La política de Lohana desobedece no separando la teoría del territorio,
la fiesta del piquete, la mediación y la alianza táctica, Rosa Luxemburgo
de la Difunta Correa, oponiendo a la obediencia, la crítica y la invención.
La prueba del cuadro es la plaza. Por eso la voz de Lohana es
la inscripción en su cuerpo de su lucha.
María Moreno
Se nos fue al inicio del shabbat, el pasado 5 de febrero, una de las fundamentales del movimiento por los derechos del colectivo trans (travestis y transexuales). Aunque esa etiqueta, tributando a la verdad, le queda corta pues Lohana Berkins cruzó las barreras del activismo LGBT para adentrarse en otras luchas: en las del feminismo, en la de los derechos humanos, en la de los estudiantes y trabajadores. Cumplió a rajatablas lo que Herman Schiller, pionero del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, le dijera a Carlos Jáuregui, figura clave del incipiente movimiento gay argentino en los años 80´: “Los homosexuales deben dejar de asumir formas vergonzantes, evitar la tentación de abroquelarse en guetos. Es necesario sentir orgullo de la propia identidad para salir a pelear por sus derechos”.
Atravesada por su tiempo, Lohana se fogueó al calor de los años de la pos-dictadura. Las redadas de la División de Moralidad de la Policía Federal bajo la aplicación del represivo inciso 2º H –escándalo en la vía pública – permanecieron inalterables. Una primavera que no fue tal para el colectivo trans dada la continuidad de los edictos y códigos contravencionales, que criminalizaban las identidades y expresiones de género que se resistían al binarismo genérico -las travestis-. En la jerga policial, muy lejos de cualquier perspectiva de género, eran aquellas personas que “vestían o se disfrazaban con ropas del sexo contrario”. A pesar de las promesas de bienestar, la democracia alfonsinista no dio otra respuesta más que la continuidad de los soportes administrativos que habilitaron el abuso, la persecución y la represión policial sobre el colectivo trans.
Ni siquiera la CONADEP pudo salvar la memoria de aquellas personas perseguidas en los años de plomo por su orientación sexual y/o identidad de género. Según expresó el rabino Marshall Meyer —miembro de la Comisión —, si bien no habría sido el motivo principal de la desaparición o castigo, la homosexualidad o el travestismo de la víctima era razón suficiente para mayores sañas. Además, se habrían hallado listas de detenidos donde al costado de algunos nombres se señalaba si se trataba de un “puto” o de un “judío”.
Hacia 1994, Lohana fundó la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT), que recién obtendría su personería jurídica en 2006 a través de un fallo de la Corte Suprema de Justicia. El fallo implicó un vuelco histórico en la jurisprudencia dado que años atrás la misma Corte le había negado el reconocimiento a la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) con el argumento de que su objeto social era “contrario al bien común”.
A diferencia de la mayoría de las personas trans, Lohana logró salir del circuito de la prostitución convirtiéndose en una referente del abolicionismo. Como manifestaba en una entrevista publicada La Nación blogs en agosto de 2011: “La sociedad genera un pánico general sobre nuestra sexualidad y nuestras identidades pues en el imaginario colectivo somos agresivas, ladronas, sidosas, escandalosas, exhibicionistas. Toda una batería de cuestiones negativas que están sobre nosotras. Entonces, ¿qué pasa con nosotras? La sociedad, perversamente, ha generado un rol de que las personas travas sólo pueden prostituirse. No se piensa en nosotras en términos de políticas públicas, sino en términos de zonas rojas”.
Con el respaldo de militantes del Partido Comunista –al que siempre consideró su escuela política– pudo ingresar, a principios del 2000, a trabajar en la Legislatura porteña como asesora en el despacho de Patricio Echegaray. Más tarde, asumió responsabilidades en la Defensoría del Pueblo, junto a Diana Maffia, desde donde denunciaron las torturas que aún padecen las personas trans en situación de cárcel. Y, desde el año 2013 estuvo al frente de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual, en el marco del Consejo de la Magistratura de la Ciudad.
Cabe destacar que desde ALITT, Lohana fundó en el partido de Avellaneda la Cooperativa de Trabajo “Nadia Echazú”, la primera en su tipo, que tiene como fin brindar capacitación y empleo a personas trans para generar una inserción socio-laboral alternativa a la prostitución.
Paralelamente, llevó adelante múltiples intervenciones en el mundo académico y fue la compiladora de dos libros que testimonian la violencia y la discriminación hacia su comunidad en Argentina: “La gesta del nombre propio” y “Cumbia, copeteo y lágrimas”. Fue una irreverente despampanante cuando en su paso por Harvard señaló: “Con todo respeto, yo no soy Rigoberta Menchú, yo no vengo sólo a hablar de cuán víctimas somos las personas trans en Argentina. Yo no vengo a esta universidad a dar testimonio, yo vengo a discutir teoría”. Lohana jamás se encasilló como objeto de estudio, en un rol pasivo, ella era la docente y la investigadora.
Su labor por la visibilidad y la defensa de los derechos de las personas trans tuvo, entre otros frutos, la sanción de la Ley de Identidad de Género en el año 2012 que contó con un apoyo masivo y multipartidario. El Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, una alianza conformada en 2010 que nucleaba diversas organizaciones, tuvo un rol fundamental en el diseño y sanción de la normativa que habilita a las personas trans a acceder a la rectificación de sus documentos de identidad así como la garantía de acceso integral a la salud.
Tras un velorio multitudinario, al son de la cumbia y la Internacional, sus restos fueron trasladados a su Salta natal. En su última misiva, estando ya hospitalizada, nos advierte: “El tiempo de la revolución es ahora, porque a la cárcel no volvemos nunca más. Estoy convencida de que el motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo. Todos los golpes y el desprecio que sufrí, no se comparan con el amor infinito que me rodea en estos momentos. Furia Travesti Siempre”.
* Lic. en Ciencia Política (UBA). Activista de Meretz.