Pero más allá de lo que ocurre en la Haya, y la crítica de la opinión pública internacional, la situación sigue siendo compleja.
Días atrás comenzaron los trabajos de construcción de un nuevo tramo del muro que debe proteger a Jerusalem, tal cual explica el Gobierno israelí, de una eventual infiltración de terroristas suicidas, esta vez en la zona aledaña a la localidad Mevaseret Zion, en las afueras de Jerusalem.
Ello llevó en los últimos días a fuertes protestas y choques violentos con el Ejército israelí en los que murieron dos palestinos y resultaron heridos tanto palestinos como policías israelíes.
Respondiendo a una apelación contra la construcción del Muro en la zona, la Corte Suprema de Justicia israelí ordenó suspender hasta nuevo aviso las nuevas obras. Se trata de una orden interina y el proceso no ha terminado, pero los palestinos lo consideran su “primera victoria” en el tema.
El abogado Mohamed Dahle, que representará a la población de ocho aldeas afectadas por la construcción del Muro, declaró que éste separará a numerosos palestinos de las tierras que trabajan, quita ocho pozos de agua del territorio controlado por los palestinos en la zona y “encierra” a la gente en enclaves que deben ser eliminados.
El Ejército israelí sostiene por su parte que las consideraciones al llevar a cabo los trabajos de construcción son de seguridad.
Mikky Levy, jefe de la Policía de Jerusalem, dijo al recorrer algunas de las zonas por las que pasará el Muro que, indudablemente, cuando el Muro esté terminado la ciudadanía estará más segura.
Contradicciones
Pero las contradicciones entre los funcionarios de Gobierno de la justicia, parece ser que siguen a la orden del día. Esto es, por un lado, la Suprema Corte ordenó interrumpir los trabajos; por otro, el ministro de Defensa, Shaul Mofaz, anunció que la construcción será acelerada, trabajándose en turnos diarios y nocturnos para lograrlo.
El atentado del viernes último, en el que una pareja fue muerta por disparos de palestinos que se infiltraron a territorio israelí por una zona en la que aún no hay barrera, no hizo menos que confirmar la convicción israelí respecto a esta necesidad.
Los debates en La Haya intensificaron sin duda la presión sobre Israel. Pero las advertencias israelíes sobre los riesgos de ese proceso se mantienen firmes. Daniel Taub, director de la división jurídica de la Cancillería israelí, declaró en una ronda con periodistas en La Haya que “este tema, como todos los otros temas difíciles entre nosotros y los palestinos, deberán ser resueltos mediante el compromiso y la negociación”.
Para Taub está claro que “esto no será resuelto enviando preguntas tendenciosas a la Corte, con el objetivo de llevar a juicio a quienes se defienden del terrorismo y no a los terroristas”.
De más está decir que la visión palestina es diametralmente opuesta. Y para presentarla ante el Tribunal, los palestinos encargaron los servicios de reconocidos juristas internacionales, entre ellos algunos académicos de la Universidad de Oxford.
“A fin de cuentas, con Corte o sin Corte, ningún liderazgo puede evitar su responsabilidad”, dijo Taub sobre la necesidad de que los palestinos combatan a los grupos radicales existentes en su seno, considerado un tema crucial.
Para Israel, sólo el fin de los atentados detendrá la construcción del Muro. Los palestinos confían, todavía, en las presiones que surjan de La Haya.
La tensión, mientras tanto, seguramente irá en aumento, con Muro y sin solución próxima a la vista.