Funcionarios de la CIA y el FBI reconocieron que la falta de comunicación y las restricciones para compartir información entre las dos agencias de seguridad americanas no permitieron detectar los preparativos del cruento atentado del 11-S.
Cuando ambas agencias fueron conscientes de la peligrosidad de Khalid al Midhar y Nawaq Alhazmi ya fue tarde. Esto quedó ratificado por el envío de un correo electrónico que un agente del FBI en Nueva York enviara, precisamente el 11-S, a la oficina de la Agencia Federal de Investigaciones en Los Angeles «para que empezara a buscar a Midhar», explicó el ‘The New York Times’.
Para entonces, Midhar y Alhazmi, con otros dos terroristas, ya habían secuestrado el avión de American Airlines que, minutos después, estrellaron contra el Pentágono.
La pista del Midhar y Alhazmi fue detectada por la CIA luego de una reunión en Malasia de miembros de Al Qaeda, en enero del 2000.
La CIA informó al FBI los nombres y números de pasaporte de los dos terroristas, que aterrizaron en Los Ángeles el 15 de enero del 2000, y en marzo del mismo año se instalaron en San Diego para aprender a pilotar aviones.
La alarma no sonó para la CIA y el FBI hasta que Midhar fue relacionado con el ataque perpetrado por Al Qaeda en Yemen contra el buque estadounidense Cole, en octubre del año 2000. No obstante, nadie pensó que estuvieran planificando ataques dentro de los Estados Unidos.
«No fuimos capaces de centrarnos en ellos» reconoció un miembro de la CIA cuando analizó la deplorable serie de indicios del 11-S. Esta semana, la comisión investigadora del Congreso indagará cómo pudo el FBI tener 70 investigaciones separadas sobre posibles actividades de Al Qaeda en los Estados Unidos antes del 11-S y no detectar los preparativos.