Otra consecuencia de la guerra

El rearme europeo

La invasión anglo-norteamericana a Irak, dividiendo a las Naciones Unidas y a la OTAN, tienen una consecuencia que, en el futuro inmediato, arrojará mayor incertidumbre entre las naciones y los bloques: el rearme europeo y particularmente, el de Alemania. La globalización del capitalismo financiero no ha aprendido las lecciones de la historia.

Por Emilio Corbiere

Estados Unidos ha engendrado varios conflictos latentes en donde reaparecen los fantasmas de las entreguerras mundiales del siglo XX: desactivación de las Naciones Unidas, división de la OTAN, remilitarización de Europa, particularmente de Alemania, donde los socialdemócratas podrían caer electoralmente a manos de la extrema derecha democristiana bávara o el resurgimiento del nacionalismo germano.
A ello, Washington en su afán de hegemonía mundial y dominación de los pozos petroleros de Irak, se encuentra ante un enfrentamiento generalizado con el mundo musulmán, recorrido por corrientes de masas ultra-religiosas de carácter político-integristas.
El mundo islámico es pobre pero con burguesías muy ricas, como la egipcias y sauditas, en donde se mueven sectores mucho más peligrosos que los revolucionarios de acción directa palestinos. Se trata de los Hermanos Musulmanes que se mueven en los bazares de Egipto y son centrales en el drama de Medio Oriente, y mucho más peligrosos que Osama Bin Laden, el ulema Omar o Saddam Hussein. Francia y Alemania han dado vida al denominado ‘Frente de la paz’ militar en contraposición de lo que los diarios europeos denominan ‘Frente de la guerra’ norteamericano, en referencia a la orientación impuesta por el gobierno republicano de George W. Bush con el apoyo de mega-empresas capitalistas ligadas al negocio petrolero y el armamentismo.
La reunión constitutiva del grupo se realizó, formalmente, el 29 de abril pasado, y tuvo como organizadores al presidente francés, Jacques Chirac, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, el premier belga, Guy Verhofstadt, y el luxemburgués Jean Claude Juncker. Anunciaron la “creación de una capacidad europea de reacción rápida”, centros y el reforzamiento de la aviación militar, estableciendo el 2004 como plazo para concretar la remilitarización de Europa. La presencia de Bélgica no es casual porque ese país es centro del tráfico de armas.

Un Maastricht militarizado

El Tratado de Maastricht de 1991, que creó la Unión Europea, preveía la adopción de una Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), a la seguiría una defensa unificada. Las medidas adoptadas en ese sentido en 1999 suscitaron tensiones en la relación entre la Unión Europea y Estados Unidos. Pero el presidente Bill Clinton tenía buena relación con los alemanes y franceses logrando disuadirlos, porque ello podría afectar a la OTAN.
Todo cambió con la administración Bush. Donald Rumsfeld atacó a la ‘Vieja Europa’ y Washington menospreció a la ONU, rompiendo la OTAN.
La respuesta es la militarización europea.
Rusia también seguirá ese camino. Tanto Francia como Rusia son potencias nucleares y el poder nuclear nivela todo. Un ejemplo es el de Corea del Norte, un pequeño país con graves problemas económicos que, sin embargo, posee armamento nuclear y amenaza ampliarlo. Washington, por mucho menos, atacó a Afganistán e Irak. Bush quiere entregar varios millones de dólares a Rusia para que cambie su voto en el Consejo de Seguridad y deje de bloquear el levantamiento de las sanciones a Bagdad, que le impiden ahora a los norteamericanos negociar libremente el petróleo de los iraquíes. La ‘reconstrucción’ de Irak tendrá un alto costo y ese dinero irá a parar al ‘complejo militar-industrial’ norteamericano y a los petroleros texanos amigos de la familia Bush.

Los quince apoyan a Francia y Alemania

Los cancilleres de los quince países que componen la Unión Euroepa decidieron apoyar en bloque la estrategia de remilitarización europea. Reunidos en Kastellorizo, Grecia, estuvieron también presentes las diez naciones candidatas a integrarla. Con ello han adherido al criterio de seguridad europea.
La única voz discordante fue la del primer ministro británico, Tony Blair, una especie de títere de Washington. Un español socialista, Javier Solana, el Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, tuvo palabras que indirectamente atacaron al belicismo norteamericano y británico.
Lo cierto es que esta fuerza militarizada alejará al viejo continente de su dependencia de Estados Unidos y de la OTAN en temas de defensa.
El problema radica en el futuro. Hay una guerra comercial por los aranceles entre Estados Unidos y Europa. El mundo globalizado por el capital financiero cada día da más muestras de atrofia, recesión y primeros síntomas de depresión. Las economías en crisis son la de Estados Unidos, Alemania y Japón. Los elencos gobernantes hoy pueden cambiar, para bien o para mal. Un mal síntoma es que en Gran Bretaña, en medio de la debacle electoral del ‘Nuevo Laborismo’, reapareció el Partido Nacional Británico, una especie de Frente Nacional de Le Pen inglés, grupo que parecía haber desaparecido al terminar la Segunda Guerra Mundial.
El mundo cada día se vuelve más peligroso.