Repetir una y otra vez la misma acción y esperar resultados diferentes es la definición de insanidad, de acuerdo a Albert Einstein. En pocas situaciones esta cita es más relevante que al analizar la realidad israelí. Esta sociedad, que fue soñada para ser un modelo de progreso, humanismo y moral, debe dedicar gran parte del tiempo y del esfuerzo de sus miembros a la infinidad de conflictos –internos y externos– que la aquejan. Y como sucede en muchos casos similares, ante tal enormidad de desafíos las reacciones suelen ser principalmente dos: sentirse diminuto e incapaz de generar cambio alguno, escapándose a vivir la vida de la mejor manera posible sin pensar en los problemas a nuestro alrededor; o escoger un camino ideológico convenciéndose de que traerá la solución deseada e insistir incansablemente en imponerlo a pesar de las dificultades o los obstáculos que encontremos. Ambas direcciones son muy problemáticas, ya que nos llevan a la parálisis mientras que los problemas reales siguen creciendo y acumulandose.
Frente a estas dos opciones, existe una nueva alternativa. Basada en una disciplina multi-facética que se ha venido desarrollando tanto en las universidades como en la práctica en distintos puntos del planeta, esta alternativa propone lograr resultados justos y sustentables a los conflictos por medio de cambiar algunas de las concepciones básicas con las que solemos referirnos a los mismos. Primero y principal, debemos discernir entre el conflicto en sí y el uso de la violencia –ya sea por parte de uno o de todos los participantes en cierto conflicto– para lograr imponer objetivos. Esta diferenciación nos permite ver que los conflictos pueden ser una gran fuente de creatividad y de progreso, y empujarnos a buscar nuevas soluciones y a cambiar realidades que consideramos problemáticas o injustas.
La segunda concepción que hay que renovar es la que centra el foco de interés en los objetivos, o incluso en las estrategias, de los participantes de un conflicto. Por debajo de las acciones existen los intereses, y debajo de éstos, encontraremos las Necesidades Humanas Básicas. Estas necesidades básicas son universales y transcienden toda ideología, identidad o interés. Por lo tanto, si logramos comprender qué necesidad básica está siendo insatisfecha a los ojos de cada una de las partes de cierto conflicto, podremos avanzar a la tercera concepción que debemos reveer: romper la falsa dicotomía existente entre la victoria/derrota total o la transigencia en la cual «todos perdemos, pero podemos salir adelante». Frente a estas opciones, existe la posibilidad de encontrar ideas creativas, transcendentes, que otorguen a cada una de las partes respuestas centradas en satisfacer las necesidades básicas profundas y no ya los objetivos superficiales.
La transformación de conflictos por medio del diálogo
Hace seis años, un grupo de activistas y académicos en Israel hemos establecido la ONG «Etgar». Nuestro objetivo es contribuir a la reducción de la violencia recurrente en la sociedad Israelí, empleando para lograrlo los elementos de análisis y trabajo de esta nueva disciplina, denominada «Transformación de Conflictos».
En nuestro accionar conducimos procesos de diálogo con distintos grupos, proveemos a activistas con herramientas transformadoras y generamos análisis innovadores sobre los distintos aspectos de la realidad. El poner en práctica los principios de esta disciplina nos lleva a iluminar puntos ciegos que al ser ignorados llevan a adoptar premisas que parecieran ser totalmente lógicas y sensibles, aunque resultan imposibles de implementarse. En lugar de resignarnos frente a los obstáculos o, peor aún, endilgarle al adversario cualidades perversas, la alternativa de transformación de conflictos nos lleva a revisar y en ciertos casos reconsiderar, aquellas premisas tan aceptadas que ya se han convertido en invisibles para la mayoría de nosotros.
Como ejemplos del trabajo de Etgar en los últimos años podemos citar el haber desarrollado un proto-paradigma alternativo respecto al conflicto israelo-palestino, enfocándonos en las distintas reacciones negativas a la fórmula universalmente considerada que traerá la paz entre ambos pueblos. Nuestra propuesta incluye elementos que podrían llevar a una dinámica de retroalimentación positiva entre los dos Estados en lugar de la dinámica de sospechas, amenazas y sanciones que muy probablemente se desarrolle, de implementarse esta solución en las condiciones actuales, y que por lo tanto debilitan el interés de políticos de ambos pueblos a finalizar el interminable proceso de paz.
En el plano interno, en relación a las tensiones entre judíos religiosos y judíos laicos, estamos en pleno proceso de desarrollar una visión integradora respecto al significado de ejecutar la soberanía judía sin perder el compromiso con los valores humanistas y democráticos. Como último ejemplo, en un plano mas general, hemos desarrollado un proceso de trabajo metodológico que permite transformar perspectivas antagónicas en perspectivas conciliadoras. Esta metodología está siendo presentada tanto a maestros de escuela, enseñandoles a manejar discusiones delicadas en el aula, como a activistas que desean generar diálogo con quienes están en desacuerdo con sus posiciones.
No importa cuál es el conflicto que nos parezca más urgente o más importante –hay de todos los gustos, sabores y tamaños-. No importa cuál sea nuestra posición ideológica o nuestros valores. Ignorar la realidad que nos rodea, ya sea de manera total o parcial, sólo nos llevará a aumentar el sufrimiento. Si recordamos que a pesar de nuestras diferencias, ideales, dolores y decepciones, todos somos seres humanos y si estamos dispuestos a esforzarnos en conseguir soluciones sustentables a largo plazo, todo conflicto es transformable. No depende de que llegue un líder iluminado ni que las constelaciones se alineen de la manera adecuada. Cada uno y cada una, de manera individual y grupal, puede contribuir a cambiar el rumbo de la historia. No será simple ni rápido, pero con la actitud adecuada y los métodos idóneos es definitivamente posible.
* Fundador y Director-General Conjunto de Etgar
Mail: mario@challenge.org.il