Raanan Rein, historiador israelí

Los padres preferían que sus hijos pasasen el tiempo libre en los clubes y no en reuniones políticas

Nueva Sión tuvo un nuevo encuentro con el reconocido historiador Raanan Rein. El académico israelí, que entre otros cargos es Vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv y miembro de la Academia Nacional de la Historia de Argentina, se especializa en el peronismo y la temática del fútbol. Editada por la Universidad Nacional de San Martín, Rein acaba de publicar una compilación sobre los clubes de futbol durante la última dictadura militar.

Por Darío Brenman

-En tus últimos trabajos aparece la ligazón especial que tenés con el futbol y las clases populares…
-Es cierto. Desde mi niñez, mi padre me llevaba a la cancha de Hapoel Tel Aviv. Hoy tiene 93 años y sigue con mucha pasión el futbol israelí. Mi hijo también pasó por ese proceso, es hincha de Macabi Tel Aviv. Esto pasa en las mejores familias. Pero además, a lo largo de los años me di cuenta que el fútbol es una lente adicional para ayudarnos a entender ciertos procesos sociales y políticos, más haya de lo que pase en el club y en la cancha.
-¿Y esto cómo se traduce en Argentina?
-En Argentina los clubes de futbol son también entidades sociales y culturales, y esa es una cualidad muy importante. Yo conozco a mucha gente que se casó después de un asado en el club o en los bailes de fin de semana. Esto no lo he visto en el Real Madrid o en el Liverpool.
-¿Qué te motivó a investigar la relación entre los clubes de fútbol durante la última dictadura militar?
-Este libro es el resultado de un proyecto anterior, que tiene que ver con los clubes de fútbol durante la etapa peronista en los años ‘40 y ‘50. Ya en aquel momento, nos dimos cuenta de la autonomía que gozaban las entidades deportivas. Si bien hubo un esfuerzo para peronizar los clubes de fútbol, en los mismos seguían conviviendo y trabajando juntos peronistas, radicales y socialistas. Por eso quería saber qué cuestiones acontecían en los clubes durante la última dictadura militar. En esta investigación, notamos que el gobierno militar se acercó a los clubes de futbol con cierta cautela, no intervino ninguno. Además, un condimento importante es que muchos de sus socios eran también militares que cobraban influencia en esos momentos.
Otro dato curiosos es que, dentro de estas instituciones, los procesos democráticos seguían su curso, había elecciones. Estos eran espacios sociales donde la vida para muchos socios seguía como si nada pasara alrededor.
-¿Por qué pensás que los clubes seguían siendo espacios abiertos en un contexto donde la dictadura militar perseguía cualquier lugar abierto o cerrado donde se percibía que se podían debatir ideas?
-Los clubes de futbol era uno de los pocos espacios donde la gente se podía congregar, hablar y votar. No eran los únicos. También las instituciones comunitarias de inmigrantes judíos o sus descendientes, seguían funcionando con cierta autonomía. Otro dato notable es que en ese momento hubo un aumento del número de socios en muchos de los clubes. A mi criterio eso tenía que ver con la posibilidad casi única de seguir una vida “normal” en un espacio relativamente seguro. Claro está que los padres preferían que sus hijos pasasen el tiempo libre en los clubes y no en reuniones políticas.
-¿En ese momento la gente no repudiaba las presencia de militares sospechados de violaciones a los Derechos Humanos en sus propios clubes?
-Lo increíble para mí fue ver cómo trabajaban todos juntos  por la gloria de sus clubes favoritos, víctimas y victimarios. Durante los 90 minutos del partido desaparecían los conflictos y las tensiones. Es decir que podían sentarse en un mismo lugar una persona que se oponía a la dictadura militar con uno que tenía las manos manchadas de sangre de un desaparecido. Por ejemplo, fue el caso del club Atlanta, donde el hijo del Gral. Roberto Viola jugaba al basket..
-Relevando los trabajos de tu investigación podemos encontrar negociaciones con la dictadura y desaparecidos, como es el caso de Racing Club, o expropiaciones, como en San Lorenzo…
-Los dirigentes de los clubes intentaban adaptarse a la circunstancia, es decir, negociar con las autoridades municipales o nacionales, sean radicales, peronistas o militares. En ese sentido, el nombramiento de generales como socios honorarios no debe sorprendernos, era una práctica de todos los clubes en todo el siglo XX. En este contexto, sin ninguna duda también hubo desaparecidos entre hinchas, socios y dirigentes. Al preguntarse si eso era un componente central de la vida institucional en los clubes, la respuesta es que no. Y es cierto que vimos personas que no hicieron lo suficiente, que no usaron sus contactos para averiguar la suerte de sus desaparecidos, aunque en otros casos sí vimos cómo intervinieron para averiguar por la suerte de unos u otros. No tenemos la intención de pintar un cuadro idílico. Estamos hablando en un contexto brutal de violaciones a los derechos humanos.
-Tomando el tema específico del Mundial ‘78, hubo una disputa entre Caloi con su personaje Clemente, que incentivaba a la gente a tirar papelitos en las canchas, y el locutor José María Muñoz, quien tenía una posición contraria en este tema… A tu criterio, el tema de los papelitos, ¿era una forma de resistencia a la dictadura?
-Hablando en general, uno no encuentra en el mundo del fútbol de aquellos años actos “heroicos” de resistencia. Pero sí una variedad de gestos de menor escala que expresaban reservas, criticas, oposición a la dictadura. Podría ser con los papelitos o entrar con un bombo a la cancha, cuando la dictadura había prohibido este instrumento en las tribunas, ya que no daba la imagen de una Argentina moderna y civilizada. Otros actos fueron cantar la marcha peronista en un estadio o el cierre de un portón en el club River Plate para no dejar entrar a Lacoste al estadio, quien tuvo que dar una vuelta larga para entrar al mismo. Si bien parecen pequeñas cosas, tenían su peso simbólico. Pero repito, eran más gestos que  actos de resistencia.
-Antes que comience el Mundial ’78 se produce el asesinato del Gral. de Brigada Omar Actis, candidato al Ente Autárquico Mundial ‘78. Esta persona estaba muy vinculada al dictador Jorge Rafael Videla. En ese momento, los medios adujeron que su muerte se debió a un acto terrorista, sin embargo el que lo reemplaza es Carlos Alberto Lacoste, alguien vinculado al represor Massera. ¿Esto no pudo haber sido una muerte enmarcada dentro de la misma interna entre ellos?
-Sin ninguna duda tenía que ver con la lucha interna dentro de la junta militar. Sería interesante ver con el nuevo archivo descubierto del Ente Organizador del Mundial si se pueden encontrar documentos que arrojen nuevas evidencias.
-¿Qué importancia tuvo el Comité para el boicot al Mundial de futbol en Argentina?
-Por un lado, nos decían que toda esta campaña que llamaba a boicotear el Mundial fracasó. Efectivamente, las 15 selecciones nacionales que participaron del campeonato del mundo no acompañaron esta campaña en pro del boicot. Sin embargo. esta campaña movilizó a decenas de miles de personas en muchos países. Logró instalar en el debate público internacional el tema de las violaciones a los derechos humanos en Argentina. Por eso, la dictadura no tuvo otra opción que comenzar su contraofensiva, para lo cual estableció una oficina en París. Francia fue el país de mayor oposición al Mundial en Argentina.
-¿Por qué Alemania fue reacia a esta campaña internacional?
-Porque los políticos de la República Federal de Alemania estaban traumatizados por las actividades terroristas de grupos alemanes y sentían cierta simpatía hacia los generales argentinos, que supuestamente estaban luchando frente al mismo tipo de actividades que ponían en peligro el orden público. Además, Alemania era un importante socio comercial de este país. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los políticos socialdemócratas y comunistas en Alemania, pero también en otros países europeos, miraban lo que sucedía con los partidos de izquierda en Argentina. Es sabido que el Partido Comunista argentino no llamó al boicot y que las organizaciones armadas, sea Montoneros o ERP, acordaron una tregua durante el Mundial.
-¿Qué pudo haber motivado a Montoneros y al ERP a llegar a una tregua durante el Mundial?
-En teoría no querían ir en contra de la supuesta voluntad popular. Sabían de la importancia que tenía este evento para mucha gente en el país. Y boicotear el Mundial podría aparecer como un acto antinacional, algo que no toma en cuenta lo que el pueblo quiere.