‘Hay lo que hacer por la paz y hay con quién hacerlo’

En la semana del 50 aniversario de la Guerra de los Seis Días, y bajo la consigna "Hay lo que hacer por la paz y hay con quién hacerlo", J-Amlat (la Alianza de Progresistas Latinoamericanos e israelíes) organizó junto a distintas organizaciones pacifistas una serie de actividades en Neveh Shalom/Wahat Al-Salam (Manantial de la paz), el poblado judeo-árabe israelí dedicado a promover la paz y la convivencia.
A pedido de Nueva Sión, Shlomo Slutzky, colaborador histórico del periódico, y uno de los fundadores de J-AMLAT, nos aporta su mirada personal sobre el evento, desde el comienzo con el capítulo hispanoparlante, hasta los talleres por la paz, conferencias, exposiciones y la actividad central de la jornada: la demarcación simbólica de la Línea Verde en las cercanías del lugar, la frontera reconocida por el mundo y que el gobierno de la derecha israelí intenta a toda costa borrar.
“Quienes pusimos la piedra fundamental para J-AMLAT a principios del 2016 -dice Shlomo-, creemos que hay muchos que piensan y sienten como nosotros y no encontraron su marco de referencia ni en la realidad latinoamericana ni en la realidad israelí”.

Por Shlomo Slutzky

Desde hace meses o años que se preparan los festejos oficiales por el cincuentenario de la Guerra de los Seis Días, que nos abruman en estos días de junio en Israel. O más bien habría que decir, en Israel y en los el mundo judío oficial, aquel de las dirigencias comunitarias judías en el mundo, contagiadas por la borrachera altanera que llega desde Israel, donde decenas de millones de dólares son invertidos por ministerios e instituciones en festejar la alegría por la «liberación» de Jerusalén y los Lugares Santos.
Todo este costoso esfuerzo, orientado a tratar de hacer olvidar que estos 50 años de «liberación» son también 50 años de ocupación por la fuerza de estos territorios -que es lo que objetivamente ocurre hoy en Cisjordania- afectan no solo a millones de palestinos carenciados de sus derechos civiles y humanos, sino que van cercenando la democracia israelí cada vez más intensamente.
Este análisis es el que nos lanzó a los integrantes de J-AMLAT a realizar un evento público en el poblado árabe-israelí, en la misma semana de los «festejos». Y es por eso que como quienes decidimos vivir en este país por propia voluntad, buscando como tantos inmigrantes latinoamericanos construir aquí una sociedad basada en los principios del judaísmo humanista, sentimos como un deber el salir hoy a defender los principios por los que llegamos aquí: la democracia israelí.

Y es así que decidimos realizar un evento bajo la consigna «Hay lo que hacer por la paz y hay con quién hacerlo» en el que hablaron -en castellano- el profesor Daniel Filc, de la Universidad de Ben Gurión y veterano militante por la paz y la justicia social; y el Dr. Mohammed Odeh, miembro de la dirección del Departamento de Interacción Palestina con Israel del Movimiento FATAH.
Y decidimos hacerlo en Neveh Shalom/Wahat Al-Salam (Manantial de la paz) el poblado judeo-árabe dedicado a promover la paz y la convivencia, en la semana del aniversario de la guerra de junio de 1967 y en colaboración con organizaciones por la paz con las que se organizó un conjunto de actividades, desde conferencias hasta exposiciones, música y la demarcación simbólica de la Línea Verde en las cercanías del lugar.
Ambos disertantes, Filc y Odeh, se exponen a su manera a ataques en sus propias sociedades por su disposición al «diálogo con el enemigo». En Israel de hoy puede costarle a quien ose esto la carrera académica, pero entre los palestinos puede tener un precio en vidas humanas, dado que para los extremistas palestinos de la «comisión anti-normalización», todo diálogo con los israelíes es traición y el precio de la traición puede llegar a ser la muerte, lo que no asusta a Odeh.

Las razones de J-Amlat
Abrimos el evento en Neveh Shalom presentando a la organización J-AMLAT ante una sala que colmada por muchos compañeros que se alegraron de conocernos:
“Mi nombre es Shlomo Slutzky, nací en la Argentina y vivo en Israel -por propia decisión- desde 1976. Sabía a qué venía, pero estaba decidido a participar en el cambio de esta sociedad y este país, este país que veía como la plataforma de los judíos para participar en la transformación del mundo, en un mundo mejor.
Para colmo de males, en mi vida profesional soy periodista y realizador documental, lo que significa reflejar una realidad que cada vez es más difícil por esta zona.
Y es por eso que desde que me recuerdo en Israel, participé, como muchos otros de mis compañeros también aquí presentes, en manifestaciones y actividades por la paz y la justicia”.
¿Pero por qué les cuento todo esto?
Porque a pesar que mi conciencia y mi profesión me hacen una persona preocupada y comprometida, quienes pusimos la piedra fundamental para J-AMLAT a principios del 2016, creemos que hay muchos que piensan y sienten como nosotros y no encontraron su marco de referencia ni en la realidad latinoamericana ni en la realidad israelí.
No lo encontraron quienes apoyan en Latinoamérica la existencia de Israel y su derecho a la autodefensa, pero disienten con la política de ocupación y colonización del gobierno de Netanyahu, que mina toda posibilidad de llegar a un acuerdo de paz. Y no lo encontraron muchos de los que llegaron a Israel y los devoró la vida cotidiana, el asco a cierta política partidaria, el desasosiego.

La segunda razón por la que fundamos J-AMLAT tiene que ver con una llamada telefónica casi cíclica: cada vez que se desata en nuestra región un operativo militar entre Israel y Hezbolah en Líbano o Hamas y Fatah en Cisjordania y Gaza, yo recibo ese teléfono de mis amigos en Argentina:
-Shlomo, no sé qué hacer. Me piden que firme…
-¿Que firmes qué?
-La solicitada contra lo que está pasando.
-¿Y por qué no? Acá también estamos manifestando contra la guerra.
-Es que la solicitada es contra el genocidio israelí en Gaza…
-¿Y vos crees que realmente lo que hay en Gaza es un genocidio?
-No, por eso no sé qué hacer…
Luego, mi amigo me lee la solicitada y le propongo:
-«Cámbienle algunas palabras, saquen la palabra genocidio y llamen a sacar a todos los civiles del conflicto armado, y entonces vos y yo podremos firmarlo sin problema…».
-Pero mi amigo responde: «Ya es tarde. Lo firmaron ya muchos y entre ellos intelectuales judíos conocidos.  No sé qué hacer…».

En J-AMLAT queremos que en el próximo operativo haya quien levante otra bandera en las comunidades fuera de Israel. Queremos que haya una solicitada de una voz judía independiente, que reconoce al Estado de Israel, pero se opone a la política de su gobierno. Una solicitada que puedan firmar sin dudar y que realmente represente a quienes se ven representados por esa voz independiente.
Queremos una alternativa a la dirigencia comunitaria que adopta automáticamente como suya la posición del gobierno de Israel, como si fueran portavoces de la embajada israelí y no representantes de la comunidad en Bogotá, Santiago, Montevideo o Buenos Aires.
Queremos ser un puente entre latinoamericanos que apoyan la paz y la justicia en nuestra zona y en sus propios países, y el movimiento por la paz y la justicia en Israel.
Queremos a continuación tener herramientas para hacerlo, como lo son una estructura que permita la organización de actividades coordinadas e independientes de nuestros compañeros que ya están trabajando en México, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina. Queremos crear un sitio en castellano y portugués, que permita se convierta en el medio de expresión del movimiento por la paz en nuestra zona hacia el mundo hispano y portugués parlante.
Para finalizar la presentación, se leyó una de tantas adhesiones al evento por la paz de J-AMLAT y el resto de las ONGs que posibilitaron el acto:

Amigas y amigos,
Sepan que no están solos en esta jornada fuertemente simbólica en Nevé Shalom. Todos los pueblos del mundo los miran, los acompañan con sus miradas de PAZ y JUSTICIA.
Sepan que los líderes religiosos encabezados hoy moralmente por el Papa Francisco los apoyan con todas sus fuerzas….
Nosotros, desde Argentina y Latinoamérica, toda, región de inmigración negra, europea, árabe y judía, que aprendió a convivir en paz con las poblaciones originarias, queremos compartir con Uds. en Medio Oriente, nuestra experiencia de armonía en la diversidad, que vamos construyendo.
Le hemos dejado propuestas al Papa Francisco de una serie de puntos para la PAZ y  también el pedido de un llamado al Encuentro en el Vaticano de organizaciones pacifistas israelíes y palestinas, para acordar soluciones inmediatas.
Quedamos a disposición de ustedes, y los saludamos con un fuerte abrazo.
Guillermo Robledo, Coordinador del Observatorio de la Riqueza Padre Arrupe y Presidente del Movimiento Helder Camara por la Paz entre las religiones y los pueblos.

Indudablemente este mensaje de una organización argentina del campo popular, es solo una muestra del apoyo que puede lograrse a la acción por la paz israelo-palestina en el exterior, con acciones como la que J-AMLAT realiza y realizará con este objetivo que nos une.

 

Palabras de Mohammed Odeh
“Estamos los dos pueblos sufriendo, de formas distintas, una ocupación de cincuenta años”
La frase pertenece al Dr. Mohammed Odeh, miembro de la dirección del Departamento de Interacción Palestina con Israel del Movimiento Fatah, y fue dicha durante el discurso que pronunció en el acto de J-Amlat en Neveh Shalom/Wahat Al-Salam.
Por Mohammed Odeh

Si nos limitamos a las narrativas históricas que tiene cada lado, les aseguro que no puede haber resolución para el conflicto. Personalmente, yo soy optimista y prefiero mirar hacia el futuro. Los palestinos estamos hoy mejor posicionados para trabajar hacia la paz, no porque amemos más la paz que los israelíes, sino porque tenemos un liderazgo político comprometido hacia ella y que enfatiza siempre que el camino es el diálogo y no la violencia. No es necesario convencernos.
No existe contraparte para esto del lado israelí. Aunque la inmensa mayoría de la sociedad israelí quiere la paz, no saben qué paso tomar porque están influenciados por una prensa controlada por el gobierno. Los políticos en el poder en Israel hoy quieren que los israelíes vean a los palestinos únicamente como trabajadores en los asentamientos o como terroristas, y quieren que los palestinos vean a los israelíes únicamente como soldados o colonos. Esta no es la realidad. La sociedad israelí no está al tanto de las acciones de su propio gobierno.
Israel fue el único Estado en la región creado por decisión de las Naciones Unidas y hoy no acata ni una parte de las resoluciones de la organización. En 1993, a traves de los acuerdos firmados por Arafat y Rabin, los palestinos reconocimos al Estado de Israel e Israel reconoció a la OLP como legítima representante del pueblo palestino. Esto conlleva muchas cosas: un pueblo tiene derechos que deben ser reconocidos, como a la autodeterminación, al libre movimiento, a tener sus universidades y a elegir de qué forma gobernarse.
Es verdad que tenemos problemas en la sociedad palestina, como grupos que no están a favor de la paz. No compartimos las ideas ni la manera de pensar de grupos como Hamas, aunque son parte de la sociedad palestina. Sin embargo, quien decide hoy por los palestinos es Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, por lo que es la contraparte fiel para la paz. El presidente Abbas ha expresado claramente su disposición a la paz y el tipo de paz que queremos. Tenemos que aprovechar el momento: hay un gobierno estadounidense que dice claramente querer resolver el problema.
Por otra parte, estamos los dos pueblos sufriendo, de formas distintas, una ocupación de cincuenta años. Los israelíes también están pagando el precio de su propia ocupación: en soldados que mueren, civiles atacados con cuchillos o enfrentamientos con Gaza, además de una pérdida económica considerable para mantener un ejército en los checkpoints, aldeas y ciudades palestinas. Ese dinero podría ser utilizado para el desarrollo en Israel, en educación, salud o infraestructura. Además, los soldados que ejercen violentamente la ocupación con los palestinos adquieren con el paso del tiempo estas características violentas y las trasladarán a la sociedad israelí.
No sabemos cómo o cuándo nos afectarán los sucesos de la región, como la disputa entre Arabia Saudita y Qatar o los conflictos en Libia, Irak y Siria. Países históricos se están desmantelando. El terrorismo es una amenaza para todos y no sabemos cómo nos puede afectar a los israelíes y palestinos que queremos una convivencia en paz de un Estado palestino con un Estado de Israel. Quién sabe, tal vez en 15 o 20 años podamos declarar un Estado único para los dos pueblos.
Cualquiera interesado en ver la realidad sabe que hoy existe coordinación entre las fuerzas de seguridad israelíes y palestinas que han impedido una gran cantidad de operaciones terroristas en Israel. Colaboramos a pesar de la actividad del ejército israelí en los territorios ocupados.
Creo que los palestinos podemos hablar con todos, incluyendo las comunidades judías de la Diáspora que pueden tener una visión distinta al gobierno israelí. Queremos que apoyen a Israel y que continúen enviando dinero a Israel, pero este dinero puede llegar condicionado a que no sea utilizado en los territorios ocupados o para matar palestinos, sino que se use para desarrollar el país. Queremos un Israel más desarrollado, más estable y más seguro que en la actualidad, pero que respete nuestra identidad y nuestro derecho a un Estado en una porción pequeña y dividida del territorio de la Palestina histórica, que es Gaza y Cisjordania. Son apenas 6.000 kilómetros cuadrados para una población similar en número a la población de Israel. Si nos cierran las puertas hacia este objetivo, entraremos por la ventana, pero por vías legales, buscando apoyo en el corazón de cada israelí que quiera la paz, y lo lograremos.