La sociedad israelí no es un lugar amorfo; el primer ministro es el que tiene la responsabilidad final por el estado en que ésta se encuentra. Él mismo demoniza a las minorías de su país. Es él, el que ha confiado la educación de los niños israelíes a un partido político (el derechista HaBayit HaYehudi) que cree que la afirmación bíblica de «pueblo elegido» justifica el pisoteo de la dignidad y los derechos básicos de millones de otras personas. Por lo tanto, las palabras de Golán podrían ser interpretadas como una flecha dirigida al primer ministro Benjamin Netanyahu. No es de extrañar que Netanyahu afirmara que las observaciones de Golán eran «fundamentalmente incorrectas».
No obstante, las analogías históricas no son competencia de los generales, ni jurisdicción de los políticos. Para examinar si el Israel de 2016 es una reminiscencia de la década de 1930 en Europa, o si la asociación carece en realidad de fundamento, Al-Monitor buscó la ayuda del profesor Zeev Sternhell, ex Jefe del Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Es difícil encontrar una mayor autoridad para arbitrar el tormentoso debate desatado por Golan.
El fascismo es el tema central en la biografía personal y profesional de Sternhell. La familia polaca de Sternhell fue asesinada por los nazis. Vivió en la clandestinidad hasta que fue llevado a Francia en un tren lleno de niños por la Cruz Roja. En 1951, a la edad de 16 años, emigró a Israel, solo. Sirvió como oficial en todas las guerras, desde la campaña de 1956 en la península de Sinaí hasta la primera guerra del Líbano en 1982. En el 2008, fue herido por un artefacto explosivo colocado en la entrada de su casa por un activista radical derechista.
El libro de Sternhell «El nacimiento de la ideología fascista» ha sido traducido a siete idiomas. Al serle concedido el Premio Israel 2008 en Ciencias Políticas, los jueces dijeron que sus estudios habían dado lugar a un cambio significativo en la comunidad científica respecto al concepto de los movimientos ideológicos en general, y a los radicalizados en particular. «Las cosas que dice, incluso cuando su tono es crítico, se derivan de un profundo compromiso con el Estado y la sociedad en Israel», agregaron los jueces. Las palabras del panel pudieron haber sido una velada referencia a sus comentarios publicados hace 18 años en el ahora no existente periódico Davar: «Sólo alguien dispuesto a aplastar con tanques (el asentamiento en Cisjordania) Ofra, será capaz de detener el flujo fascista que amenaza con ahogar la democracia israelí”. En abril, Sternhell fue elegido miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. En la entrevista, Sternhell presenta a la sociedad israelí un pronóstico apocalíptico tal como la cancelación de las elecciones en Israel. La historia nos enseña que a menudo lo que hoy parece como un apocalipsis más tarde se convierte en realidad.
«Golan tenía razón en cada palabra que pronunció,» dijo Sternhell al inicio de nuestra conversación. «En el comienzo del siglo anterior, el antisemitismo sirvió como xenofobia. Hoy en día, el odio hacia el otro cumple el mismo rol para la derecha judía radicalizada en Israel. El fascismo comenzó a desarrollarse como una manifestación extremista de la violación de los valores universales y éticos de la Ilustración y su expresión política: el liberalismo, la democracia y los derechos humanos. En opinión de la derecha israelí radicalizada -el partido HaBayit HaYehudi, el ala extremista del Likud, Yisrael Beitenu de Avigdor Liberman y su gente–, la adhesión a los valores de la Ilustración es pueril. Por lo tanto, odiar a los árabes y abusar de los extranjeros y refugiados es permisible.
«La derecha considera a la democracia liberal como una postura peligrosa para las personas y el Estado y es por eso que se esfuerza en debilitarla. Para ellos, el nacionalismo es una manifestación natural, mientras que la ciudadanía es artificial y por lo tanto ésta puede ser revocada. Eso es lo que hizo la Francia de Vichy en la década de 1940 cuando adoptó las leyes raciales y revocó la situación de igualdad civil de los judíos, incluso de aquellos cuyos abuelos nacieron en Francia y lucharon en sus guerras”.
Seguidamente, el texto completo de la entrevista:
Al-Monitor: ¿Estamos al borde del fascismo o ya estamos tal vez ahí?
Sternhell: Se trata de un proceso gradual. Aún tenemos que cruzar la línea roja, pero estamos peligrosamente cerca. Estamos a la altura de un proceso de erosión de los valores liberales en los que se basa nuestra sociedad. Aquellos que consideran a los valores liberales como un peligro para la nación, la patria y el Estado judío son los que están actualmente en el poder. Ellos están tratando de deslegitimar a la izquierda y a cualquiera que no comparta la opinión de que la conquista del territorio y la instalación en él mediante el uso de la fuerza son las bases fundamentales del sionismo. Es por eso que, según su criterio, los valores universales y los derechos universales son enemigos del Estado.
Al-Monitor: ¿Cuál es la importancia de este proceso?
Sternhell: Para las personas como Naftali Bennett, ministro de Educación, y Ayelet Shaked, la ministro de Justicia (ambos de HaBayit HaYehudi), la democracia es el gobierno de la mayoría. El siguiente paso es que es el gobierno de la mayoría judía, ya que los árabes no pertenecen a la nación judía, sino más bien a un cuerpo artificial conocido como «una comunidad de ciudadanos» que no tiene derecho a determinar cuestiones existenciales. Después de eso, las elecciones pueden ser eliminadas por completo, ya que estamos en un constante estado de emergencia. La derecha israelí opera atemorizando a los que no piensan como ella. Prestando atención a lo que dijo el ministro Yuval Steinitz, nos enteramos que si los comentarios del jefe de estado mayor hubieran sido hechos por un coronel, él habría sido expulsado del ejército.
Los que niegan la Ilustración de los últimos 250 años se oponen a la idea de que en cualquier momento y en cualquier lugar, en virtud de su propio ser, el hombre es una criatura cognitiva; por tal motivo es una criatura libre e igual a todos los demás seres humanos. Ya en la segunda mitad del siglo XVIII, hubo quienes afirmaban que los únicos derechos reales son los derechos históricos. La derecha política judía afirma que nuestra propiedad del territorio se define en términos históricos exclusivos y es por eso que los palestinos no tienen derechos democráticos.
Al-Monitor: ¿Le han sorprendido los resultados de la encuesta del periódico Israel Hayom que indican que el 59% de los jóvenes israelíes judíos se identifican con la derecha?
Sternhell: Este es un resultado natural por el crecimiento demográfico de los diferentes grupos ortodoxos y la educación chauvinista proporcionada por el sistema escolar. Estoy sorprendido de que la cifra de los que se identifican con la derecha no sea más alta , dado el clima general reinante en Israel, la naturalidad asumida por la situación colonial, el pisoteo incuestionable de los derechos palestinos y la postura del ejército estando a entera disposición de los colonos.
Al-Monitor: Dadas las posiciones adoptadas por el Partido Laborista y su posible decisión de unirse al gobierno derechista, ¿hay algún futuro para la izquierda israelí?
Sternhell: Desde que la derecha llegó al poder en 1977, el ala izquierda del Partido Laborista –la izquierda conformista- ha estado siguiendo los pasos de la derecha con el fin de no quedar «desconectada del pueblo.» La tendencia hacia la derecha es cada vez más pronunciada. El establishment de la izquierda -que es más de centro que de izquierda- no siente temor por la ocupación y los asentamientos, y también piensa que no existe solución al conflicto. En términos de una estrategia nacional global, el partido Laborista está cerca de Netanyahu y no tendrá ningún problema en unirse a su gobierno. Esto conducirá a un colapso moral y también acelerará la desaparición de la izquierda.
Al-Monitor: Ante la falta de presión interna, ¿puede la presión extranjera detener la ocupación y el florecimiento de las tendencias nacionalistas que la apoyan?
Sternhell: Una fuerte presión internacional puede tener un efecto positivo en las negociaciones con los palestinos y evitar el desastre de un estado binacional, pero no en detener las tendencias destructivas en la sociedad israelí. Esto sólo puede ser hecho por la propia sociedad israelí.
Al-Monitor: ¿El creciente poder de la derecha en toda Europa y el ascenso del candidato presidencial republicano, Donald Trump, indican que el fascismo se está desplazando al centro del escenario?
Sternhell: No hay ninguna razón metodológica en suponer que el fascismo y el nazismo pertenecen a la época entre las dos guerras mundiales y fueron sepultados para siempre en 1945. Estos fenómenos son parte de la cultura occidental y podrían resurgir, sobre todo en tiempos de crisis. La economía neoliberal y la globalización dañan a los trabajadores asalariados en Occidente y las olas de inmigración están amenazando a la exclusiva cultura de la sociedad europea. Trump demuestra una vez más que cualquier cosa puede suceder en cualquier lugar, y que todo el mundo es capaz de todo.
Las estructuras ideológicas centrales del fascismo son evidentes para cualquiera que desee verlas. En el siglo pasado, los movimientos fascistas expresaban sus posturas abierta y enérgicamente. Hoy en día, aquellos que desafían los valores liberales básicos y tratan de eliminarlos, ocultan sus posiciones. Es por eso que debemos deducir una cosa de otra y activar nuestra imaginación para identificar las amenazas.
Fuente: Al-Monitor – 10/5/2016 – Traducción: Israel Laubstein