Hashomer Hatzair

90 años de judaísmo, sionismo socialista, identidad y búsqueda de paz

Durante todo el 2003 se conmemoran los 90 años de existencia (y de la consecuente creación) del movimiento Hashomer Hatzair. Pionero de un espacio fraterno creado a la luz de las violencias antisemitas de Europa, fue una reacción más de un grupo de judíos que encontraron, en la mancomunión de las actividades scauticas e ideológicas, una forma de vida que defendía su integridad e ideología sionista. Hashomer ha logrado a lo largo de estos 90 fructíferos años ser parte importante de la historia del Pueblo Judío, una historia que iremos recorriendo a lo largo de todas las ediciones de este año de Nueva Sión. Empecemos por el principio.

Hashomer Hatzair es un movimiento judío que busca dar respuestas a las inquietudes de identidad y espiritualidad de la juventud judía a lo largo de las distintas épocas. El movimiento creado bajo el nombre Hashomer Hatzair es líder de una corriente de judaísmo secular que reúne a hombres y mujeres unidos en la identificación de una historia y una idea de cultura judía en común, a través de los siguientes postulados básicos:

• La centralidad del ser humano y su soberanía por la que cada hombre es responsable de sus actos.
• La aceptación de la tradición judía desde un punto de vista no dogmático sino crítico y sin las ataduras de las obligaciones y supersticiones.
• La enunciación de mensajes universales y humanistas dentro del judaísmo.
• El desarrollo e implementación universal de las mitzvot en la vida judía en particular, y hacia todos los vínculos con el mundo no judío en general.
• La lucha por el reconocimiento del judaísmo propuesto por Hashomer Hatzair como una corriente válida y semejante a las distintas corrientes del judaísmo, tanto en las comunidades de la Diáspora como en Israel.
• El reconocimiento del judaísmo laico como un medio de transmisión de la identidad judía, respetando y aceptando diversas formas de llevar a cabo el judaísmo desde otras vertientes.
• La lucha contra el fenómeno de la asimilación.

Sionismo

Hashomer Hatzair sostiene que el sionismo está en la esencia de sus bases y reconoce a Israel como el centro cultural, espiritual y hogar nacional del Pueblo Judío. Enfatiza la relación entre Israel y la Diáspora como un medio de crecimiento para ambos. Hashomer Hatzair sostiene que el Estado de Israel tiene que ser una sociedad sustentada políticamente en la democracia y, por lo tanto, debe proveer justicia social para todos sus ciudadanos. La meta del sionismo de Hashomer Hatzair continúa siendo la aliá (inmigración) para crear una sociedad conforme a los valores del movimiento.
Para Hashomer Hatzair, el kibutz sigue siendo el lugar óptimo para desarrollar sus objetivos a través de la construcción de una sociedad cooperativa, justa, fraterna y solidaria.
Los orígenes

El nacimiento de Hashomer Hatzair data de 1913. Ese año marca es la adopción, por parte de un grupo scautico-deportivo de Galicia -ex Unión Soviética-, del nombre “Hashomer” (El Guardián).
Ese mismo grupo funcionó, antes, bajo otros nombres tales como “Hatzofe” (El explorador o vigía) hasta adoptar -definitivamente- el nombre de “Hashomer” en honor al grupo de defensa homónimo que existía, en aquel entonces, en lo que hoy es Israel.
También existía otro grupo llamado “Tzeirei Tzión” (Jóvenes de Tzión) que, a diferencia de “Hashomer”, era un movimiento intelectual de estudiantes universitarios que organizaban cursos de hebreo, historia del pueblo judío, “palestinografía”, literatura, etc.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial un gran número de judíos emigró de Galicia -actualmente Rusia- hacia Viena, y es allí que en 1916, la unión de ambos movimientos da origen definitivo a la “Hashomer Hatzair”.
Al comienzo, “Hashomer Hatzair” era un movimiento libre que buscaba dar respuestas a las inquietudes espirituales y sociales de aquellos jóvenes refugiados de la Primer Guerra. De aquella época datan los “10 mandamientos del Shomer” (ver recuadro).

El camino final

Dos importantes sucesos, acaecidos en noviembre de 1917, incidieron de manera directa en el camino sionista-socialista que terminaría por adoptar el movimiento: la Revolución Bolchevique en Rusia y la promulgación de la Declaración Balfour. Pero la adopción de estas posturas no se dio de un día para el otro, porque si bien en los años ´18 o ´19 ya existía una importante corriente socialista dentro del movimiento, lo cierto es que los opositores a estas ideas continuaban siendo mayoría.
En 1918, con el fin de la guerra, comenzaron a tener lugar asambleas anuales después de cada majané (campamento). Las primeras dos asambleas se concentraron en dos cuestiones entrelazadas: qué hacer con la primera generación de líderes del movimiento que ya no tenían edad para seguir en el mismo y cómo seguir vinculado al movimiento cuando ya no se es joven. Por aquellos años la aliá (inmigración a Israel) aún no había comenzado y el movimiento buscaba un camino político. Con este propósito se fundó el “Grupo Universitario Hashomer Hatzair”.
La búsqueda de respuestas a esta “incertidumbre institucional” dio origen a una arraigada tradición en el movimiento: la organización de una vaada (grupo de trabajo o comisión) encargada de dar respuestas a los interrogantes que se presentaban en el trabajo cotidiano.
Entre estos estaba la cuestión educativa. Había quienes -siguiendo los preceptos del grupo alemán Wanderpungel- eran partidarios de la adopción de las técnicas scauticas de educación hasta los quince años, para después fomentar el valor trabajo, mientras que otros se oponían a acatar normas “universales” y proponían un camino judío propio. Las incertidumbres no terminaban allí. También existían controversias en torno a los objetivos educativos del movimiento. Estaban aquellos que sostenían que Hashomer Hatzair debía educar hacia ciertos valores específicos como el judaísmo, el sionismo y el pionerismo, y también quienes consideraban a la “libertad”, con un fuerte acento feminista, el objetivo educativo del grupo.

Manos, ante todo

En la tercera asamblea (Labov, abril 1920) vuelve surgir el tema de los mayores de 18 años y entonces es redactada la famosa carta “¡Ante todo manos!”, para dar respuesta a la cuestión. La carta, atribuida a Meir Iaari, fue en realidad escrita por su hermano Moshe Valed y decía lo siguiente:
“Queremos educar a una generación dura y fuerte, no fofa y sensiblera. Nuestra juventud debe prepararse para una vida de trabajo, teniendo en cuenta su función en la Diáspora y en la patria de nuestros antepasados. La fertilización de tierras rocosas e incultas, de arenas y desiertos, sólo podría ser llevada a la práctica por brazos fuertes. El shomer en la Patria de los Hebreos no sueña despierto. Bastante soñaron ya nuestros ascendientes por espacio de decenas de generaciones. Por nuestra parte, debemos prestar nuestra mayor atención a la educación de una generación de activistas, ligando nuestra educación a la tradición judía activa y militante. Un documento y una lápida para todo el pasado es el “Izkor” (In Memoriam). ¡Basta ya de lapiceras, papel y tinta! ¡Basta de Odas e himnos, de confesiones y desbordes anímicos! ¡Queremos serruchos, hachas, azadas y, ante todo, manos! ¡Dadnos vuestras manos!”
Aquella Asamblea en que fuera presentada la carta contó con la presencia del primer sheliaj (representante) israelí del movimiento, Mordejai Shnaabi y fue conocida como la Asamblea de la gran Aliá.
Posteriormente la mayoría de los líderes del movimiento emigraron a Israel dejando al movimiento, en Polonia, sumido en una profunda crisis de orfandad durante los años 1921 y 1922 que una nueva generación de líderes pretendió aprovechar para introducir un tinte místico y religioso al movimiento.
Esta primera crisis sólo se superaría años más tarde, cuando una nueva generación, encabezada por Richard Wintraub, Eliezer Pri y Mordejai Oren se hicieran cargo del movimiento. •

Los 10 mandamientos de
Hashomer Hatzair
1- Veraz
2- Pionero
3- Trabajador
4- Realizador
5- Solidario
6- Fraterno
7- Valiente
8- Ama la naturaleza
9- Fuerte
10- Puro