La literatura israelí despidió a cuatro notables representantes

Tristeza en las letras israelíes

Las casualidades de la vida y de la muerte coincidieron para que en los pasados meses de diciembre y enero fallecieran cuatro escritores israelíes de reconocida trayectoria: dos hombres de edad avanzada y dos mujeres demasiado jóvenes para morir. Se trata de Haim Guri, Aharon Appelfeld, Nava Semel y Ronit Matalon. Cada uno de ellos hizo un aporte significativo a la cultura de Israel con su estilo de escritura particular y los temas que abordó. La semblanza de cada uno de ellos nos permite recorrer cien años de la historia de Israel.
Por Tamara Rajczyk *

Y estas son las cuestiones fundamentales:
¿Por qué escribes? ¿Por qué escribes
precisamente de esta forma?
Amos Oz en Versos de vida y muerte

Las biografías de Guri, Appelfeld, Semel y Matalon, el origen y la vida que desarrolló cada uno, pintan el paisaje de la historia de Israel en los últimos cien años. Sus familias emigraron a Eretz Israel desde diferentes países, ellos nacieron y murieron en distintas ciudades, pero juntos nos muestran la paleta de colores que es Israel.
El escritor, poeta, periodista y documentalista Haim Guri nació en Tel Aviv en 1923, hijo de padres sionistas llegados de Rusia. Fue miembro del Palmaj y en 1947 fue enviado a Hungría, Checoslovaquia y Austria para asistir a los sobrevivientes. A partir de esta experiencia, la Shoá pasó a ser un tema recurrente en su obra. Luchó en la Guerra de la Independencia y en homenaje a los caídos en esta contienda escribió dos poemas que fueron musicalizados y se hicieron muy populares: Ha-reut y Bab-el-wad. Posteriormente cursó estudios de Literatura hebrea y Filosofía en la Universidad de Jerusalén y Literatura francesa en La Sorbona, París. También participó de las Guerras de los Seis Días y de Iom Kipur.
Comenzó a desempeñarse como periodista en 1954 y en 1961 cubrió el juicio a Eichmann, publicando en 1962 su conocido libro Frente a la cabina de cristal, en el que reseña el desarrollo del juicio y sus impresiones. Publicó más de veinte libros en diferentes géneros: poemarios, novelas, libros teóricos, ensayos y una autobiografía literaria. Desarrolló una amplia tarea como traductor y también hizo su aporte como documentalista en los films “El azote 81”, “El último mar” y “Los rostros de la rebelión”.
Además de su producción en el terreno cultural, Guri también estuvo involucrado personalmente en la historia de Israel, activando políticamente en partidos de distintas tendencias. Y lejos de repetirse o disfrazarse de joven, siendo un nonagenario publicó en 2009 el libro Eyval, en el que demuestra cuánto ha aprendido en su larga vida: “También los enemigos regresaron y pidieron seguir en contacto / que no los olvidásemos…”.
Falleció el 31 de enero de 2018 en Jerusalén.

Aharon Appelfeld nació en Bucovina (Rumania) en 1932. A los siete años, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, fue testigo del asesinato de su madre y fue deportado junto a su padre, de quien fue separado. Sobrevivió vagando y escondiéndose por las aldeas de Ucrania durante tres años. Al finalizar la guerra malvivió en distintos campos de refugiados en las costas de Italia y Yugoslavia, hasta que emigró a Israel en el marco de Aliat Hanoar (emigración de niños y jóvenes solos) y en 1950 se enroló en Tzahal. Posteriormente estudió literatura hebrea y literatura idisch en la Universidad Hebrea de Jerusalén y se desempeñó como profesor en la Universidad del Negev, en Beer Sheva.
Comenzó a escribir siendo aún joven. Sus primeros poemas aparecieron en periódicos y revistas, pero más tarde se dedicó a la prosa. La mayoría de los más de cuarenta libros que ha escrito rondan temas referidos a la Shoá. En muchas de sus producciones relata experiencias personales como niño sobreviviente o sus vivencias en los tempranos años del Estado, pero lo hace desde una perspectiva individual, describiendo los sentimientos y sensaciones que los protagonistas atravesaron. Varios de sus libros están traducidos al español: Vía férrea, Historia de una vida, Badenheim 1939, Katerina, Flores de sombra, Tzili: la historia de una vida.
A pesar de que la lengua materna de Appelfeld fue el alemán, la guerra le impidió realizar estudios en ese idioma y comenzó a escribir directamente en hebreo, lengua que manejó con maestría, utilizando oraciones muy cortas e intentando decir lo máximo con pocas palabras. Decía que su estilo estaba inspirado en la escritura  bíblica, donde solo hay frases breves. Dijo de sí mismo: “Fui víctima y a las víctimas trato de comprender… De la historia de mi vida tuve que ir retirando las partes increíbles para obtener una versión más verosímil. Arrebaté la historia de mi vida de las poderosas garras de la memoria”.
Falleció el 4 de enero de 2018 en Jerusalén.

Hija de sobrevivientes de la Shoá, Nava Semel nació en Yaffo en 1954. Se graduó en Historia del Arte en la Universidad de Tel Aviv y se desempeñó como periodista, crítica de arte y productora de radio y televisión. Publicó libros de ficción, para adultos y jóvenes, obras de teatro, guiones de cine y televisión y tradujo al hebreo numerosas obras de teatro para las compañías más importantes de Israel. Los protagonistas de sus obras son israelíes que intentan construir su propia identidad, mientras sufren las heridas del pasado.
Su primer libro de relatos, Sombrero de vidrio (Kova zjujit), publicado en 1985, fue la primera ficción que abordó el tema de la segunda generación, es decir, la de los hijos de sobrevivientes de la Shoá. Y como cierre de un círculo perfecto, su último libro, Fanny y Gabriel, narra la historia novelada de sus abuelos.
En una entrevista realizada en 2012, declaró: “No escribo sobre la Shoá, sino sobre la memoria de la Shoá que acecha dentro de nosotros y a veces irrumpe, provocando cambios. Independientemente de nuestra voluntad, el pasado nos contiene”. Para ratificar sus palabras, su hermano, el cantante Shlomo Artzi, la despidió en su entierro diciendo: “Alguna vez fuimos dos niños de mamá y papá en una familia llena de líos por la Shoá. Recuerdo que cuando tenías cinco años y yo diez, mamá se empecinaba en que comieras para no ser una nena delgada como en la Shoá. Cada cena se convertía en una pesadilla”.
Falleció el 2 de diciembre de 2017 en Tel Aviv.

Ronit Matalon nació en 1959 en Ganei Tikvá en el seno de una familia proveniente de Egipto. Estudió Literatura y Filosofía en la Universidad de Tel Aviv, trabajó como periodista en el diario Haaretz y en la televisión israelí y fue corresponsal para estos medios en Gaza y Cisajordania durante la primera Intifada. Fue crítica literaria y dictó clases en la escuela de cine “Cámara oscura”, en Tel Aviv, y se desempeñó también como profesora de escritura creativa en la Universidad de Haifa.
Comenzó a publicar sus cuentos en los años ochenta en la revista literaria “Simán kriá”. Su primera antología, Extraños en casa (Zarim ba-bait), apareció en 1992 y su primera novela, Ese con el rostro hacia nosotros (Ze im ha-panim eleinu), en 1995. Su novela juvenil Una historia que comienza en el entierro de una serpiente (Sipur she-matjil bilevaiá shel najash) (1989) fue llevada al cine. También publicó varias novelas, libros de ensayos y antologías de cuentos.
Matalon fue activista por los derechos humanos y diferentes movimientos sociales, y volcó, tanto en sus textos de ficción como en sus ensayos, los temas que le preocuparon: la situación de las mujeres y los marginados. Unos días antes de su muerte fue galardonada con el Premio Brenner 2017 por su última novela: Y la novia cerró la puerta (Veha-kalá sagrá et ha-delet). El jurado fundamentó su elección en “la manera literariamente brillante en que aborda los problemas de la sociedad israelí, las tensiones existenciales de la identidad israelí y las preguntas acerca de la definición de la identidad personal”.
Falleció el 28 de diciembre de 2017 en Haifa.

Guri, Appelfeld, Semel y Matalon son el fruto de cien años de historia de la Tierra de Israel. El sabra Haim Guri, educado en los valores de los pioneros, incursionó en diferentes ramas del arte y también en política. El sobreviviente Aharon Appelfeld supo adaptarse al país, aprender su lengua no sólo para hablarla sino para describir a través de ella un mundo destruido que fue su mundo de la infancia. Nava Semel, hija de la segunda generación, no dejó de apelar a ese pasado que fue parte de su vida familiar para hallar en él elementos del presente. Y Ronit Matalon, hija de judíos provenientes de África, abrevó en esa rica cultura de origen en busca de algo tan difícil de definir: la identidad israelí.
Sus historias diferentes confluyeron en esas casualidades de la vida y de la muerte. Bendita sea su memoria.

* Docente y traductora