Polémica

Sobre Masada, los historiadores y los escritos de Aguinis

La antigua fortaleza de Masada ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. No podemos menos que alegrarnos y celebrarlo, al fin una buena noticia con relación a Israel y su patrimonio histórico. Pero tampoco, podemos dejar de adherir y participar en la discusión que se ha suscitado en cuanto a la pertinencia o no del homenaje que los israelíes deben rendir a este preciado monumento histórico por el tema del suicidio protagonizado por sus defensores y el discurso de su jefe, Eliézer Ben Yair. Enterados del entrecruzamiento de ideas que han surgido de la lectura de un artículo del diario “La Nación” publicado el Dr. Marcos Aguinis, el pasado 7 de diciembre, se presenta la cuestión de por qué todos los opinantes están ignorando a los verdaderos especialistas en el tema: los historiadores.

Por Alicia Benmergui

Los historiadores son los que saben, por su oficio, que todos los textos, y los clásicos en primer lugar y con mayor razón están sujetos a la interpretación, al análisis crítico para tratar de comprender las intenciones con las que fueron escritos. Los textos son fuentes, interpretarlos literalmente es un error cometido por ignorancia.
En esa disciplina científica que es la historia, una ciencia social, existen dentro y fuera de Israel excelentes investigadores especializados en la Historia del Mundo Antiguo. Dos de los especialistas más reconocidos son Arnaldo Momigliano, ya desaparecido y Pierre Vidal – Naquet, casualmente judíos los dos. Ambos se han ocupado muy cuidadosamente de investigar sobre, lo que al parecer, aconteció en ese período histórico relacionado con Masada.
En ese majestuoso peñón situado en un extraordinario paisaje, estaba construido uno de los palacios de Herodes. Allí, en sus ruinas, buscaron refugio contra los romanos más de 900 judíos que resistieron su asedio por tres años. El general Silva, uno de los mejores militares romanos, levantó un terraplén para tomar a los insurrectos y derrotarlos.
Sobre los hechos tenemos el relato de “Las Guerras de los Judíos” escrito por Flavio Josefo, quien ha narrado el discurso pronunciado por Eliézer Ben Yair antes del suicidio.

La pregunta

Una de las muchas preguntas que un historiador debe formularse es: ¿cuál fue la intención de Flavio Josefo al escribir esta historia, y por qué le atribuyó este discurso a Ben Yair?
Flavio Josefo fue un judío de origen distinguido, probablemente del sector de los fariseos, a quienes el judaísmo debe su sobrevivencia.
Josefo participó en el levantamiento contra los romanos y, astutamente, cuando advirtió la segura derrota que aguardaba a los hebreos, se puso del bando de los vencedores. Después de los trágicos hechos donde el Templo y Jerusalem fueron borrados de la faz de la tierra, el nombre de Judea sustituido por Palestina, y los judíos sobrevivientes llevados a Roma como esclavos, junto con los objetos del Templo, Flavio Josefo se instaló allí, en la capital del Imperio.
Fue un protegido del Emperador Vespasiano, de quién tomó el apellido Flavio. Tratando de reparar su traición para la posteridad, hizo la apología de su pueblo narrando acontecimientos que sin su relato hubieran pasado al olvido. Lo hizo de un modo tal que representó, también, una adulación y un enaltecimiento de la figura del emperador Vespasiano.
Según sus textos, los judíos fueron derrotados porque fueron abandonados por Dios cuando se rebelaron contra Roma.
Trató de imitar, como narrador, a los grandes clásicos griegos, lo hizo en el estilo y de acuerdo a la mentalidad de los romanos cultos, formados en la cultura griega.
Un discurso de un judío, Ben Yair, llamando al suicidio se presta a la duda o la sospecha sobre su verosimilitud. Es un discurso dicho por un judío en el estilo en que los griegos acostumbraban a pronunciarlos. “…Casi no se puede creer en este relato sospechoso… en Masada, Eleazar alega con argumentos tomados de una filosofía griega… qué representa el discurso de Eleazar…‘ esa predicación de la muerte’ tan sorprendente en boca de un judío? ”…Si Josefo escribe en griego, se supone que sus fuentes de inspiración son Sófocles y Tucídides, ello se debe, evidentemente, a que se dirige al público del mundo romano que… lee y escribe en griego. . .”1
En aquellos tiempos el mundo judío atravesaba gravísimos conflictos, que derivaron en grandes divisiones, de una de ellas surgió el cristianismo.

Es una transpolación por lo menos peligrosa comparar a los actuales kamikazes palestinos, con los supuestos suicidas de Masada. Allí había unos 960 sitiados, y sólo se hallaron 28 esqueletos. Se supone que los que pudieron huyeron para seguir combatiendo.
El riesgo implícito en el anacronismo es trasladar categorías de análisis inasimilables a situaciones y conflictos de la actualidad.
El Estado de Israel no puede ser de ninguna manera comparado con el todo poderosísimo Imperio Romano. Este no negociaba, ni nadie podía obligarlo a ello.
En la derrota, a sus vencidos les esperaba la muerte, la crucifixión o la esclavitud. En el levantamiento del año 137 de nuestra era, sus jefes fueron desollados vivos como Rabi Akiba con casi 90 años, o degollados, como Bar Kojba.
En estos tiempos, donde la Biblia y el calefón están más mezclados que nunca, es bueno recuperar la racionalidad brindada por el conocimiento, pues cada vez más el discurso hegemónico es tan simplificador y carente de la complejidad necesaria para el abordaje de los temas sociales, que han invalidado la capacidad de razonamiento y análisis tan imprescindible en estos confusos días que corren.
No hay explicaciones ni soluciones simples y sin consecuencias importantes. La conducta suicida es no comprenderlo.