El otro terrorismo
Atilio Borón: La mayoría de los comentaristas coinciden en sostener que la popularidad del presidente Bush Jr. se habría incrementado a partir de los sucesos del 11 de septiembre. Frente al miedo, la población norteamericana habría acudido a la figura presidencial como un emblema de seguridad nacional que le otorgaría además, al presidente, la capacidad para ir más allá de las fronteras nacionales en sus expediciones punitivas en contra de aquellos que fueron bautizados como los partidarios del mal o el eje del mal.
Noam Chomsky: Quiero decir que si la gente tiene miedo se agrupa bajo la bandera. Se acurruca bajo el poder cuando tiene miedo, y la gente está asustada… y, bueno, tu sabes, no quiero exagerar, pero hay un elemento de temor y preocupación, y éste está justificado. Después de todo, esta es la primera vez en la historia que los ricos han sido atacados. Se supone que Europa y Norteamérica atacan a otros, ellos le hacen cosas a otros países. Hay muchas atrocidades en el mundo, pero pasan en la India, el Congo, las Filipinas, El Salvador o en Argentina, en lugares como esos. No ocurren en Inglaterra o en los Estados Unidos. Es de esperar que se cometan estas atrocidades en otros lugares. Esta es la primera vez que sucede de otra forma. En el mundo moderno existe una tecnología que puede ser extraordinariamente destructiva y esto es tan sólo una parte del problema. Quiero decir, el bioterrorismo es la otra parte.
Las formas históricas
del imperialismo
Atilio Borón: El libro Imperio publicado por Michael Hardt y Antonio Negri ha causado un verdadero revuelo en el plano internacional. En el se sostienen una serie de tesis que han sido objeto de grandes discusiones entre los partidarios de los movimientos contrarios a la globalización y a la mundialización neoliberal. En él se dice, por ejemplo, que la edad del imperialismo se ha terminado y que vivimos en una nueva época histórica llamada Imperio en donde las viejas estructuras y patrones de relacionamiento internacional del pasado han sido superadas. Esta tesis ha sido muy cuestionada por muchos autores que observan con gran preocupación las argumentaciones que se ofrecen en ese libro y que entre otras cosas suponen negar la existencia de los estados nacionales y el poderío de las grandes empresas multinacionales.
Noam Chomsky: Bueno, el imperialismo no tiene un significado preciso. Existen maneras de dominación y control que toman formas variadas, de modo que el imperialismo clásico en su sentido moderno se aplicó solamente durante un par de décadas en el siglo XIX. ¿Significa esto que no hubo imperialismo en la India antes? ¿Quiere decir que el lugar donde yo vivo, Boston, fue entregado por su población a los colonos británicos cuando llegaron? Me refiero a que éstas son todas formas de dominación y control, si ustedes quieren llamarlo imperialismo, bien, o llámenlo con otro nombre, a quién le importa.
Decir que el imperio está terminado tiene tan poco sentido como decir que continúa. La dominación y el gobierno prosigue y cobra nuevas formas, ambos son adaptados a las circunstancias. Entonces, cuando llegó el momento en que el mundo europeo no fue más capaz de controlar sus colonias directamente por la fuerza militar surgió la descolonización. Ellos simplemente trataron de controlar de otras formas.
Las relaciones de dependencia perduran de una u otra manera. Esta es la razón por la cual el viejo mundo colonial es un caos. De hecho si ustedes observan las guerras que están teniendo lugar en el mundo, son residuos de aquel colonialismo europeo, casi invariablemente. Quiero decir, vean India y Pakistán ¿qué es eso?, o Israel y Palestina, es el derrumbe del imperio británico…, o las guerras en Africa, son el colapso del imperio europeo. O Timor Oriental, Angola, Mozambique, son el colapso del imperio portugués.
Cuando los sistemas de dominación y control colapsan, se genera mucha violencia. Hoy, los Estados Unidos son mucho más poderosos que Gran Bretaña hace ochenta años atrás, obviamente. Entonces hay más control de los Estados Unidos que británico. Pero las formas de control simplemente cambian. Solo se utilizan otros mecanismos de dominación.
La batalla imperial
en Oriente Medio
Atilio Borón: Todo parece indicar que la política de reafirmación imperialista de los Estados Unidos bajo el lema de la guerra contra el terrorismo en Oriente Medio hace caso omiso de una lectura mucho más compleja de la realidad. Aquella que nos dice que los acontecimientos del 11 de septiembre sirvieron para amparar las pretensiones norteamericanas de acrecentar su control sobre una de las regiones más estratégicas del planeta y en donde se encuentran las mayores reservas energéticas del mundo.
Noam Chomsky: Ellos pueden vencer a Irak bombardeándolo, pero hay que recordar que la preocupación principal es controlar las reservas energéticas del Golfo Pérsico. Esto es lo crucial ya que se trata de las reservas de energía mas grandes del mundo, sobre todo las de Arabia Saudita y los Emiratos Arabes. Irak es el segundo productor más grande de petróleo en el mundo. La riqueza de Dick Cheney proviene del petróleo irakí. Este ingresa a través de su compañía a los Estados Unidos bajo el manto de los programas humanitarios. Salvo que el mundo cambie, los Estados Unidos tomarán posesión de Irak. Por la simple razón de que es el segundo productor de petróleo en el mundo. En este momento existe suficiente petróleo en el mercado, de modo que no necesitan traer más, pero cuando lo necesiten, Irak será el próximo objetivo. Bombardear Irak y destruir sus campos petroleros no servirá de mucho. El problema es que no saben qué sucederá en las regiones claves como Arabia Saudita. Si allí la población reacciona, estarán en graves problemas. Este es el principal centro de producción de energía del mundo. Pero sus reservas alcanzan solo para una, tal vez dos, generaciones. Esto ya se sabía en los años cuarenta. Norteamérica fue hasta 1970 el mayor productor de petróleo del mundo, por eso no importaba petróleo desde Arabia Saudita. Pero en los años ´40 el Departamento de Estado reconoció en Arabia Saudita una fuente estupenda de poder estratégico y la mayor reserva de petróleo de la historia mundial. Por eso los Estados Unidos decidieron controlar la región una vez expulsados los alemanes y nunca volvieron a permitir la intromisión francesa. También allí Gran Bretaña fue reducida al papel del socio menor.
Desde entonces el control de las fuentes de petróleo fue estratégico para el dominio del mundo. Aun si los Estados Unidos encontraran otra cuenca petrolífera siempre querrán controlar Medio Oriente. Si en Irak la población reacciona, se enfrentarán con una guerra de mayores proporciones. En estos países la población está insatisfecha con las políticas de Estados Unidos en la región. Si bien los periodistas parecen ignorarlo, los historiadores saben sobre las razones del odio contra nosotros. Durante la administración de Eisnhower, los archivos clasificados comprobaron que 1958 fue uno de los años más importantes en la historia de la post guerra. Muchas cosas sucedieron en ese año. Los Estados Unidos enfrentaron tres crisis importantes en el mundo, que ahora conocemos por las discusiones que hubo en el gobierno. Todas ocurrieron en países productores de petróleo, y todas en países islámicos.
Una fue en Indonesia, otra fue en Africa del Norte, Argelia, y la otra fue en Irak, en Medio Oriente. Estas fueron las tres grandes crisis que enfrentó la administración de Eisnhower. En el debate interno la pregunta era si los rusos estaban involucrados en esas crisis. Lo descartaron; de hecho, Eisnhower negó firmemente que los rusos estuvieran implicados, lo cual es absolutamente cierto. Tal como ocurriera las más de las veces durante la guerra fría, los rusos fueron un pretexto. Al igual que durante la dictadura militar en Argentina, que no fue establecida para defender a nadie de un eventual ataque ruso. Estas tres crisis ocurrieran todas en países islámicos, todos productores de petróleo. Eisnhower no era ningún tonto cuando dijo «hay una campaña de odio contra nosotros, y no de los gobiernos sino de la gente». Y entonces se produjo una discusión acerca de las causas de ese odio. El Consejo Nacional de Seguridad produjo un lúcido análisis, diciendo que en estos países «y de hecho en el mundo islámico en general» existe una percepción de que los Estados Unidos están apoyando a los gobiernos que mantienen el statu quo. Esto significa apoyar a gobiernos muy represivos para garantizar sus propios intereses sobre el petróleo del Cercano Oriente. Se dijo que ésta percepción era muy difícil de contrarrestar, porque era correcta. Que era natural que los Estados Unidos apoyaran a los gobiernos que mantenían el statu quo a cambio de lo cual se aseguraban el abastecimiento de petróleo. Por eso no podemos realmente desarticular una campaña de odio contra nosotros, porque es la pura verdad. Ahora, aquello fue en 1958 y ya se conocía la respuesta al por qué hubo una campaña de odio.
Pero estas preguntas reaparecen ahora y cada analista inventa nuevas historias acerca del fracaso del mundo árabe y todas estas cosas. Pero si conocieran algo de historia sabrían la respuesta. Y esto no tiene nada que ver con estas teorías fantasiosas sobre choques de civilizaciones o algo por el estilo. Esto tiene que ver con el imperialismo tradicional. Pero se supone que uno no debe decir cosas como éstas. Si Washington decidiera bombardear Irak, avivaría la campaña de odio, un odio que ya existe por justas razones. Esta campaña se inscribiría en una escalada que escaparía de las manos de los propios gobiernos interesados en fomentarla. Por otro lado, hay sectores dentro del gobierno norteamericano que están lo suficientemente enajenados como para querer matar a cualquiera que les desagrade.•