Llega a su fin el juicio por la conexión local del atentado a la AMIA:

Dos preguntas a los sectores involucrados

Pronto a terminar el juicio oral llevado a cabo por la conexión local del atentado a la AMIA, y más allá de lo que vaya a suceder con las sentencias, la sensación general es que las cartas ya están tiradas, y cada sector tiene sus impresiones al respecto. Por lo tanto, adelantándonos a las sentencias Nueva Sión preguntó, a los distintos grupos, dos cosas: 1- ¿Cuál es su evaluación del juicio? 2- ¿Qué cree que sucederá luego del fallo? Por la DAIA respondió su actual Presidente, Gilbert Lewi; por AMIA, también su titular, Abraham Kaul; Luis Czyzewski, representante de Familiares y Amigos de las Víctimas de la AMIA; Adriana Reisfeld, Presidenta de Memoria Activa y Laura Ginsberg por APEMIA.

Por Bárbara Lichtman.

1- ¿Cuál es su evaluación del juicio?

Gilbert Lewi: Por ahora estuvimos escuchando los alegatos de los querellantes y los fiscales. Creo que lo que se ha presentado son indicios muy fuertes contra todos los que están acusados. A principios de abril a más tardar, ya vamos a tener un veredicto. La evaluación es que, evidentemente, yo no diría que hay pruebas contundentes, pero sí indicios fuertes como para condenar a los que están en el banquillo.

Abraham Kaul: Mi evaluación del juicio es que fue un desastre. Primero porque se tardó casi 7 años y medio para decidir hacer la acción más activa que se podría haber hecho años previos a la misma, segundo porque fue un juicio con infinidad de elementos probatorios destruidos y extraviados que tiene sus responsabilidades y habrá que profundizar en ello por toda la desidia que demostraron algunos políticos que no se ocuparon de investigar la causa. Con todas esas pobrezas y debilidades, se está juzgando a un delincuente con un grupo de policías corruptos por una parte del atentado. No están los mentores ideológicos, no están los que financiaron el proyecto, no sabemos cómo se armó el coche bomba ni quién lo armó y a quién fue entregado. La causa de este juicio abarca una pequeña porción de lo que estamos buscando.

Luis Czyzewski: Yo creo que el juicio tardó mucho tiempo. Hubiese sido mucho más útil y más claro que hubiese habido menos cantidad de testigos, que a nuestros abogados se les hubiera permitido hacer preguntas mucho más profundas y no haber tenido tantas limitaciones. Pero consideramos que estamos al borde de terminar y que los alegatos, el de la fiscalía y el nuestro, fueron lo suficientemente contundentes como para que el tribunal se convenza de que los 5 acusados son culpables de ser partícipes necesarios. Esperemos que el tribunal así lo entienda y que, en definitiva, la condena exista.

Adriana Reisfeld: Como querellante creo que fue brillante la exposición de Pablo Jacobi y representa lo que nosotros sentimos con respecto al juicio. Fue bastante pobre la exposición de AMIA y DAIA y con un objetivo que no era el de buscar acusados sino el de buscar culpables.

Laura Ginsberg: Desde el principio, denunciamos que el juicio marchaba al fracaso por tratarse del intento de armar la maniobra final del Estado para exculparse de su propia responsabilidad criminal en el ataque terrorista a la AMIA, cerrando bajo siete llaves el caso y vendiendo ”justicia” como espejitos de colores. En cambio, DAIA/AMIA y Familiares se felicitaban por considerarlo como un “juicio histórico”, mientras Memoria Activa sostuvo -y aún insiste- que se trata de un juicio “justo”.
Esto se terminó. Los que acompañaron todas estas maniobras no niegan el fracaso.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales; apoyados por AMIA, DAIA, Familiares y Memoria Activa; el juicio fracasó. ¿Por qué? Porque no lograron cerrar sus propias maniobras ni convencer a nadie de que habrá “justicia”.
No pudieron ocultar aquello que, siendo obvio, todos pretenden negar. El Estado argentino es el responsable del ataque terrorista a la AMIA, porque sabía de la inminencia de este crimen, porque contribuyó con sus fuerzas de seguridad e inteligencia para la comisión del mismo y porque puso la fuerza de sus tres poderes, de manera coordinada, para encubrirlo. El juicio oral es la parte final de esta maniobra, y fracasó porque se hace patente que no habrá ni juicio ni castigo para todos los culpables de este acto de terrorismo de Estado, perpetrado hace ya casi 10 años.
Mal paradas, las querellas y los fiscales buscaron “acomodarse” en la parte de los alegatos.
Sin embargo, las querellas y la fiscalía (es decir, el Estado mismo) no pudieron evitar referirse a la responsabilidad del Estado, aunque de manera mezquina y deformada, porque ninguno lo acusó por su responsabilidad criminal. Peor aún: la querella unificada se dividió la tarea de defender lo actuado en estos años, al mismo tiempo que pretendía mostrarse distante. Resultó patético el esfuerzo de DAIA por defender su propia actuación y “criticar” a algún funcionario o repartición, haciendo piruetas para seguir defendiendo a Galeano de lo que consideró “errores” y no delitos. O el de “Familiares”, que armaron todo su alegato intentando mostrarse distantes de Galeano (al que defendieron hasta hace tres meses) pero cerca de la “nueva voluntad política” que atribuyó a Kirchner, para concluir que “el Estado argentino no es la conexión local. No lo es”. A AMIA le tocó el papel más conceptual: exigirle al tribunal “destruir el principio de inocencia” y, sin criticar los años de “negociaciones” del Tribunal mismo con el Poder Ejecutivo y su defensa de los secretos de Estado, avanzar en condenas que todos saben no le otorgarán.
La posición de Memoria Activa, la sintetizó así su abogado: el juicio “es la bisagra entre lo que no debe repetirse y lo que deberá ser una investigación seria”… “El juicio es más importante por el futuro que por lo que la sentencia pronuncie”… “dentro de 15 años las cosas estarán más claras”. Y entonces ¿qué tiene este juicio de justo? ¿Por qué siguen sosteniéndolo?
Todo su esfuerzo se centró en defender la vía jurídica del encubrimiento de este crimen político. Y por eso no acusaron ni a la policía bonaerense ni al Estado mismo. Terminaron defendiendo a Duhalde frente a Menem.

2- ¿Qué cree que sucederá luego del fallo?

Gilbert Lewi: Esto es el juicio oral a la conexión local, existe también el juicio original que acaba de cambiar de Juez. Vamos a ver cómo se va a manejar el nuevo juez, cómo va hacer para ponerse a tono con los antecedentes y a partir de ahí, la decisión que tomen los familiares o las instituciones, va a tener que ver con la decisión de los jueces.

Abraham Kaul: Más allá del resultado que tenga, nosotros ya nos hemos reunido con Canicoba Corral, con Gustavo Béliz y la Cancillería para decirles que la causa está paralizada, que el Gobierno actual había heredado una situación del pasado, pero que a partir de ahora, la responsabilidad es pura y exclusivamente del Gobierno de Kirchner. Son ellos lo que van a ser juzgados por la historia acerca de qué hicieron o qué aportaron para el esclarecimiento de la causa. Nosotros estamos hablando con estos sectores para que se active rápidamente el tema. Más allá que aún no hay ninguna sentencia ni sabemos cuál va a ser el resultado del juicio oral, las presentaciones han sido muy buenas. Tanto las querellas como la defensa de Telleldín, estuvieron bien fundamentadas. Los jueces van a tener un trabajo muy arduo y muy difícil. Por ahora no accionaremos hasta que no conozcamos el fallo y se demuestre por qué se falló de tal manera.

Luis Czyzewski: Vamos a seguir actuando en la instrucción que sigue, concretamente nosotros consideramos que esto es el final del principio, y no el final del final. Creemos que acá hay resuelto no más de un 5% de lo que queremos saber y vamos a seguir peleando desde la postura de querellantes para saber el total de la verdad.

Adriana Reisfeld: Creemos que los jueces han hecho un muy buen trabajo, han escuchado con detenimiento y tienen suficiente material después de todos estos años. Fueron dos años que es mucho, y al paso que vamos van a ser casi tres, porque no creo que el juicio termine antes de junio. Es algo histórico el tiempo que llevó. Esperamos la resolución y no sabemos qué vamos a hacer después, como no sabemos qué es lo que vamos a hacer todavía con el resto de la causa que tiene Canicoba Corral.

Laura Ginsberg: Una condena acordada para Telleldín, la eventual condena por delitos menores para los policías y un fárrago de críticas a Galeano y a los fiscales por parte del Tribunal, lo cual resulta insuficiente. Si en medio de este fracaso, un grupo de familiares sugiere esperar 15 años y el otro grupo de familiares reconoce su frustración porque sabe que no habrá justicia, lo único deseable es que podamos cambiar el rumbo.
Es llamativo que querellantes, fiscales y hasta las defensas admitieran que en los últimos 10 años, lo único “histórico” fue la denuncia de aquel 18 de julio de 1997, que implicó un antes y un después.
Las maniobras continúan. Como todos buscan esconder su fracaso en este juicio, el Gobierno sigue buscando “la salida” para el tema AMIA tratando de inventar algo para el futuro. De manera que terminado el juicio mismo, lo que sigue es la crisis posterior a su fracaso.
Una pista de cómo seguiría la dio el mismo Lewi en su entrevista al Diario del Juicio (10/2/04), cuando reconoció que después de éste, no habrá un segundo juicio. Su incertidumbre no es jurídica: se pregunta cómo construir un “escenario diferente” del orden de lo político, que alcance al Poder Ejecutivo, al Juez y a las querellas.
En su respuesta, sugiere esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos, ocultando que DAIA/AMIA comparten con el Gobierno varias propuestas que ya tienen preparadas. Por un lado, imponer una ley antiterrorista a la medida de las exigencias de Estados Unidos e Israel.
Por otra parte, insisten en mantener la política de “exportar” las responsabilidades por el atentado, volviendo a culpar a Irán, o eventualmente, ir por “los sirios” (que nadie sabe si son los de Damasco o los de Balcarce 50). Esta “nueva” política es el refrito del traspié anterior en el tema Soleimanpour.
Su temprana liberación impidió constituir una “comisión de fiscales” de nivel internacional, que juzgara a los iraníes en un tercer país. Esto es lo que apoyaron junto a Memoria Activa y al Canciller Bielsa.
Tal como lo anticipamos desde APEMIA, esta aventura resultó inviable y hasta pretendía terminar con las querellas mismas.
Ahora, DAIA/AMIA, de la mano del Gobierno, pretenden constituir una “comisión de fiscales” nacionales. A ellos les entregarían la responsabilidad por el futuro y facultades suficientes que, en los hechos, nos apartaría de nuestro papel de querellantes. Hasta creen que el juez debiera delegar en ellos su responsabilidad.
Esto está aún en discusión porque no cierra desde ningún punto de vista, ni político ni legal. Para colmo, los fiscales, con “una experiencia suficiente”, propuestos por Lewi en ese reportaje, son los mismos acusados por todos los delitos cometidos durante la instrucción de Galeano.
¿Qué esperamos entonces? Si el gobierno junto a AMIA/DAIA concretan sus políticas, vamos camino a una nueva frustración.
Para evitarla tenemos que cambiar el rumbo. Lejos de las maniobras de AMIA/DAIA, en el futuro debiéramos trabajar por la apertura de los archivos secretos y por una Comisión Independiente del Estado que juzgue y castigue su responsabilidad criminal. Sería la mejor forma de actualizar nuestros reclamos de aquel 18 de julio de 1997.