Mario Yutsis

La ONU designó a un argentino para presidir el Comité contra el Racismo

El Comité de Naciones Unidas contra la Discriminación Racial eligió al experto argentino Mario Yutsis para presidir sus deliberaciones, las que se extenderán hasta el 9 de marzo venidero, indicó José Luis Díaz, portavoz del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra.

Por Juan Gasparini (Desde Ginebra, Suiza)

El Comité de Naciones Unidas contra la Discriminación Racial lo componen 18 expertos nombrados por los 169 Estados socios que han ratificado la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial, el cual se reúne dos veces por año en Ginebra, para examinar si se respetan los principios que combaten el apartheid, la xenofobia, el racismo y la intolerancia en el mundo.
En esta ocasión el Comité va a debatir con los gobiernos y ONGs en reuniones abiertas al público y la prensa, los casos de Suriname, España, Brasil, Bahamas, Libia, El Líbano, Nepal, Suecia y Holanda, debiendo emitir conclusiones escritas al final de los debates, recomendaciones que sólo tienen valor de sentencia moral para los países en cuestión.
El Comité se pronuncia sobre quejas individuales, en realidad querellas de particulares o grupos de personas que se consideran víctimas del racismo y que han agotado las instancias legales de un país para obtener justicia y deciden recurrir a la ONU para que condene procederes considerados contrarios a las normas internacionales en la materia.
Adoptada en 1965, esta Convención entró en vigor el 4 de enero de 1969, definiendo la discriminación racial como la “distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en la raza, el color, la ascendencia o el origen nacional o étnico, que tiene por objetivo o efecto destruir” la igualdad entre las personas en cuanto al disfrute de los Derechos Humanos.
Los países signatarios de la Convención se comprometen a favorecer el entendimiento entre las razas, a derogar toda ley o disposición que aliente la discriminación en todos los ordenes de la vida política, social, económica y cultural, y a apoyar los movimientos multiraciales.
La Convención obliga a los gobiernos a prohibir la propaganda de cualquier organización que “se inspire en ideas o teorías fundadas en la superioridad de una raza o de un grupo de personas de un color o de un cierto origen étnico”, que fomente o justifique el odio o la discriminación racial.