Washington piensa lanzar una operación y apoderarse de los campos petroleros de Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico, sin previa notificación a sus aliados, a causa de la drástica elevación de los precios petroleros, después del embargo del crudo decretado por los países árabes, tras la guerra árabe-israelí de ese año, precisa el informe del enviado británico.
El gobierno británico dio crédito a esta información, teniendo en cuenta que Nixon enfrentaba, además, en el plano interno el escándalo Watergate, debido a lo cual dio ordenes a sus agencias de inteligencia para preparar un plan frente a esta contingencia, según otro documento secreto desclasificado.
El Comité Conjunto de Inteligencia británico emitió un informe de 22 páginas el 13 de diciembre de 1973 en el cual confirmaba la posibilidad de una acción militar estadounidense de esa naturaleza titulado ‘Posible uso de la fuerza por parte de Estados Unidos en el Medio Oriente’.
Los expertos en inteligencia británicos consideraron posible que Washington emprendería una rápida operación militar con el empleo de alrededor de 15 mil efectivos para ocupar los pozos petroleros en Arabia Saudita, Kuwait y Abu Dhabi.
Estado de alerta
En el documento se recomendaba, al gobierno del Primer Ministro Heath, estar dispuesto para poder prestar asistencia militar a Estados Unidos desde la base militar que disponía Gran Bretaña en Abu Dhabi, donde estaba desplegado un contingente de soldados ingleses.
También se alertaba de la eventualidad de un enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a causa de esta acción unilateral de Nixon, lo cual podría dar lugar prestación de asistencia militar de Moscú al gobierno de Kuwait, en el caso de solicitarla.
El plan de Washington fue cancelado después del cese al fuego acordado entre árabes e israelíes, lo cual dio lugar al levantamiento del embargo petrolero en marzo de 1974.
Antecedentes para Bush
En otro documento de 1973, desclasificado por el Archivo Nacional británico, se da cuenta del enojo de Heath por haberse enterado a través de la prensa de que el gobierno de Nixon puso en estado de alerta en octubre de ese año su sistema de cohetes nucleares.
La decisión fue adoptada por Washington, esgrimiendo el pretexto de unas maniobras navales soviéticas en el Mediterráneo, pero el gobierno británico pensó que más bien estaban dirigidas a desviar la atención del caso Watergate que enfrentaba el Ejecutivo estadounidense.
La revelación de estos documentos ha reafirmado la opinión de muchos analistas británicos que consideran que la invasión militar de Irak fue determinada por el interés de Washington de apoderarse del petróleo de ese país y no de la alegada existencia de armas de exterminio masivo en poder del gobierno de Saddam Hussein.
Los principales arquitectos de la campaña militar de Estados Unidos contra Irak: el vicepresidente Richard Cheney y el secretario de Defensa, Ronald Rumsfeld, comenzaron su carrera política como funcionarios de la administración de Nixon, recuerdan estos expertos.
Según estas criticas, si hace 30 años el ex presidente fue capaz de preparar una conflagración de esa magnitud con el objetivo de desviar la atención del caso Watergate, la actual administración del presidente George W. Bush sería capaz de hacer algo parecido para volver a triunfar en las próximas elecciones presidenciales.