A más de 100 años de la llegada del fútbol a Israel

El fútbol en el nacimiento del Estado

Cuando el checheno Zaur Sadayev marcó su primer gol en el Beitar Jerusalén unos 300 fanáticos del grupo “La Familia” abandonaron el estadio. Muchos los siguieron. Los hinchas más fervorosos del Beitar ostentan su racismo y su nacionalismo a viva voz, y no soportaron que un musulmán vistiera por primera vez la camiseta de su equipo. “Forever Pure”, la leyenda de una bandera que exhibe la afición del Beitar y que dio nombre a un documental de Netflix, da cuenta de un conflicto latente en el fútbol y en la sociedad israelí.
Desde los primeros partidos protagonizados por pioneros hace más de 100 años hasta este presente en el que se dan cita desde ultras racistas hasta sociedades anónimas, el fútbol israelí tubo un derrotero paralelo a los acontecimientos que signaron la vida política y social del Estado de Israel.
Por Javier Szlifman *

En 2018, el Estado de Israel cumple en 70 años de vida, pero el fútbol ya estaba presenta en sus tierras mucho antes de que David Ben-Gurión anunciara la Independencia. Existen registros de partidos de fútbol en la zona desde 1910, aunque la primera crónica periodística de un encuentro se registra el 14 de abril de 1912, durante los Juegos Rehovot. En 1912 se fundó el primer club, Maccabi Rishon LeZion, y otros clubes le siguieron.
La segunda oleada de inmigrantes, que llegaron entre 1904 y 1914 a la zona, estaba conformada principalmente por jóvenes solteros provenientes de Rusia y Polonia. Fueron ellos quienes fundaron las bases de los kibutzim, la ciudad de Tel Aviv, los primeros partidos políticos, las primeras organizaciones obreras y las primeras organizaciones médicas. Y también dieron el primer impulso al deporte en sus momentos libres.
Como en muchos lugares del mundo, los ingleses también participaron en el desarrollo del fútbol. En 1917, en la declaración de Balfour, Inglaterra se había comprometido a crear un hogar judío. Tres años más tarde comenzó el gobierno británico en Israel. Las fuerzas armadas europeas organizaron sus propios equipos de fútbol (como “Tha Flyers, de la Fuerza Aérea), y estimularon la creación de otras instituciones deportivas judías y árabes, y de ligas regionales. Así, el deporte rápidamente se popularizó entre los jóvenes. Muchas de las instituciones de esos tiempos tendrían fuertes vínculos con la religión y los partidos políticos.
En la década de 1920 se fundó la “Unión Mundial Maccabi”, una agrupación de asociaciones deportivas judías, de ideología conservadora, religiosa, y ligadas al sionismo. También surgieron las asociaciones Hapoel, ligadas al movimiento de trabajadores, al partido laborista y la ideología de izquierda. Muchas ciudades de Israel vieron surgir su equipo Hapoel y su Maccabi. En la década siguiente, surgirían los clubes Beitar, con raíces políticas de derecha.
La tercera y la cuarta oleadas de inmigrantes, en la década de 1920, trajeron un importante desempleo y más tiempo libre para algunos jóvenes, lo que favoreció la práctica del fútbol. En Haifa, como en otras ciudades, se creó una liga de nueve equipos, algunos de ellos no judíos, lo que volvió frecuentes los incidentes en los partidos. En 1928 se fundó la asociación de fútbol y comenzó a disputarse la Copa de Israel, con equipos de todo el país. Ya entonces eran frecuentes los hechos de violencia de los jugadores y los aficionados. Los árbitros de entonces eran británicos y eran mirados con recelo por los futbolistas locales.
En estos años comenzaron las visitas de equipos extranjeros y las giras de equipos israelíes por el exterior. Este proceso tenía que ver con la necesidad de promocionar la creación de un asentamiento judío. Maccabi Tel Aviv pasó por Austria, Checoslovaquia y Polonia. Maccabi Haifa jugó 11 partidos en Estados Unidos. En diciembre de 1929, la nueva Asociación fue aceptada por la FIFA. Un año más tarde, una selección de Palestina formada por seis jugadores judíos y nueve británicos realizó una gira por Egipto.
También en 1930, ante el juego brusco y los repetidos incidentes, el coronel Frederick Kisch presentó varias quejas ante las autoridades por el comportamiento violento de jugadores y fanáticos judíos. Poco después, se presentó el informe “White Box”, donde se solicitaba más control sobre las actividades judías nacionalistas, la restricción de la emigración y se destacaba el aumento de violencia en los partidos de fútbol que disputaban los británicos, judíos y árabes. Un mes después, Sir John Charlton, Alto Comisionado del Mandato Británico en Palestina, ordenó la prohibición de los partidos de fútbol entre ciudadanos judíos y militares británicos.
Poco después, la selección de Palestina, nuevamente con futbolistas judíos y británicos, participó en las fases de clasificación para los Mundiales de 1934 y 1938. El crecimiento de la violencia hizo que en 1945 las autoridades británicas prohibieran nuevamente los encuentros deportivos.

Tiempos modernos
La selección de Israel jugó su primer partido oficial el 20 de septiembre de 1948, en Nueva York, ante Estados Unidos, con un triunfo de 3 a 1. En 1964, el equipo nacional obtuvo la Copa Asiática y en 1970 participó del Mundial de México, su única presencia en la máxima cita del fútbol mundial. Allí terminó último en su grupo, tras una derrota y dos empates. En 1972, los países árabes se negaron a jugar contra Israel por lo que la Asociación Israelí fue expulsada de la Confederación Asiática. Los israelíes pasaron a jugar en Oceanía y finalmente recalaron en la UEFA, la federación europea, en 1994.
En “Forever Pure”, el empresario Arkady Gaidamak cuenta que poco sabe de fútbol, lo que no le impidió comprar el Beitar Jerusalén en 2005. Quería darse a conocer y ser elegido alcalde de Jerusalén. Invirtió 100 millones de dólares y en 2007 consiguió el campeonato. Gaidamak ya era dueño del equipo de básquet de Hapoel. Su incursión en el deporte no le permitió alcanzar su sueño político: sumó poco más del tres por ciento en las elecciones y poco a poco se desentendió del club.
La película de Maya Zinshtein retrata la campaña del Beitar en la temporada 2012-2013, que es sacudida por la llegada de dos jugadores chechenos, Zaur Sadayev y Dzhabrail Kadiyev. Aparecen conflictos, insultos, violencia, decepciones y fútbol.
Ye en el siglo XXI, muchos de los equipos israelíes se han alejado de su origen político y social. Muchos son sociedades anónimas en manos de poderosos empresarios. Sin embargo, Benjamín Netanyahu, actual Primer Ministro, y muchos miembros del partido Likud todavía apoyan públicamente al Beitar Jerusalén.

* Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA). Periodista e investigador.