El sueño quedó lejano…

50 años de ocupación han alejado cada vez más el ideal democrático e igualitario de los padres fundadores de la patria.
Por Heriberto Winter *

Realmente vivo en tiempos sombríos.
La inocencia es locura. Una frente sin arrugas
denota insensibilidad. El que ríe
es porque todavía no ha oído
la terrible noticia.
«A los que vendrán después”
Bertold Brecht

En la Mishná está escrito que 70 años representan una vida realizada. El rey David murió a esa edad y la Biblia relata que «vivió una vida plena». En la vida de una nación, plenitud significa democracia, justicia y paz. Israel, se acerca a esa respetable edad preguntándose aún qué quiere ser y adonde piensa dirigirse, alejándose cada vez más del sueño de Ben Gurión de ser una luz para los pueblos.
En el mejor de los casos, Israel ha sido desde un principio una democracia a medias, excluyendo a sus ciudadanos árabes, los cuales hasta el año 1966 vivieron incluso bajo un régimen militar. Carente de una Constitución, regido en parte por leyes religiosas, desconociendo el concepto de sociedad civil, Israel dedicó sus primeros años en asegurar su seguridad militar, social y económica, motivo suficiente para eximirlo de cristalizar un estado de democracia.
La Guerra de los Seis Días podría haber significado un momento de inflexión, el momento soñado por los padres fundadores, de asegurar un lugar entre los pueblos, de transitar el camino de la democracia e integrarse al Cercano Oriente. En lugar de ello, 50 años de ocupación han destrozado el sueño, alejando a la sociedad israelí de las ansiadas costas de la democracia.
Los años 90 anunciaron esperanza. El asesinato de Itzjak Rabin la desmoronó.
Hoy en día la democracia está vacía ydespojada de elementos esenciales como el respeto a los derechos humanos y a las minorías, la igualdad ante la ley, medios de comunicación libres, un poder judicial independiente, y una sociedad civil pluralista en la cual las ONG no son perseguidas por el gobierno. Xenofobia, intolerancia y clericalismo pasan a ser moneda corriente de una realidad que se va ensombreciendo.
La coalición de extrema derecha, sumada a la ortodoxia nacionalista y a los nuevos «señores de la tierra» (los colonos), ha logrado modificar no sólo la realidad geográfica (asentamientos, usurpación de tierras de palestinos) sino que con infinita paciencia ha sabido conquistar baluartes de la esencia democrática, la educación, el sistema legislativo y en cierto modo parte del sistema judicial.

Sólo algunos ejemplos
Hace unas semanas el Primer Ministro propuso promulgar una ley que prohíba que ONGs puedan recibir contribuciones de gobiernos extranjeros. El 90% de las ONG a que hace referencia son de izquierda. No existe prohibición alguna de recibir contribuciones de instituciones del extranjero (no gubernamentales), como ser las poderosas iglesias evangelistas que aportan millones a los asentamientos.
Hace un par de semanas fue aprobada en primera instancia por el Parlamento la Ley de la Nacionalidad Judía, la cual determina que el carácter democrático del Estado queda subordinado al carácter judío, que se elimina el árabe como lengua oficial y que queda avalada
la separación por razones de religión o nacionalidad en la formación de poblaciones, pero asegurando solamente a la población judía recursos estatales para ello.
En el mes de marzo el Primer Ministro propuso la ley de Control de la Nueva Corporación de Radiodifusión y Televisión. Según la misma, diversos medios de comunicación radial y televisivo serán dirigidos (controlados) por una comisión de 11 miembros, nombrados por el poder político. El Presidente será directamente nombrado por el Ministro de Comunicaciones.
En el mes de junio, fue aprobado por el Ministro de Educación el Código Ético de los profesores de enseñanza superior a ser presentado para su aprobación ante la Comisión de Estudios Superiores (que agrupa a todas las Universidades). El Código propone prohibir a los profesores expresar ideas políticas salvo que se trate de materias específicas como Ciencias Políticas o Relaciones Internacionales. Todo Instituto de Enseñanza Superior deberá crear una unidad especial cuya función será la de controlar el cumplimiento del código, siendo receptora de las quejas de los alumnos.
Estos no son más que un par de ejemplos. La lista de propuestas de tinte antidemocrático va creciendo en forma exponencial. La ley de conversiones, la censura de libros en el currículum de estudio de literatura en los colegios secundarios, el adoctrinamiento de alumnos de primer y segundo grado de escuelas primarias laicas introduciendo contenidos religiosos y nacionalistas  son simples eslabones de una cadena que se va haciendo cada vez más larga y asfixiante.
La metáfora es de un túnel cada vez más largo y oscuro. Cada día se va cruzando otro límite. Lo que ayer parecía absurdo, imposible, impensable, se torna cotidiano, casi banal. Lo políticamente correcto, bien de acuerdo con los vientos que soplan del Atlántico Norte, da paso a un síndrome de desvergüenza.

“Berengeros” y rinocerontes
Eugène Ionesco retrató el totalitarismo incipiente en su famosa obra Rinoceronte. La acción transcurre en una pequeña ciudad de provincia donde un buen día aparece un rinoceronte perturbando la tranquila y burguesa vida de la comunidad y generando, como si de una epidemia se tratara, un efecto de contagio consistente en la transformación de las personas en hermosos y robustos  paquidermos.
Berenger, el protagonista de la pieza, en un principio le resta importancia a este acontecimiento; pero pronto, en cuanto su amigo Juan sufre esta inopinada metamorfosis, comienza  a reaccionar contra la epidemia de la que no sabemos si por determinación o por temperamento él ha quedado inmune. Al final, consciente de que su incapacidad de adaptación,le aboca a la soledad y a la marginación,proclama a los cuatro vientos su resignada condición de resistente no sin antes lamentar con amargura no poder ser uno de ellos.
Según un estudio reciente, Israel es uno de los pocos países en los cuales la población apoya al presidente americano Trump. En una encuesta reciente,el 60% de los jóvenes se definió como derechista, 50% sostuvo que hay que negarle el derecho al voto a los ciudadanos árabes israelíes, y el 82% no cree que se pueda llegar a la paz con los palestinos.
El número de «Berengeros» va disminuyendo, sus hijos ya son rinocerontes.

* Planificador social, asesor comunitario y coach.