¿En qué consiste la ley?
La ley establece principios básicos del estado, los símbolos nacionales, la capital, el idioma oficial, la relación entre Israel y la diáspora judía, la política de asentamientos, el calendario oficial y los días religiosos y nacionales festivos para Israel.
La ley en su aspecto principal es declarativa ya que reconoce aspectos que de facto son así.
Claro está que el estado de Israel guarda una estrecha relación con el pueblo judío y que muchos judíos alrededor del mundo sienten un especial aprecio por dicho estado donde ven escenificados y reivindicados los derechos históricos del pueblo judío en su patria ancestral.
A su vez, es de público conocimiento e incuestionable, que Israel es el estado nación del pueblo judío en donde este ejerce su derecho cultural, religioso e histórico a la autodeterminación. También son conocidos los símbolos nacionales, el Hatikvah, la menora y los colores de la bandera.
Entonces, cabe preguntarse ¿Que motiva la ley? ¿Porque recién a 70 años de su creación se legisla sobre cuestiones tan elementales y a la vez importantes?
Una primera respuesta puede ser la intención de otorgarle a estas cuestiones tan significativas el status de «Ley básica de Israel». Al no tener constitución nacional la jerarquía de normas en el estado hebreo está dada por las leyes básicas que se caracterizan por requerir para su modificación una ley posterior de igual carácter aprobada con las mayorías exigidas para este tipo de leyes.
Sin embargo, en una segunda lectura podemos inferir otras cuestiones referidas a los puntos más controvertidos de la ley, que nos podrían aclarar el panorama sobre sus motivos.
Jerusalem. Capital de Israel
En primer lugar la ley prevé como ya es conocido que la capital del estado de Israel es Jerusalén.
En su final redacción, su artículo 3 declara «Jerusalem, completa y unificada es la capital de Israel». Los términos «completa y unificada» parecen cerrar las puertas al histórico reclamo palestino de parte de Jerusalén como futura capital de su estado.
Idioma Árabe
En segundo lugar, rebaja el idioma árabe de su antiguo estatus como idioma oficial del estado a un idioma que tendrá un «estatus especial». Esto no solo afecta directamente al 21 por ciento de los ciudadanos de Israel que conforman la minoría más grande del país, sino que también desalienta el uso del árabe, de gran importancia dada la ubicación de Israel en el Medio Oriente.
Sin embargo, este punto parecería representar una disputa en el plano simbólico con la clara intención de dejar al idioma hebreo como único idioma oficial ya que posteriormente la misma ley aclara que «…este cambio no dañara el status anterior que tenía el idioma árabe…».
Política de Asentamientos.
En su artículo 7 se expresa lo siguiente: «El estado ve el desarrollo del asentamiento judío como un valor nacional y actuará para alentar y promover su establecimiento y consolidación».
Oponerse a los asentamientos judíos en algún punto es ir encontrar del ideal sionista que fundó el estado de Israel. Sin embargo, parafraseando al periodista israelí Ari Shavit «lo que un movimiento revolucionario hizo en el siglo 20 (refiriéndose al sionismo) no puede ser lo mismo que haga un estado soberano en el siglo 21». El contexto es diferente, la percepción mundial es otra y la legitimidad en las practicas también.
Por eso es imperioso que una ley especial o un anexo de esta misma ley aclare varios puntos indeterminados.
¿En donde se fomentaran los asentamientos? ¿En las regiones periféricas que necesitan desarrollo o en los territorios de Cisjordania agravando la actual situación con los palestinos?
¿Qué se entiende por Jerusalem completa y unificada? ¿Condicionara esto un futuro acuerdo con los palestinos?
¿Qué significa el «status especial del idioma árabe?
Criticada por el propio Presidente de Israel y declarada como un paso histórico por el primer ministro, la ley es una realidad y mientras este en vigencia sus efectos estarán determinados por las leyes especiales que aclaren o reglamenten los puntos controvertidos anteriormente mencionados.
Parecería ser que la eterna pulseada entre el carácter judío y democrático del estado de Israel, ha dado ganador en esta partida al primero sobre el segundo, lo que no significa que Israel haya perdido su rumbo, las políticas estatales a partir de esta ley demostraran si continúan vigentes ambos o no.