Salvador (Sal) Minuchin. Recuerdos personales

La muerte de Salvador Minuchin, a los 96 años de edad, tiene una gran repercusión internacional en los medios relacionados con la psicoterapia de familia. En un envío especial para Nueva Sion, el destacado intelectual José Alberto Itzigsohn, quien fue su cuñado durante 65 años, echa luz sobre aspectos menos conocidos de la vida de esta personalidad nacida en las colonias judías de Entre Ríos, quien -entre otras experiencias de una vida multifacética- fue médico de una brigada de elite del Palmaj en años de la creación del Estado de Israel, bajo las órdenes de Itzjac Rabin.
Por José Alberto Itzigsohn

Salvador Minuchin nació en San Salvador, Entre Ríos, de allí su nombre. Su padre y su madre eran hijos de colonos judíos, de las colonias fundadas por el Barón de Hirsch. Su madre nació en Basabilbaso, su padre en Ucrania y fue llevado a las colonias por sus padres, al año de edad. Era pues, prácticamente, argentino. La biografía de Salvador, además de ser la biografía de un hombre extraordinario, es un ejemplo del florecimiento intelectual de muchos judíos, en diversos países, cuando pudieron salir del capullo de los estudios biblicos, al que se habían consagrado  por generaciones, para tomar contacto con la cultura occidental.
Como ejemplo, diremos que su padre, un hombre sumamente inteligente, solo había tenido oportunidad de estudiar hasta tercer grado de una escuela rural. Su madre, más afortunada, llego hasta el quinto.
La integración al medio incluyó también la adopción del ethos de bravura personal, al principio de no dejar ofensa sin respuesta que forma parte de la cultura local. Salvador tuvo oportunidad de desplegar ese código de conducta en su época de estudiante secundario, cuando el ascenso del nazismo en el mundo proyectaba también su sombra ominosa sobre la Argentina. Era, por decir así el campeón, la persona que acudía en defensa de sus compañeros judíos amenazados.
Quiero señalar que Salvador pasó por situaciones que lo pusieron, bruscamente, en contacto con la realidad. Su familia, que había prosperado económicamente, se arruinó con la crisis de 1930 y su padre tuvo que dedicarse un tiempo a la tarea de arriero, arriando granado por Entre Ríos y Corrientes, no como los conocemos ahora, sino como era ochenta años atrás. Más tarde, la situación económica de la familia se rehízo y Salvador pudo cursar los estudios secundarios en el Colegio Justo José de Urquiza en Concepción del Uruguay. Luego, comenzó estudios de Medicina en Córdoba y se unió a las luchas estudiantiles, lo que le costó una estadía en la carcel. En Córdoba se acercó a miembros del MAPAM, la corriente sionista socialista que tenía mucha fuerza en la juventud judeo argentina de aquella época.
Una vez recibido de médico tuvo la alternativa de comenzar una carrera o seguir el llamado de sus ideales. Optó por esto último y se incorporó a un grupo de voluntarios latinoamericanos que se unió a las fuerzas de Israel en la guerra de 1048-49. Se incorporó como médico a la brigada Har El del Palmaj, las fuerzas de elite del Israel de entonces y tuvo como jefe a Itzjac Rabin. Su función como médico militar lo traumatizó mucho por el encuentro permanente con el dolor y la muerte, y concluida la guerra se reincorporo a la vida civil. A partir de allí fue un pacifista consecuente; en los últimos años, partidario de la creación de un Estado Palestino al lado de Israel.
Concluida la guerra, Salvador intentó trabajar en Israel como psiquiatra de niños, sin éxito. Emigró a Estados Unidos y allí comenzó su tarea meteórica que es del conocimiento público.
(Nota del autor: Hubiera querido explayarme más en este segundo aspecto, pero en mi familia ha ocurrido una desgracia. El 19 de noviembre de 2017 mi esposa, Sara Dina Minuchin, hermana de Salvador, falleció de un ataque cardíaco).