Carlos Menem y su equipo decidieron levantar las pautas publicitarias de los medios así como el acto previsto para ayer en el partido bonaerense de San Martín en un ambiente en el que ya se venía hablando, desde hace varios días, de que se efectivizara su renuncia a competir en el ballottage, ante la masiva oposición que venían presentando las encuestas de opinión a la figura del ex presidente y un posible tercer mandato.
A pesar de ello, no puede dejarse de pensar esta renuncia al ballottage como una estrategia política para debilitar a su contrincante, el también peronista Néstor Kirchner.
El gobernador patagónico, quien lidera el Frente para la Victoria afirmó, antes de conocerse la versión de la renuncia de Menem, que lo cree “capaz de cualquier cosa”.
Menem, de confirmarse su decisión, comienza, así, una posible escalada política para debilitar al futuro gobierno antes de asumir, dado que Kirchner -en definitiva- estaría llegando a su primer mandato en el Ejecutivo nacional habiendo salido segundo en una primera vuelta electoral -que olió más a interna peronista que a una verdadera confrontación política entre contrincantes de dos partidos- con un 22 por ciento d elos votos del electorado nacional.
«Yo no voy a decir qué podemos hacer porque me estoy anticipando a hechos que no han sucedido. Sigo confiando que en este país quienes quieren ser dirigentes de la Argentina tienen responsabilidad y seriedad y están dispuestos a la reconstrucción de la Argentina», dijo Kirchner tras un encuentro con el presidente del BID, Enrique Iglesias, en un hotel de la zona de Retiro.
Por su parte, el presidente Eduardo Duhalde juzgó como una “irresponsabilidad histórica” que no se desarrolle el ballottage.
Duhalde, quien conoce bien a Menem dado que han recorrido gran parte de su vida política juntos y fuera su vicepresidente, ya había anticipado como posible el escenario de este desenlace anunciado; y hasta es posible que lo haya utilizado como un intento de propaganda contra Menem al que declinó por saber que ello, de cumplirse, debilitaría políticamente a Kirchner y no entregaría «el gobierno a otro que seguramente tendrá el mayor porcentaje de votos de la historia».
La fórmula Kirchner-Scioli había ratificado su candidatura ante la Junta Nacional Electoral el 6 del actual y la de Menem-Romero lo hizo un día después.
A pesar de ello, Menem-Romero pueden dar hoy por terminada su campaña bajándose del ballottage y dejando al país entero en un estado de sorpresa del que habrá que salir rápidamente para ponerse a trabajar por el país y sus ciudadanos, y elucubrar los próximos pasos políticos del ex presidente y su Frente para la Lealtad.
Esta historia, seguramente y a pesar de todo, recién comienza de nuevo con un hecho en el que el ex presidente vuelve a demostrar su falta de interés sincero en el bienestar de la Nación y por que se cumplan los pasos necesarios para avalar la fortaleza del posible presidente del país y la legitimidad de su mandato que debería emandar de las urnas a través un voto popular que el mismo Menem le está negando.