Las andanzas de este complejo personaje bien podrían convertirse en un thriller repleto de amor, traición y muertes. Aprendió a hablar hebreo, y su mimetización llegó a tal punto que fue dirigente de instituciones judías, se movió por los pasillos de la Embajada de Israel y hasta se casó con una mujer que trabajó de secretaria en distintas organizaciones comunitarias. Iosi llegó a entregar los planos de la histórica sede de la AMIA a sus superiores, antes del atentado del 18 de julio de 1994, hecho que lo puso en la mira como sospechoso de haber colaborado con la operación.
Esa locura, y la reivindicación amorosa hacia quien era su esposa, lo expuso ante su propia conciencia y lo llevó a confesar su verdad. Fue así que este espía-enemigo dado la vuelta, tras conocer a los judíos decidió defenderlos y que ahora, como testigo protegido de la Causa AMIA, permanece escondido una nueva identidad en algún lugar del país.
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