobierno, lo que le permite atraer figuras y condenar a la oposición a un rol marginal. Sin embargo, hay preocupación porque la natural erosión del tiempo afecte la gobernabilidad de la Presidencia Kirchner.

Muchos se preguntan cuánto va a durar la luna de miel, pero Kirchner ya les respondió: -Los que apuestan a que se termine la luna de miel van a tener que esperar mucho, porque la luna de miel termina cuando empiezan las deslealtades.
Entonces, en la medida en que logremos coherencia, y que mostremos una clara voluntad de revertir situaciones de inequidad y de injusticia muy notorias, seguiremos recibiendo el apoyo popular. La gente está de nuestro lado porque ve a un Gobierno que renueva a las instituciones. Se está haciendo con la Corte, está muy claro que hay un respeto y un respaldo institucional a las fuerzas armadas y de seguridad, pero siempre y cuando tengan bien claro cuál es su rol dentro del Estado.
Por supuesto, el elemento central es que se vaya produciendo una recuperación de la economía, y que esa recuperación económica se vaya viendo correlacionada con un aumento de la equidad.