«Oh Abu Ammar (Yasser Arafat),” a la luz de los tormentos de la tumba que sufre usted en Ramallah, no tiene otra alternativa sino que la de someterse a la recomendación (del difunto presidente egipcio) Anwar Al-Sadat, que el Presidente (egipcio) Mubarak está reavivando para usted: Escuche las palabras de aquellos con más experiencia, juicio más sabio y visión más clara.»
«Este consejo es que usted, o quienquiera que lo represente, se siente, negocie y eleve las exigencias de los (palestinos) ante los ojos del mundo entero.
Usted y el mundo entero saben que Sadat y (el entonces Primer Ministro israelí Menachem Beguin, adoptaron un principio muy simple: la honorable costumbre internacional de que ‘cualquier cosa es negociable.’
Usted debe negociar para que pueda negarse y pueda estar de acuerdo. Nadie le ha exigido y nadie le exige que bese y abrase a Ariel Sharon… Abu Ammar (dirigiéndose a Arafat), usted sabe -ahora más que nadie- cuántas oportunidades el pueblo palestino ha perdido debido a usted.
Este no es mi negocio… pero sí es su negocio y de su pueblo, lo cual tarde o temprano le será responsabilizado. Su pueblo es como el proverbio popular que dice: ‘el que no puede ver el sol a través del agujero es ciego.’ Este agujero es el Medio Oriente y los eventos que han ocurrido en Kuwait e Irak, en el Sudán y en Libia.»
«Los árabes, entre quienes no hay ninguno que no le duela la cabeza, no saben precisamente qué remedio puede curar el llamado dolor de cabeza palestino-israelí. Nuestro corazón se rompe al ver las víctimas en Palestina. El pueblo palestino tiene el derecho a ser soberano en su propia tierra, disfrutar el respeto ante sus propios ojos y ante nuestros ojos, y a estar muy en alto, de pie entre todos los pueblos».
«Abu Ammar, entre usted y yo no hay ninguna disputa sobre esto. Pero hay una disputa sobre usted. Le hemos reiterado muchas veces cómo los israelíes nos pueden agotar en las negociaciones y pueden crear problemas y crisis, y cuán numerosos son los obstáculos políticos, de partido, religiosos y étnicos en Israel».
«Usted está consciente, de todo ello, más que cualquiera de nosotros. Y ya que usted lo sabe, entonces la culpa recae solo en usted, Abu Ammar. Si comprende estas palabras, entonces esto es una catástrofe; y si no las entiende, es entonces una catástrofe aún mayor. A la luz de lo que está pasando actualmente, usted entiende probablemente cuán sangriento el futuro será el futuro del pueblo palestino: habrá una aniquilación total de sus recursos. Así que siéntese y negocie hoy, cuando la verdad está con usted, y cuando, a pesar de su debilidad, usted es todavía el más fuerte.»