La policía científica y los forenses trabajaban contrarreloj para determinar la identificación de los restos de los terroristas inmolados en Leganés, España. El reconocimiento de “El Tunecino” fue sencillo; la explosión le amputó un brazo pero igualmente se le pudieron tomar las huellas dactilares. Esa prueba resultó positiva. Con el resto de los suicidas no ha sido posible aplicar el mismo sistema dado que sus restos quedaron esparcidos por la casa y volaron a techos de inmuebles viviendas vecinas, copas de árboles y en la pileta común del edificio.
Los forenses, sin embargo, sostienen que en la explosión han muerto cinco personas -a pesar de que podrían ser seis- porque encontraron 10 extremidades. Sin embargo, los pesos de los restos hallados no se correspondían todavía con los de cinco personas. A pesar de ello, los técnicos distribuyeron esos restos humanos en cinco bolsas.
Dada la magnitud de la explosión, se supone que no logró huir ningún terrorista. Los agentes acudieron a Leganés con el convencimiento de que iban a detener a una célula integrada por cinco personas. Y cuando se desplegaron en el municipio vieron «salir corriendo a uno», por lo que creyeron que era un sospechoso que huía.
En los próximos días se esperan nuevas detenciones de colaboradores de la célula desarticulada.
Fuentes policiales informaron que el titular de la vivienda en la que se suicidaron los terroristas es un funcionario del Ayuntamiento de Leganés. El propietario, según esas fuentes, la alquiló a unos colombianos que se dieron a la fuga mientras eran investigados por tráfico de drogas. Por ello, el funcionario la alquiló a unos árabes que podrían ser amigos o familiares de los terroristas, ya que es improbable que los inmolados realizaran directamente las gestiones.
Fuentes policiales informaron que los terroristas suicidas emplearon casi 20 kilos de explosivos en su suicidio.
Los agentes también encontraron dos mochilas escondidas en un armario, 10 kilos de explosivo y 200 detonadores de cobre.
El ministro del Interior, Ángel Acebes, aseguró que esos terroristas estaban preparados para continuar con su oleada de terror.
La policía dio a conocer la identidad de tres nuevos sospechosos. Se trata de Amer El Azizi, Sanel Sjekirica y Rabei Osman Ahmed.
Expertos judiciales y policiales afirman que la célula que operaba en Madrid modificó la línea tradicional de actuación del terrorismo islamista. Hasta ahora, esos grupos atentaban en un país y no volvían a atacarlo hasta pasado un periodo más o menos largo. Pero la matanza del 11-M y la colocación, luego, de una bolsa con 10 kilos de goma 2-eco en la línea ferroviaria del AVE han dado por el suelo con todos los esquemas.
El 11-M fue la cuarta actuación de envergadura del grupo terrorista de Bin Laden. Los 192 muertos -en su mayoría obreros y estudiantes- convirtieron al atentado de Atoche en la mayor masacre de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.