Por qué soy judío:
Yo soy judío porque el mensaje de los hijos de Israel es el más antiguo y el más moderno.
Yo soy judío porque la promesa de los hijos de Israel es una promesa universal.
Yo soy judío porque para los hijos de Israel el mundo no está totalmente hecho; el hombre debe completarlo.
Yo soy judío porque para los hijos de Israel el hombre no fue creado aún; los hombres están creándolo.
Fragmento de un poema de Edmond Fleg
Nuestro desafío de trabajo como equipo parte de cómo construye identidad un adolescente, y en cómo colaborar para que pueda hacer propio ese mensaje antiguo y moderno al que hace referencia Edmund Fleg en su poema.
Creemos firmemente que lo que mantiene vigente el mensaje judío es su continuo movimiento y su capacidad de mutar ante los requerimientos de la época.
La posmodernidad nos enfrenta a nuevos desafíos que atraviesan lo judío. Pero nuestras fuentes más antiguas nos acercan respuestas si las leemos a la luz de nuestros propios dilemas.
Acercándonos a la festividad de Pesaj pienso en aquellos cuatro hijos que se encuentran en la Hagadá que nos invitan a reflexionar acerca de cuatro tipos de jóvenes que intentan construir su identidad judía.
Está el JAJAM: Aquél que quiere saber, que interroga, que pregunta. A ese hijo debemos acercarnos con todo lo que tenemos a nuestro alcance. Es probable que en la actualidad encuentre en la web muchas de sus respuestas, pero nunca va a poder ser reemplazado el espacio de encuentro con otro que resignifique sus preguntas, le abra un espacio a los relatos familiares y a su propia historia familiar.
Le sigue el RASHA: No entiendo por qué la Hagadá lo describe como el malo. El Rashá es el que pregunta ¿Qué es esto que les pasó a USTEDES?, no se incluye en la historia del pueblo de Israel. Este joven no encontró ningún espacio en nuestras instituciones que lo incluya en la cadena, que lo haga sentirse parte. Ahí, nuestro fracaso.
Después aparece el TAM: Es el joven INGENUO, que pregunta poco, pero ¿querrá saber poco? La Hagadá nos pide que le expliquemos sólo lo básico. No sé. A lo mejor debemos cambiar el modo de relato y acercarlo a su modo de conocer el mundo.
Y por último, MI SHEEINO IODEA LISHOL. El que no sabe preguntar: Este joven es nuestro gran desafío. La Hagadá nos propone que lo ayudemos a preguntar. Que convoquemos sus intereses. Nos dice: ¡PATAJ LO! Abre ante él el camino de la historia de su pueblo y de su propia historia.
Las familias que vienen a TZAVTA buscan un espacio donde podamos dar cuenta de las preguntas de sus hijos, y las suyas propias, sin repetir una respuesta pre diseñada. Un espacio donde podamos elaborar juntos una manera propia de vivir lo judío.
* Directora de Bar y Bat Mitzvá.